Los solteros, los casados, los jóvenes y los no tan jóvenes, heterosexuales o no, todos, absolutamente todos, tenemos una Amy en nuestra cabeza que nos hace ser humanos. Aquello de la conciencia emocional que nos hace sentir un derrotado, un incompleto... Kevin Smith consigue sintetizar ese dolor y profundiza con una comedia muy recomendable.
Lástima del soso de Affleck.

Es fresca, transmite ese buen rollo que sólo puede percibirse cuando las cosas se hacen así, entre coleguitas, de forma irreverente, lo que le parece bien lo tira para adelante, sin complejos, más allá de valorar si saldrá bien o mal, si será correcto o no. Así que el resultado final es correcto, con diálogos inteligentes y escenas de verdad ingeniosas
En una película tan trabajada como muy pensada, creo que Kevin Smith empezó bien, entre coleguitas.

Por encima de todo quiero destacar la capacidad que ha tenido Kubrick de conmoverme, de agitar mi interior, de alterar mi estado normal. Ver esta película supone sufrir un contenido duro, impactante, excesivo.
Tiene méritos por todas partes, incluido su capacidad de síntesis, nada que ver con otros tostones de más de dos horas. Aquí Kubrick va por faena y puedo asegurar que lo consigue. Creo que el mensaje antimilitarista es un medio excelente para producir la sensación de angustia final. Además, nos encontramos ante un Kirk Douglas espectacular.

El exceso más importante es el metraje. Tres horas son demasiadas para explicar la historia del malo de Barry. Mi queja viene dada por la prolongación innecesaria. A veces, también, dos horas pueden ser excesivas. En este caso, no me extrañaría que más de uno se haya dormido.

La banda sonora, la fotografía y la historia del malo de Barry (malo para mí, claro) son elementos que están a la altura de las mejores películas. Algunas escenas son tremendas y hacen pensar que Kubrick de verdad era alguien muy minucioso con su trabajo.
Sin embargo, tres horas ante una interpretación del actor principal no muy destacada siempre serán tres horas largas.

Se trata de una película sin pretensiones, poco exigente y que consigue el objetivo de hacer pasar un buen rato. Es más que correcta.
La irrupción de los tres hermanos es memorable, sus sobreactuaciones y la energía que desprenden están a la misma altura que un Newman que muestra su versión más canalla. Atractivo, como siempre. Hay escenas que por sí mismas están por encima de la propia trama.
Celebro haberla revisado después de tanto tiempo y la recomiendo firmemente. A menudo las comedias deportivas son decepcionantes y echan para atrás. Este no es el caso