Se tocan todos los temas ancestrales desde la muerte hasta la descendencia. Es la película ejemplar de cómo todo puede ser un desastre menos el descubrimiento de un excepcional actor, Mads Mikkelsen, que igual lo es solamente por sus rasgos faciales. Lo demás son temas muy manidos que la hacen parecer un cruce entre Slumdog Millionaire y Festen. Y el detalle es que si no se ponen a fichar al tal Mikkelsen los grandes estudios antes de que envejezca o desaparezca, buena nos habremos perdido, con lo acostumbrados que estamos a exportar al tal Viggo Mortensen y sus sonrisas medio fingidas. Aquí es ''full house'', y no sabes nunca dónde estas con este actor. Ojalá le hubiesen puesto haciendo ''Good'' o ''Una historia de violencia''.

En vez de ser cualquier tipo de afirmación sobre la prostitución, el feminismo, el sexo, el amor o la globalización, es que sencillamente da pena ajena esta peli, por todas las razones apuntadas por alguien que la critica y la da dos estrellas, y más. ¿Si fuesen tíos los que compran prostitutas, sería aceptable que el señor Cantet hiciese la peli? Pues no, como tampoco es aceptable esto. ¿Nos habríamos permitido tanta introspección? ¡Basta ya de tanta doble moral! ¡¡Que no hay diferencias entre los ''géneros''!!- cuándo se hace mal, se hace y punto. Que no es una causa tan siquiera, ni una causa que justifique esto, ni mucho menos. Qué triste debe de ser ver las pelis con tal agenda. Y la tan cacareada ambiguedad de las pelis que no dicen nada, el código abierto, el enseña y no digas, son a la fin tonterías del estilista de pacotilla venido a putrefacto en lingüística; aquí sí se dicen cuatro cosas y son cuatro tonterías, tonterías ofensivas, asquerosas y torpes.