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Argentina Argentina · Hija no reconocida de Madonna
Críticas de Ketty Analfer D
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Críticas 587
Críticas ordenadas por utilidad
8
11 de octubre de 2013
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gilliam es un director con gran personalidad, empezó la aventura con los Monty Python y ha mantenido su personal estilo a lo largo de su carrera. Sus propuestas son conocidas tanto por su originalidad como por su capacidad de dejar perplejo al espectador. En este caso estamos ante un remake o readaptación de la fotopelícula "El muelle" (Chris Marker, 1962) pero el mencionado estilismo de Gilliam hace que se parezca más a "Brazil" (Terry Gilliam, 1985) que a la única ficción del documentalista francés.

El inglés no supera el trabajo del mediometraje en el que se basa y tampoco llega a lo que él mismo planteó en su sátira del '85. En gran parte la culpa es del guión y en segunda instancia --aunque no menor-- del humor particular que suele utilizar Gilliam.

El guión tiene varios errores, baches, cosas poco explicables y detalles que sólo se entienden si uno es un poco gafapastil. El hecho de que la doctora "reconozca" a Willis cuando se coloca el bigote y la peluca ¿? no se entiende ya que ella jamás lo había visto así antes. El personaje que lo llama Bob tampoco tiene explicación, algunos dirán que es una voz de la conciencia pero el hecho de que ella también lo vea tira esta teoría por la borda. La aparición de Brad Pitt en el sueño sólo se justifica como medio para confundir al espectador, algo que los guionistas buscan constantemente y que no entiendo por qué.

El humor gamberro de Gilliam aparece constantemente, no sólo en los diálogos o en el personaje histriónico de un avasallante y excelente Pitt sino también en detalles y planos sugerentes. De repente algunas tomas comienzan antes que los personajes entren al cuadro y mientras están enfocando cosas simplemente para hacer reír. O detalles como la mujer negra que atiende el teléfono y tiene como una docena de hijos. Son pequeños toques de humor que no aportan nada a la trama y que enchastran lo que se presupone como un film "serio". En "Brazil" era perdonable porque se trataba de una sátira pero aquí, en una película de tonalidad oscura, no tiene sentido.

Sin dudas la estética en Gilliam es uno de los puntos que siempre destacan, logra definir tres líneas temporales de forma magnífica, no sólo desde lo narrativo sino principalmente desde lo visual. Hace una alusión muy clara a "El muelle" en el vestuario de los científicos del futuro, y además un guiño muy inteligente a "Vértigo" (Alfred Hitchcock, 1958) película con la que comparte cierto parecido.

Lo mejor: la dirección de arte.
Lo peor: un humor que no se acopla a la puesta en escena del film.
Ketty Analfer D
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9
29 de junio de 2013
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Saca los trapitos al sol, como sátira del archiconocido sueño americano funciona a la perfección. Tenemos adolescentes fingiendo para que sus padres no se metan en sus vidas, matrimonios de pura apariencia, trabajadores insatisfechos siguiendo una rutina por comodidad o miedo, padres más preocupados por su carrera que por sus hijos; en definitiva personas pretendiendo ser otras por el famoso "qué dirán".

Cuando la película explota su costado cómico es hilarante pero cuando reflexiona puede ser realmente dolorosa de ver. La actitud de Spacey durante todo el metraje es bastante pedófila y moralmente retorcida, parece que está bien seducir a la chica de 17 años si es algo putona pero no si es virgen. Se llena la boca echándole la culpa a los demás por su miserable vida y le cuesta hacerse cargo de sus responsabilidades. El film también refleja esa doble moral machista al adoptar una suerte de aprobación hacia los deseos de Spacey pero condenar lo de Bening y Gallagher.

Puesta en escena de ensueño que consigue varios momentos memorables y planos que encierran metáforas, pocas veces un reparto ha rayado la excelencia en su totalidad, y el montaje de la secuencia final es perfecto.
Ketty Analfer D
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5
4 de julio de 2011
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película que puedes ver con los ojos cerrados, lo importante es escuchar lo que tiene para contar.
En definitiva la película es una denuncia a la "investigación" del "accidnte" que sufrió Diana de Gales, es una recolección de evidencias llevadas de forma sencilla a una película, para evitar las formalidades de un documental y poder tener más libertades (creo yo).
La protagonista es una periodista que se mete de lleno en el caso, para mí es un personaje poco creible pero efectivo.
Para los que no nos tragamos la declaración de la policía sobre los hechos aquí tenemos una historia que parece ser más coherente.

Lo mejor: está bien contada y fácil de entender sin tapujos.
Lo peor: sólo la miras porque la víctima es la Princesa Diana si la víctima hubiera sido ficticia no tendría demasiados atractivos.
Ketty Analfer D
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8
6 de agosto de 2014
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando veo este tipo de película lo que me sucede es que reivindico el hecho de que soy latinoamericana. Yo sé que el humor es algo universal pero hay detalles que son propios de la idiosincrasia y si bien México no es lo mismo que Argentina y hay muchas diferencias, hay mucho en común también, mucho más que lo que puedo tener en común con el humor español o el yankee -más allá de que por fuerza se me ha "pegado" por estar inundada con el mismo-. Y ser latino implica entender este humor negrísimo mexicano de una manera que estoy segura que a muchos le cuesta entender, y esto sucede porque no crecieron viendo a "El chavo del 8" que tiene mucho que ver con este film -en una versión más infantil, claro- y que tiene mucho que ver con Buñuel, y es ahí donde la genialidad se hace presente.

