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Críticas de piensaencines
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Críticas 202
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
14 de agosto de 2017
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
El toque macarra del ex de Madonna, aquí no pasa de ser mera pose de "rebelde" progre reconvertido. Sin fuerza en la mayor parte del metraje, no pasa de ser otra película más de fantasía para momentos en que te apetece sólo eso: pasar el rato sin más aspiraciones. Entretenimiento con pretensiones pero sin resultados, que se se queda sólo en eso: en entretenimiento. Aunque no hay que negar unos cuantos momentos brillantes.
Nada nuevo (y cuando digo nada digo NADA), personajes que no cuajan, diálogos baratos y mucho fuego de artificio, que está muy bien cuando se acompaña de algo más, pero que no es el caso.
La mayor virtud de éste "Rey Arturo" es que te entran unas ganas locas de correr a casa y ponerte EXCALIBUR.
piensaencines
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8
7 de agosto de 2017
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, Atómica es puro músculo, pura fibra muscular eficiente, no anabolizada ni clembuterada. Es física, es palpable y en ocasiones hasta duele.

Atómica es la puesta en imagen real de la novela gráfica "La ciudad más fría", de Antony Johnston y Sam Hart. Novela ambientada en los días previos a la caída del muro de Berlín y que narra una compleja trama de espionaje. El guionista Kurt Johnstad y el director David Leitch han hecho una magnífica adaptación, reduciendo la trama al mínimo, casi a una anécdota, y centrándose en las escenas de acción, que apenas aparecen en la novela.

Han sabido conservar la naturaleza de su origen y recrear ese aire de cómic sucio, sin renunciar a lo que es: puro cine.

Atómica es cine de espionaje y es cine de acción. Lleno de referencias y homenajes, es quizás la única película actual de este género capaz de darle la réplica a Bourne y aportar algo nuevo desde una perspectiva radicalmente distinta.

Insisto en que apenas nos importa lo que nos cuenta, y nos atrapa con su forma de hacerlo. La complicidad guionista/director enrevesa deliberadamente la trama para desligarnos de ella y centrar nuestra atención en la impresionante, física y entretenidísima puesta en escena.

Sorprende Atómica por el intrincado y sin embargo eficiente manejo de la cámara. Mucho más allá del mero exhibicionismo estético. Con escenas rodadas en ángulos imposibles, llevadas al extremo, y con una fuerza brutalmente hermosa.

Todas y cada una de sus muchas escenas de acción son ejemplares, y contiene la pelea mejor rodada que ahora mismo alcanzo a recordar. Escena que parece no acabar nunca, en que cada golpe duele, la sangre te salpica y te deja agotado físicamente. El trabajo de cámara es aquí especialmente memorable colocándonos no como meros espectadores, sino como partícipes involuntarios: nos empuja, nos tira por las escaleras, nos golpea contra la pared. Rodada sin adornos y tan bien orquestada que resulta real en su imposibilidad.
Sólo dicha escena (secuencia) ya justifica la existencia de Atómica.

Pero no sólo la cámara. El uso de la música nos lleva a pensar en Tarantino, en Boyle, incluso en Ritchie. La música es protagonista. Una impresionante selección de temazos de los ochenta (y alguna magnífica reinterpretación de los mismos), mucho más allá del mero cliché ochentero, que acompañan la acción como si estuvieran compuestos para esta película, que suenan en el momento justo, con el tono justo y manteniendo el estado de ánimo justo.

Pero si algo es atómica es Charlize Theron. Mujer de bandera, y actriz como la copa de un pino, es de las pocas estrellas de Hollywood que siguen teniendo la capacidad de eclipsar todo y a todos cuantos le rodean, de llenar la pantalla, transmitir humanidad y de hacer grandes los papeles pequeños. Dota al personaje de ese aire enigmático, sofisticado, peligroso e inalcanzable que requiere, y lo hace tan suyo que no sabemos dónde empieza Lorraine y donde acaba Charlize.
Además, reparte ostias como nadie.

