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Críticas de Dexter Bernaldez
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Críticas 40
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
1
26 de enero de 2007
21 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veamos: No es mi concepción del Cine como gran espectáculo destinado al entretenimiento popular. Tampoco se trata de mi aversión hacia los esnobs, gafapasteros, culturetas y gente de similar enjudia. No es el peinado de Richard Harris, ni el discurso final de Monica Vitti, ni el enervante estatismo de la mayoría de los planos. Entonces, ¿por qué siento un odio tan profundo hacia "El desierto rojo"?

Sencillamente, porque no estamos ante una película, sino ante un medicamento. Recomendado a personas aquejadas de problemas de insomnio. Como dicen los anuncios de TV: "lea detenidamente las instrucciones de uso y consulte a su farmacéutico".
Dexter Bernaldez
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5
25 de enero de 2007
54 de 92 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oliver Stone juega a ser Tony Scott con guión del mismísimo Tarantino. ¿Resultado? Pilar Miró desertó de la sala de proyección a mitad de película.

Esta pequeña anécdota consituye un buen ejemplo de lo que se puede esperar de un film como éste: la disparidad, aplicable por extensión a casi todo el cine de Stone, de si lo amas o lo odias, se hace patente en sus erráticas imágenes. Un cúmulo de referencias culturales entre las que sobrasale, con indiscutible autoridad, la vena más grunge del cine americano. Grunge, grunge, grunge... todas los planos quedan impregnados de esta pegajosa esencia. El mundo se va al carajo, los padres son el ejemplo a evitar, el orden social coarta la libertad individual, y la televisión ha pasado a convertirse en la religión dominante. La juventud está perdida. Sólo hay una elección posible: matar... o morir de aburrimiento.

En esta ocasión, el característico estilo videoclipero de Stone, que tan buenos resultados le diera en su anterior "JFK" o, posteriormente, en "Un domingo cualquiera", no acaba de funcionar. Ya sea, bien por la superficialidad del argumento, bien porque los árboles (la secuoya "planificación"; el abeto "montaje") no le dejan ver el bosque. En consecuencia, las interpretaciones de Woody Harrelson, Juliette Lewis, Tom Sizemore (que también participara en otro de los guiones tarantinianos con director ajeno; "Amor a quemarropa") y Tommy Lee Jones, quedan sepultadas bajo un torrente de filtros y canciones de punk-rock. El único que sale algo airoso del embrollo, aunque más por méritos propios que por ayuda del director, es el siempre genial Robert Downey Jr.

Por lo demás, la duración excesiva de algunas escenas redondea el conjunto de hándicaps. Y no se me ocurre qué otra cosa añadir, salvo que la peli, pese a todo, entretiene. En cualquier caso, a Stone le he visto hilar más fino en otras ocasiones, como, por ejemplo, "Giro al infierno" (U-Turn) o la ya mencionada Un domingo cualquiera. Natural Born Killers, por contra, pretende impactar y acaba resultando reiterativa. Una lástima.
Dexter Bernaldez
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7
1 de octubre de 2006
73 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imaginad tres jóvenes estudiantes, dos chicos y una chica, intentando descubrir un oscuro secreto. Imaginad que la acción tiene lugar tras los muros de un estricto pero fascinante colegio, lleno de magia y recovecos misteriosos. Imaginad un villano provisto de negra capa y negro corazón. Imaginad que su némesis es el chaval protagonista... ¿Pensáis en Harry Potter? Casi.

Chris Colombus, responsable de las primeras entregas cinematográficas del niño mago, elabora un guión lleno de sorpresas, imaginación y humor. Mientras que Barry Levinson (Rain Man, Sleepers, La cortina de humo...) imprime la tensión justa y el ritmo adecuado, apoyándose en la solvente producción de Steven Spielberg. Los actores, aunque desconocidos en su mayor parte, demuestran eficacia y se amoldan perfectamente a sus respectivos roles.

Como puntos negativos, que también los hay, destacaría la ingenuidad de algunas escenas puntuales (ej: la máquina voladora) y que la historia peca de cierta reiteración hacia el último tercio del metraje. Por lo demás, nos encontramos ante un entretenimiento de primera clase, un clásico que ningún niño debería perderse. Para la posteridad, quedan las impactantes secuencias de los dardos envenenados, con especial mención al caballero que salta de la vidriera. Lo dicho: una joyita que hay que disfrutar al menos una vez en la vida, sobre todo durante la infancia.
Dexter Bernaldez
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5
29 de setiembre de 2006
66 de 122 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mathieu Kassovitz, actor galo bastante competente, realizó hace ya década larga este popular exponente del cine quinqui, consolidado con el paso de los años como título de culto. Y, la verdad sea dicha, no sé que ve la gente en esta película que no hayamos visto ya tropecientas veces en el telediario, con el único (y dudoso) aliciente de estar rodada blanco y negro.

Como digo, el tono de documental, cámara en mano, y la puesta en escena, pretendidamente desprovista de artificios, no hacen más que acentuar el tufillo a rancio, a rollete 1.000 veces narrado, contado y visualizado. Las influencias del neorrealismo italiano, en general, y Rosselini, en particular, le vienen a Kassovitz demasiado grandes. Igualmente irritante resulta el montaje episódico, intercalando digitos horarios a modo de transición entre escenas (recurso más propio de un cortometrajista amateur que otra cosa). Se puede decir que la película mejora cuando deja a un lado su estética de todo a 100 y profundiza un poco en los personajes principales.

La historia, reducida por sus artífices a la mínima expresión, va sobre tres colegas del extrarradio parisino, un negro, un judío y un musulmán (sí, sí, parece un chiste) que se encuentran la pistola perdida de un policía y deciden que hacer con ella. El más tonto, interpretado por Vincent Cassell, quiere vengarse de los polis a toda costa, disparando al primero que se le ponga a tiro. Los otros, en vano, intentan quitarle esa idea de la cabeza. Una escapada al centro de la capital los pondrá a prueba.

Mucha barriada, muchos canutitos, enfrentamientos con la policía, atracos chapuceros, etc... constituyen la tónica general del metraje, adornado con alguna escena que otra bastante lograda. A su favor, decir que los protagonistas, más allá de su indefinición, acaban por hacerse simpáticos y entrañables. Sin embargo, sus desdichas están tan sacadas de quicio, tan mecánicamente exageradas, que acaban resultando totalmente inverosímiles, hasta el punto de que más que una ficción con apariencia de documental, pareciera que estemos viendo una sucesión de cortos transgresores alargada hasta la extenuación. El final, presuntamente impactante, no sorprende a nadie y está metido con calzador.
Dexter Bernaldez
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9
20 de abril de 2006
29 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que los llamados "thrillers políticos" me apasionan. Pues bien; creo afirmar que nos encontramos ante la piedra de toque del género. Con una puesta en escena brillante hasta en el último detalle, un uso del cinematógrafo simplemente perfecto (es de las pocas películas en que la cámara no se nota ni un ápice), soberbia fotografía en B/N y un elenco de actores en estado de gracia, Tempestad sobre Washington se erige como una película fundamental para todo cinéfilo que se precie. Henry Fonda, ese descomunal actor que de no haber sido intérprete habría llegado a presidente, da inicio al igualmente descomunal circo de tres pistas que es la política estadounidense.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Dexter Bernaldez
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