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Canadá Canadá · Montreal
Críticas de hpbordon
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Críticas 175
Críticas ordenadas por utilidad
5
10 de octubre de 2010
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se ha hablado mucho de León de Aranoa en el cine español de los últimos años. Desde que debutara con 'Familia' en 1996, ha conseguido poner encima de la mesa un estilo bien definido. Sin llegar a establecer juicios de moral en las historias que cuenta, siempre ha sabido fijar su sello del compromiso social con ciertos límites. Lo que le ha permitido ganarse a la crítica y al público, pese a arrastrar en muchas ocasiones con la etiqueta de abanderado del - a veces denostado- cine social español.

En 'Amador' no hay nada que reprochar a su autor y director en cuanto a sus principios como cineasta. El principal problema que se le puede achacar se trata más bien del guión que plasma en pantalla. El planteamiento que nos ofrece es muy arriesgado respecto a los hechos que derivan de tan atrevida propuesta. Hace unas semanas ya comentaba a raíz del estreno de 'Todo lo que tú quieras' de Achero Mañas que una proposición tan osada no tenía las cartas a su favor para llegar a buen puerto. El caso de la cinta de Aranoa no es tan extremo como el de Mañas pero sí se puede decir que el director de 'Los lunes al sol' se mete en un berenjenal del que le es difícil escapar.

Magaly Solier, cuyas credenciales ya conocimos de sobra en 'La teta asustada', interpreta perfectamente a Marcela, una joven inmigrante que atraviesa momentos difíciles en España junto a su pareja. La muchacha encuentra trabajo cuidando del anciano Amador y la cinta va desarrollándose con soltura. Permanecen esos tintes de comedia siempre presentes en el cine de Aranoa, que permiten desahogar el clima dramático. Lo que ocurre es que hay un punto de inflexión en la trama, a partir de la terrible (y más que discutible) decisión que toma la protagonista. Esa invitación que se hace continuamente al espectador para identificarse con semejante conducta imprudente no es del todo efectiva.

A pesar de mantener las constantes del cine que le encumbró, la última película de Fernando León de Aranoa no queda nada bien resuelta. Deja la sensación de que se queda en idea. Una idea que no llega a cuajar. Especialmente, debido a su sorprendente y precipitado desenlace, más para salir del paso que con el ánimo de ofrecer una buena recompensa a todo el trabajo realizado hasta el momento. Casi mejor así que hacer realmente balance de la moraleja que se plantea. Bien es cierto que son tiempos de crisis y muchas personas están pasando por malos momentos. Pero de ahí a proponer tal insensata salida es, por lo pronto, descabellado.

Por eso, uno empieza a plantearse ante estas películas que vienen de autores que firman ellos mismos sus guiones en solitario, si no será mejor buscar un trabajo en equipo a la hora de poner en marcha este tipo de proyectos. Se aferran a la autoría de sus obras, olvidando que corren el riesgo de que la avaricia rompa el saco.
hpbordon
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3
17 de agosto de 2009
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de varios años comentando en silencio las más que discutibles críticas y comentarios de la revista “Cinemanía”, el hecho de ver semejante comentario en la web sobre la película “Vorvik” por parte de una empleada de dicha revista, ha sido la gota que ha colmado el vaso para reivindicar mi disconformidad con ese medio, en particular, y con otras revistas de cine, en general.
Viene siendo habitual ver en los carteles de las películas más taquilleras comentarios y frases cortas de estas revistas del tipo “Obra maestra”, “Impresionante”, etc... en películas verdaderamente pobres, u otorgarlas cuatro o cinco estrellas, cuando los críticos de los principales diarios de información general las están poniendo a caldo gracias a una mayor independencia o mejor gusto o que realmente han visto la película.
Pero esto no queda ahí: estos comentarios injustificados y desproporcionados por parte de las revistas cinematográficas, en mi parecer, han ido trayendo un efecto muy negativo hacia la crítica de cine en nuestro país y hace que ésta -por muy necesaria que sea para el desarrollo del cine como producción artística- sea vista por demasiadas personas como un simple escaparate comercial para los estrenos de la cartelera.
He ahí mi disconformidad: no se puede incluir a toda la crítica de cine en un mismo saco, y estaría bien en comenzar a hacer una distinción entre la crítica que fomenta conocimientos, dictámenes y moral sobre cine, y la que se ha convertido en una herramienta más del marketing de la industria cinematográfica.