No, dudo que sin Charlize Theron, Atómica hubiera sido lo mismo...o ni tan siquiera hubiera sido. Porque la película necesita una protagonista a su altura...y no se me ocurre ahora mismo otra opción.

James McAvoy sí, está realmente brillante, al igual que Sofia Boutella o John Goodman, y todos resultan memorables, a pesar del torbellino Theron. y la química (y la física) entre Boutella y ella es arrolladora, y su relación sirve no sólo para elevar la temperatura de la sala de cine, sino para desarrollar el aspecto humano, sensible y tierno de la destructiva rubia, y mostrar otra capa de la historia donde sí hay cabida para las emociones.

En definitiva, una de esas películas que suma, en vez de restar ,y que, aunque puede que no cree escuela, puede presumir de una gran personalidad y singularidad. Y por si fuera poco, al contrario de lo que suele suceder con este tipo de cine, gustará por igual a hombres y mujeres...y sacará ese macarra que todos llevamos dentro.
piensaencines
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6
24 de julio de 2017
120 de 158 usuarios han encontrado esta crítica útil
Querido Christopher:
Te escribo esta carta para decirte que nuestro amor es imposible.

Lo he intentado. Mucho, muchas veces, con ganas, pero veo que nuestra relación no va a ninguna parte.
Pensaba que podías cambiar, pero después de "Dunkerque" veo que no, que la gente no cambia. Que nunca me vas a dar nada que no me hayas dado ya, ni vas a ser más que lo que siempre has sido: un ególatra insufrible.

Me quedaba la esperanza de que si algún día conseguías superar tu narcisismo podría aflorar ese gran director que siempre pensé que llevabas dentro, pero veo que eso nunca va a ocurrir.

Te avisé muchas veces: "no dirijas tus guiones, deja que otros lo hagan", "deja que otros escriban contigo, o para tí", pero no. Tu ego no te permite que nadie cuestione, corrija o interprete tus creaciones. Necesitas controlarlo todo, incluso producir tus películas para que sean más tuyas.

Ese es tu problema: es todo tan "Tú" que al final se queda en eso: en nada.
Yo quiero que tus películas me gusten. Siempre voy a verte, incluso pago por ello. Pero al final siempre me engañas.

Pensaba que con Dunkerque por fin ibas a hacer cine de verdad, pero tiene todos tus vicios. No nace del corazón, de esa urgencia que tienen las historias de verdad de ser contadas, nace de la matemática y la geometía.

Sí, me gusta el planteamiento que le has dado: una historia contada en tres tiempos distintos, con montaje en paralelo, que confluyen en un punto final. Interesante. Pero se te olvida que para narrar en paralelo, hay que tener un control absoluto del montaje, del ritmo, de los tiempos, de la narración...y ser capaz de sacrificar parte del metraje, incluso mucha parte del mismo. Ser equilibrado. No vale estirar o encoger los segundos a capricho para que encajen. Eso es trampa, es muy evidente y llevas años haciéndolo.

Interesante, sí, pero sin fuerza, porque tus intenciones y el desenlace se descubren demasiado pronto. Y es que en realidad no hay demasiado que contar...o pasas por encima de todo ello de manera tan superficial que resulta intrascendente.

No Chris, no sé si no tienes sentimientos o simplemente eres incapaz de mostrarlos. No hay sentimientos en Dunkerque. No consigues arrancar emociones. Eres frío. Tu película es fría: gélida. No tiene alma. Tus personajes no están vivos porque no les das espacio para expresarse. La culpa, los dilemas morales, la lucha por la supervivencia a toda costa, el heroísmo, o el horror mismo que es la guerra...simples esbozos que no pasan de la anécdota. Coges secuencias como la de los soldados escondidos en el barco hasta que suba la marea, en que esa lucha descarnada por sobrevivir y la deshumanización deberían ponernos los pelos de punta y arrugarnos el corazón y las conviertes en pura superfiacialidad. Imperdonable. Y sin embargo te explayas a gusto para exaltar el patriotismo al más rancio estilo, que es donde siempre se te ve más el plumero. Te esmeras en demasía en la forma y en cuadrar a toda costa tus rebuscadas estructuras,y demasiado poco en el fondo.

