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Críticas de antonio lopez herraiz
Críticas 1.216
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
5 de junio de 2024
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¿No quieres caldo? ¡Pues toma, dos tazas de váter llenas! Jajajaja (si, me río de mis propias mierdas) Si por algo me hacía una ilusión especial hablar de la primera secuela de estos ñordos con colmillos era por hacer ese chiste malo a costa de su poster. Porque a fin de cuentas, ¿cómo es posible paliquear de 'Ghoulies 2' sin chotearme? No del pobre Royal Dano, haciendo justicia a su encarnación de San Pedro en 'Rey de Reyes' (1961, Nicholas Ray) para sobrevivir a los ochenta "pescando" papelitos en golosinas de terror chusquete, en este caso interpretando (creo) a un borrachuzo que trabaja en el espectáculo junto a su sobrino (Damon Martin) en una feria ambulante. Su decadencia es tan realista -ejem- que induce a la ternura gracias a una interpretación lograda estrictamente por pura profesionalidad, supongo.
Albert Band toma las riendas del carromato con sustanciosas mejoras en las marionetas diseñadas por John Carl Buechler, con un afinado olfato para sacar petróleo de los infinitos recursos que ofrece un sitio infestado de domingueros pidiendo a gritos salir escaldados del tiovivo, coches de choque y casas del terror (por descontado) aprovechando las posibilidades de destrucción que semejante antro a la intemperie de diversión en familia reporta a un puñado de duendes sin nada que perder y muchos panolis a los que amargar en atracciones "inofensivas".
Monstruos canijos en un festín de alcohol, jacuzzis de ácido, péndulos de tortura, algodón de azúcar, varios masters en sobreactuación, mujeres barbudas, bailarinas del vientre, magreos, el stuntman Romano Puppo de forzudo -no doblando a otros- y cuartos de baño que esconden sorpresas desagradables.
Supera a la primera como 'Aliens', 'Terminator 2' o 'El Padrino Parte 2'.
antonio lopez herraiz
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6
4 de junio de 2024
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A Frank Grillo no le andes pidiendo experimentos. Sí, de uvas a peras, papelitos en sagas multimillonarias de Marvel, o participaciones inútiles sin mover un músculo en las comedias de acción de Ryan Reynolds aunque no sepa qué pinta él ahí o, ¡sorpresa! algún éxito en salas de cine como protagonista bregándose con Gerard Butler. Pero por lo general lo suyo es, y esto lo digo en sentido literal, estirar las piernas y calentar los nudillos en los mejores servicios de streaming o en el más cercano (con los cines y los videoclubes se decía así, ¿no?)
Como es de rigor, hay invitados de postín venidos a menos y a por lo que pillen (con Frank Grillo ha caído hasta Mel Gibson, ojo) a uno y otro lado de la ley, plantándose enfrente de Jaime King con placa (y la misma peluca que te pusiste para imitar el gag de Encarna y las empanadillas en una representación de fin de curso) o Dermot Mulroney derrochando flow con nocturnidad y alevosía gangsteril.
Y ya puedes imaginar que Mekhi Phifer y Scott Adkins están para las mismas labores físicas, sudorosas y estresantes que la estrella del corral con un tupé que desafía a la gravedad. Adkins mucho menos de lo que me gustaría, pero es lo que hay.
Traumas de guerra, peleas de bar que serán clandestinas si te pilla un buen ojeador, agentes de la ley buenos y no tan buenos y tipos abiertamente chungos (se les distingue rápido porque suelen llevar gafas de sol de noche y se visten como el gerente de un prostíbulo)
En los 70 Chuck Norris hizo alguna suelta de luchadores que se meten accidentalmente a héroes de la ley contra entramados mafiosos. En los 80 y 90 Van Damme mantenía viva la charanga, y de hecho esta 'Luces Fuera' es practicamente un remake de 'Lionheart' (1990, Sheldon Lettich).
Frank Grillo tampoco le ha hecho nunca ascos a repetirse, ni siquiera en 2024, y sigue haciéndolo sin despeinarse. Eso último es doblemente meritorio, más ahora que Tania Llasera ya no es su competencia para adornar los catálogos de las peluquerías con el mismo look.
Dirige Christian Sesma, un videogurú del plomo y la manguzá a mano abierta por cuyo aro ya han pasado desde Jason Mewes, Luke Goss o Quinton "Rampage"Jackson hasta Mickey Rourke, Richard Dreyfuss o Corin Nemec.
Anda entra, que te vas a divertir. Aquí no hay peleas con CGI, lo único artificial es el tinte de pelo de Grillo.
antonio lopez herraiz
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8
3 de junio de 2024
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Poquita broma con esto, porque acababan de juntarse el pan con la mantequilla, el director más prolífico en la carrera de Adam Sandler y, le pese a quien le pese, un gigante de la comedia estadounidense que ya había colocado una inerosionable piedra del género con 'Problem Child' -aquí la conocimos como 'Este chico es un demonio'.
Sandler sabe dónde está su marca -no la de actuar, eso se la bufa, e interpreta sobre la marcha- sino del héroe de buen corazón y atolondrado al que, cual Clouseau de romcom embutido en bermudas, la suerte le esquiva hasta que decide dejar de hacerlo para hacer rabiar a sus adversarios demasiado "adultos" de corazón: Christopher McDonald lleva escrito en la frente "bordo a tipos guapetes con mala sombra en comedias gamberras".