En cuanto a “Vorvik”, es una película floja desde su inicio. La trama, además de que parece estar sacada de un serial, discurre de forma improvisada por completo, y cae en el principal error en el que puede incurrir este tipo de película: que los acontecimientos que se van sucediendo, en lugar de ser propios de una cinta criminal, más bien se ajustan a lo que parece ser ya un subgénero dentro del cine de intriga en el que aparecen rostros conocidos de la televisión: el “thriller de enredo”.
hpbordon
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7
2 de junio de 2010
33 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Copie conforme” es la primera incursión en Europa del director iraní Abbas Kiarostami. Y lo ha hecho en medio de La Toscana italiana, con pocos personajes, como a él le gusta. Muchos llevaban años esperando a que Kiarostami volviera al largometraje de ficción con fuerza, y desde luego que ahora ha vuelto a convencer.
Y lo ha hecho mediante una “copie conforme” del “Viaggio en Italia” (“Te querré siempre" en España – ¡maldita sea con las traducciones de los títulos! –) de Rossellini. No me dio tiempo a percibirlo por mí mismo, porque se ha hablado del tema nada más escuchar un comentario sobre la película. Y es que es evidente el parecido: una pareja adulta, más bien ya madura, de extranjeros en Italia. En este caso no es el viaje de un matrimonio, sino el encuentro entre un escritor y una –digamos– madre de lo más atractivo, lo que da pie a esta historia.
Se puede decir que el eslogan de la película, al igual que el del libro que presenta el escritor inglés James Miller, encarnado por William Shimell, es el de “una buena copia vale más que el original”. Y, desde luego, puede haber suficientes motivos para considerar a la película de Kiarostami incluso por encima de la de Rossellini.
A su vez, la película no se centra únicamente en esa reflexión que se nos presenta en la primera mitad del metraje, que puede ser más bien la de una comedia sentimental americana, con algunos momentos muy lúcidos y con otros más inoportunos.
Pero hay un momento clave en la cinta, que viene de una simple observación de un personaje extra, de una mujer de pueblo, y que trastoca el curso del relato profundamente. A partir de ahí todo cambia. Tanto para la pareja protagonista, como para el espectador. Se trata de un salto tan brusco que llega al punto de giro narrativo, comparable al de “Mulholland drive” de David Lynch.
Y para mayor desconcierto, Juliette Binoche. Su personaje cambia radicalmente: juega, disimula, ríe y llora. Está inmensa, y está bien merecida su recompensa a la mejor actriz en Cannes.
Todo se convierte en un paseo continuo (con cameo de Jean-Claude Carrière incluido), que no es más que un juego, en el que la clave está en saber en qué parte del relato se encuentra.
hpbordon
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7
13 de diciembre de 2010
19 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que ya va siendo hora de que asumamos que en el cine español hay hueco para cineastas sensibles, nostálgicos y culturetas sin que sea necesario ponerles la etiqueta de "afrancesados". Tengan claro que si un director inglés, americano o indio parte con los referentes de Éric Rohmer y François Truffaut, será apreciado por ser un cinéfilo, un cahierista o un nouvelle vaguero, pero raramente se le considerará al margen de la cinematografía nacional. El caso de la ópera prima de Jonás Trueba, 'Todas las canciones hablan de mí', es un buen ejemplo a tener en cuenta en ese sentido. Este debutante de 29 años lleva mamando del cine desde el día en que nació, pues su padre es Fernando Trueba. Y aunque tampoco necesite esconderlo, ahora ha sabido distanciarse hábilmente. Empezó como guionista junto a Víctor García León (hijo de José Luis García Sánchez, todo sea dicho y todo quede en familia) con las originales aunque absurdas 'Más pena que gloria' (2001) y 'Vete de mí' (2006), y más tarde junto a su padre y Antonio Skármeta en la adaptación de la insatisfactoria 'El baile de la victoria' (2009). Dirigió un corto en 2000, 'Cero en conciencia' (¿la sombra de Jean Vigo estaba por ahí?). Y nada despreciable, por cierto, su blog sobre cine 'El viento sople donde quiere' en elmundo.es. Pero claro, su primer largo ya es otra cosa, y aunque pueda haber motivos para darle palos por los cuatro costados, el resultado no es que sea convincente, es que es enormemente satisfactorio.