Te empeñas en estirar lo inestirable, y seguir cuando ya no tienes nada más que contar. Tu Dunkerque, tal como tú la cuentas, se queda vacía de contenido demasiado pronto y sus últimos minutos se hacen interminables. Nunca sabes cuándo parar.

Sí, la fotografía es espectacular, aunque también es más fotografía-espectáculo que descriptiva...pero lo asumo como sello de la casa y como trabajo impecable de Hoyte Van Hoytema, que ya te salvó muchas escenas en "Interestelar".

¿Y qué te pasa con Hans Zimmer? Tienes a un genio trabajando contigo y no sabes aprovecharle. Sabes que en "Interestelar" te salvó el culo en innumerables escenas que sólo se sustentaban en su magistral partitura. Sus composiciones, (salvo en "Batman Beguins" en que la cosa se equilibraba) siempre han estado muy por encima de tus películas, pero en "Dunkerque" algo falla, y mucho. Su música es impecable, original, intensa e inquietante. Llena de fuerza y tensión ...pero las escenas que acompaña no tienen esa tensión. Es más, llega a molestar cuando narra cosas que tú te olvidas de narrar o subraya climax que tú te olvidas de crear. A lo mejor es que no tienes suficiente carácter para domar a un genio como él. O simplemente has confiado demasiado en que su música pudiera volver a tapar tus vacíos...o quizás simplemente has olvidado cuál es la función de la música en una película...no lo sé, pero nunca te lo perdonaré.

Y no es que tu Dunkerque no me guste y que no tenga cosas buenas (que las tiene), simplemente me parece inofensiva y artificiosa.

Eres un tramposo Chris. Muy tramposo. Y en el fondo eres un clásico. Eres marketing y podrías se cine si quisieras, pero tu ego te ciega. No, yo ya no te quiero más. Mejor separarnos aquí.

Seguiremos como amigos: tú ya tienes a la crítica, y a todo el público adolescente en masa (que sé que por eso has colado aquí a un "One Direction"), y seguirás vendiendo muchas entradas y buscando desesperadamente entrar en el limbo de los grandes directores y hacer la mejor película de género, del género que sea...y yo seguramente seguiré viendo tus películas, asumiéndolas como lo que son, puro artificio, y con la misma frialdad con que tú diriges, sin esperar ya nada más, con lo cual no habrá decepción. Desde la cordialidad pero sin cariño.

Ya no te quiero intentar quererte más Christopher Nolan, pero sobre todo, ya no te creo más.
piensaencines
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1
14 de julio de 2017
49 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, si la segunda entrega de este despropósito de saga/precuela/refrito me resultó ya no mala, sino insultante, ¡qué os voy a contar de ésta, que vociferan por sus feudos propagandísticos que es la conclusión final!
¡¿Qué coño final de qué?¡ si no pasa nada de nada en 142 minutos!
Que sí, que ya sé que voy a contracorriente, que a la crítica (ese ente incorpóreo) le ha encantado...o se ha vendido. Quizás sí que soy más beodo de lo que pensaba o quizás me equivoqué de sala y vi otra cosa, que todo puede ser.
Os voy a enumerar lo que a mi parecer tenemos y no tenemos en esta "monada":
- Tenemos a un mono-mesías, (César), totalmente deprimido, deprimente y sobreactuado, que se pasa más de media película interpretando "La Dama de Las Camelias" como si fuese la mismísima Nuria Espert. El animalico no sabe muy bien si va o si viene, porque estoy seguro que aún no tenía un guión definido cuando estaba acabando de rodar la película.