El film arranca generando mucha impotencia en el espectador, una impotencia culposa porque en realidad es muy horrible ese odio desmedido por una mujer cuyo "único defecto" es ser inválida, bastante histérica y tener un exceso de fe religiosa, lo cual a priori no es suficiente para que uno odie a una persona. Empero el guionista con pequeños detalles logra generar esta impotencia desmedida -más allá de que el director le dedica demasiado metraje a esta parte de la película- y unas ganas tremendas de que el protagonista actúe. Pero el marido se niega a actuar porque él es mucho más cuerdo que nosotros, de alguna manera, él va más acorde a la lógica que nosotros que ya estamos desesperados pidiendo que haga algo, que se materialice el esqueleto que el título promete.

Y es fascinante porque la comedia negra radica en eso. Siempre digo que la gracia de la comedia negra es que te haga reír de cosas que no son graciosas por naturaleza, como cuando nos reímos con los baños de sangre de Tarantino. Acá es igual pero es hasta más excesivo porque nos logra hacer reír de algo que es realmente cruel, de algo que llamativamente nos toca ver muy seguido en estos informativos amarillistas -rojistas-.

Es maravillosa porque no opta por ser reaccionaria, al contrario, hasta habla de la fe. El giro final (sin desvelarlo) es casi hitchcockiano, me refiero al plano de la botella de veneno. Y completa el círculo vicioso de que no hay crimen perfecto, pero no sólo eso, sino que de alguna manera la película nos está afirmando que efectivamente el odio culposo del principio es realmente un pecado, es realmente culposo, y lo peor, se paga.

El film es redondo, después hay detalles con el tempo narrativo y el tempo del montaje que hacen que decaiga un poco el ritmo. Pero insisto en que es una cinta que hay que ver porque es difícil encontrar cine clásico latinoamericano y más difícil aún que de entre eso que se encuentra haya algo realmente bueno, lo más conocido es Buñuel y ni siquiera es mexicano. Por eso apúntense esta peli.
Ketty Analfer D
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8
5 de agosto de 2014
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que más sorprende es la capacidad de Roger Corman para dirigir. Un tipo que en dos décadas hizo 50 películas, es decir, lo mismo que Woody Allen -uno de los más prolíficos de las últimas décadas- hizo en 50 años. Por eso la capacidad de Corman para dirigir con tan bajo presupuesto es lo que más sobresale.

Uno le puede criticar un montón de cosas a la película porque todos sabemos que Allan Poe es infilmable porque su obra funciona justamente porque es literatura y no otra cosa. Y querer llevarla al cine nos ha dejado horrores como el que protagonizó Cusack en 2012, y es ahí donde entra lo que decía de Corman como director en el párrafo anterior, que sin salirse de su cualidad de director de serie B, logra entrar en el universo Poe.

Y lo hace con uno de los más grandes, que en ese momento no era ni la mitad del mito que es hoy, hablo por supuesto de Vincent Price. Que es como el Boris Karloff moderno, o quizás el Bela Lugosi moderno; y que con Christopher Lee, cabeza a cabeza, son quizá los dos actores de terror que surgieron en esa década del sesenta, una década impagable para el género.

Price es el mejor amigo que tiene Corman, porque le da a la película la entidad que tal vez no tenía por si sola; tal vez sin Price podría parecerse más a un telefilm o a un mediometraje alargado. Sin embargo Price le da todo lo que la atmósfera necesitaba para completarse. Después el resto de los personajes van y vienen con un aporte menor, pero lo importante es que está Vincent Price y que toca el laúd, que lejos de parecer bizarro engrandece más la figura enigmática que ya de por si da su porte tan particular que encima con el vestuario del siglo XIX se engrandece aún más si cabe.

La película tiene una gran puesta en escena porque la casa es gran protagonista de la película, no sólo le da el título, sino que es la protagonista por su ausencia, porque es una casa vacía pero enorme, y además es una casa encantada, una casa de la que no conocemos mucho pero que tampoco queremos conocer demasiado.

El film arranca con un poco de lentitud, quizá hasta de más, pero la media hora final es impagable, con un montaje impresionante que le da el vértigo que quizá le faltaba a una cinta que pecaba de mucha teatralidad para ser una cinta de terror, porque el chiste del terror es mantenernos exaltados y no echando la siesta del siglo.

Hay que verla sobre todo si se es fan de Poe porque nunca vamos a verlo mejor adaptado que por Corman -tiene una colección entera-. Y sobre todo si se es fan del terror más clásico que tenía ese aroma hermoso de la ausencia del efecto especial, que acá está pero mínimamente y más dado por el montaje que por la propia tecnología, lo cual es impagable.
Ketty Analfer D
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