Si digo que hay motivos para desmontar las pretensiones de Jonás Trueba, es porque la propuesta es muy personal y no poco atrevida (se juntan sin reparos melancolía, poesía, matrimonios de conveniencia, amistad, sexualidad…). Pero más que eso, yo diría que la película es, fundamentalmente, sincera. Cada día cuesta más ver películas que destaquen por pertenecer verdaderamente a su autor, con las cinco letras que tiene la palabra: a-u-t-o-r. Y sí, se le podrán achacar muchos detalles a la película, pero 'Todas las canciones hablan de mí' es una película de Jonás Trueba –aunque firme el guión junto a un colega– y jamás lo podría ser de ningún otro. Dato importante. Tiene la valentía de narrarnos con su propia voz en off la película, algo que puede ser discutible. Pero, ¿por qué no?, ¿quién mejor que él para hacerlo? Si se veía con ganas, adelante.

(continúa en el spoiler por falta de espacio...)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
hpbordon
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6
16 de julio de 2010
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Además de catapultar al estrellato a Brigitte Bardot, el revuelo causado por la irregular ópera prima de Roger Vadim sirvió para mostrar al mundo una nueva y refrescante imagen de la juventud francesa, a través del aspecto de una joven irremediablemente atractiva, emancipada y desinhibida.
Y aunque la película se haya convertido en objeto de culto con el paso de los años, cinematográficamente no aporta grandes innovaciones que puedan incluirla, ni mucho menos, dentro del grupo de la “nouvelle vague”, por aquel entonces maldiciendo el cine de “qualité” de la época desde “Cahiers du cinéma” . Sin embargo, la agitación que produjo la cinta allá en 1956, y es reconocido por historiadores del cine (en concreto por Michel Marie en su libro “Nouvelle vague”), fue uno de los detonantes del surgimiento de una nueva imagen de la joven francesa, exportable al resto del mundo. Lo cual dio pie a una encuesta sociológica sobre los fenómenos generacionales, lanzada y popularizada por una serie de artículos de Françoise Giroud publicados en el semanario “L’Express”, en 1957. Ahí se habla de un nuevo tipo de juventud, de los futuros médicos, abogados e ingenieros y de un nuevo tipo de prensa. Entre octubre y diciembre de ese año se publicaron los resultados bajo el eslogan: « ¡La nouvelle vague llega ! », representado por el rostro de una joven que sonríe. Ésa será la primera vez que aparezca el término en los medios para referirse a un movimiento de ruptura y a la modernidad en la sociedad. Y fue a raíz de ese eslogan, que fue bien exprimido por el semanario, cómo las películas de la nueva generación de cineastas franceses que irrumpieron con fuerza en Cannes dos años después (“Los 400 golpes” e “Hiroshima, mon amour”), fueron prácticamente de primeras encasilladas con ese nombre por estar en sintonía con las tesis que se argumentaban en los artículos de “L’Express”.
Por ello, algo se le debe a la primera película de Roger Vadim de cara a la aparición, no ya sólo del término “nouvelle vague”, sino también en cuanto a los planteamientos estético generacionales que se establecieron a lo largo de los años 60’. Pese a que las instancias católicas de Lake Placid, Nueva York, se ocuparan en su día de comprar todas las entradas de los cines y de amenazar con excomulgar a quien viera la película. Si más de medio siglo después estoy hablando de todo esto, creo que no hace falta decir que los esfuerzos fueron en vano.
hpbordon
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