Como todos sus héroes tocados por la luz de un Capra a lo tontaina, a Happy no se le ocurre otro modo mejor de salir del hoyo sentimental del abandono de su novia -no importa, conoce a Julie Bowen ('Modern Family'), eso que sale ganando- y salvar de quedarse sin techo a su madre (Frances Bay), que explotando su recién descubierta destreza golfista partiendo de su habilidad con el hockey: pegar con un palo es pegar con un palo.
El actor y presentador Bob Barker le hace una cara nueva a Sandler, Carl Weathers cambia guantes de boxeo por el guante de golfista y el otro brazo "manco" escondido bajo el jersey aunque no cuele, Richard "Tiburón" Kiel no tiene metal en los dientes pero sí en la cabeza y Ben Stiller no interpretaría aquí a su último enfermero (ni en el universo de Sandler, ni de su carrera) ni a su último psicótico con bigote zappa.
Es tan parecida a "Billy Madison', con los cursos académicos acumulados y un villano boicoteándole mientras flirtea a ratos con una rubia más responsable que él por títulos deportivos y un villano boicoteándole mientras flirtea a ratos con una rubia más responsable que él, que bautizar a la productora con los nombres cruzados de Billy & Happy parecía un acto de congruencia.
¿Su "otro" título? Joder, pues es gracioso. Yo abogo porque la recién anunciada secuela se llame 'Terminagolf 2: El hoyo final' (ese es el típico chiste de mierda del que incluso Sandler se reiría sin ganas).
antonio lopez herraiz
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8
2 de junio de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Del polvo vienes -se dice que su primer guión no rodado es un western, y escribió una road movie que era practicamente un neo western para el totem Peckinpah- y al polvo regresarás para no marcharte (del todo) nunca. Después del boxeo, los gangsters, los coches y los bates, Hill se calzaba las botas para el que todavía es su género predilecto: el western.
Y para la ocasión se juntan cuatro dinastías sureñas de pura cepa: Los hermanos Carradine de California, los hermanos Keach de Georgia -que además producen-, los hermanos Quaid de Texas y, bueno, los neoyorkinos -para darle encanto iconoclasta al óleo- Guest dando cuerpo respectivamente como los hermanos Younger, los James, los Miller y los Ford -que pudieron caer en manos de los Bridges, y ni tan mal les hubiese pintado-. Que las familias con revolver sean interpretadas por familias con pedigrí para actuar hacía que esto no fuese tan distinto a la guerra de bandas de 'The Warriors', solo que aquí lo que prima es el linaje sanguíneo y no el de las indumentarias (eso no cuenta para James Remar, que va por libre haciendo más o menos el mismo papel y sin cambiar el vestuario de aquella).
Y la música de Ry Cooder colándose en la rivalidad entre cuatreros y la ley al auspicio de viejas rencillas guerracivilistas o alegrando los contoneos burdeleros de una Lin Shaye preicono del terror o Pamela Reed ('Poli de Guardería) amenizándoles los ratos de ocio a Randy Quaid y a David Carradine cuando desmontan el caballo para montarse en... emm no, mejor lo dejo así.
¡Puro far west en technicolor! Y a la postre Hill te casca un tiroteo post atraco con un festín de violencia gratuita tan comparable a Peckinpah como idóneo para la mejor atracción temática del oeste.
antonio lopez herraiz
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8
1 de junio de 2024
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Dos de los más potentes iconos en el cine fantástico y el de terror del momento eran una carta de presentación más que sobrada -en Hollywood- para que Stepehen Hopkins se lanzase en plancha a un género al que le alargaba los brazos como un bebé en busca de abrazos en la caza alienígena a Danny Glover: el thriller de acción puro, noventero, aunque sin policías, y sin concesiones a nada que no fuera compatible con la turbiedad de los bajos fondos y la sangre pegada al asfalto.
Puede que la premisa esté más vista que el tebeo, la de jugar al ratón y al gato con el testigo que presencia un asesinato, las represalias tomadas contra él y la postrera venganza persecutoria, pero mediando un reparto "de testigos" colectivo que no tenía nada que envidiarle en premonitorio y olfateador de estrellas a los del western en 'Young Gun' (1988, Christopher Cain), la belicista 'Red Dawn' (1984, John Milius) o los Coppola ochenteros de bandas juveniles a los que se acerca más, no tanto en intenciones como en escenarios barriobajeros. Y en casi todas tienes a un Estévez por si eso te supone un aditivo extra.
Si te lo pasaste bomba viendo cómo Kevin Peter Hall le daba caza a Danny Glover (o viceversa) por cloacas, charcos y tejados durante el último tramo de la anterior cinta de Hopkins puede que incluso te lo pases mejor con Denis Leary, Peter Greene, Everlast y Michael Wiseman chafándoles la excursión nocturna a unos gambiteros cuñados de farra que se pierden por barrios desaconsejables: Emilio Estévez, Cuba Gooding Jr., Stephen Dorff y Jeremy Piven comportándose igual que la señora del gag de 'Airplane' (1980, ZAZ) en el que los pasajeros se turnan para abofetearla.
No son del espacio exterior. No coleccionan calaveras. Pero es una caza nocturna en toda regla con reglas idénticas -no moverte, no respirar, no susurrar- y Alan Silvestri con la percusión, otra vez, como su mejor aliada para alentar tensión in crescendo.
Otra película que no podría hacerse hoy, no por motivos de índole censora sino porque tenemos google maps. Y hablando de google, va siendo hora de que google aprenda a distinguir a Stephen Hawking de Stephen Hopkins cada vez que busco noticias suyas o posters de una película estrenada en 1993.
antonio lopez herraiz
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