- Tenemos ese guión del que hablo, pero que aún no sé si llegó a escribirse, o que se iba improvisando según el ánimo que tuviera ese día el director, o el productor, o la mona chita...o el chico de los recados. Pura incongruencia. Más flecos y agujeros que un chaleco de ganchillo de una comuna hippie. Podría jurar que Mark Bomback lo firmó bajo amenaza de muerte, porque si no, no lo entiendo.

- Tenemos a GOLLUM en versión mono, que no sé qué narices pinta salvo aportar una nota cómica, que se queda más bien en mera payasada.

- Tenemos otros simios que tampoco sabemos qué narices pintan. Porque, no, no hay empatía ninguna con los personajes. Importa entre nada y un carajo que vayan muriendo uno a uno o de ocho en ocho, eso sí, con mucho aspaviento y muuuuucho tiempo para morirse por ver si consiguen arrancarnos una lagrimilla o algo.

- Tenemos, eso sí, otro virus, que ya sabemos que los virus en cine sacan de muchos aprietos, y en este caso les resuelve la papeleta con tanta lógica como una orden de ejecución firmada por Hitler..

- Tenemos a Woody Harrelson esforzándose, como si estuviera estreñido, en parecer malo malísimo, (como la tiña), y en inventarse escenas "grandiosas", en plan Peter Ustinov quemando roma en Quo Vadis...pero sin serlo. Y luego vuelve a intentarlo. Y luego otra vez, pero nada oye.

- Tenemos una fotografía monocroma y gris, que no oscura, que no aporta nada salvo tedio y sopor.

- Tenemos una partitura molesta y machacona, que estorba más que acompañar, de tan reiterativa y tan evidente. Se empeña en subrayar cada movimiento y en acompañar sentimientos que no acaban nunca de aflorar. Se crece en varios climax de melodrama, de esos de lágrima y tal, sólo que esos melodramas resutan tan, tan, tan evidentes y artificiales que casi dan un poco de risa.

- Tenemos un montaje que recuerda a esos grandiosos Spaguetti Westerns: primerísimos planos, tempos pausados, movimientos lentos e interminables, duelos intuidos en enfrentamientos de miradas.Y también por la venganza como motor de la historia y motivación del protagonista, justiciero y solitario. Tenerlo sí que lo tenemos, pero funcionar...me parece que no funciona.

- Tenemos también una referencia Coppola y su "Apocalypse Now" (ape-pocalypse now), y hay quien dice que toda la película es un tributo a su cine. Pobre Coppola.

Resulta todo tan artificicioso, tan poco (o nada) creíble, tan recargado, tan pomposo, tan falto de ritmo, de coherencia, de continuidad...y no sigo, que me enciendo.

- Lo que no tenemos es la tan cacareada guerra, que nunca llega, o más bien que no existe; Se sacan de la manga una absurda batalla final, pésimamente filmada.
Y no, la imagen de esa batalla, que aparece en uno de los carteles promocionales de la película, no es más que eso, un reclamo publicitario y que, a no ser que me durmiera (que os aseguro que no), no aparece en pantalla en ningún momento.

La batalla es para detenerse en ella: os haría un espoiler pero de verdad, da tanta pena como se pasan por el forro cualquier mínima muestra de "verisimilitud" (eso que explicaba en la crítica de Wonder Woman) que empiezas a plantearte ponerte el gorro de "tonto de capirote".

Para mayor pitorreo del respetable, resuelven la "no batalla" de un plumazo tan gratuito, que te deja con la boca abierta de estupor; estupor del chungo, del que se te queda cuando te das cuenta de que sí, que es el momento de ponerte el tal gorro.
- Vamos, que lo que no tenemos es vergüenza. Que nada viene a cuento de nada, que no hay nada que contar y que las dos horas y mucho de monotonía, de monocromía, y de monodrama, son sólo un pretexto para dejarnos "presentados" a Cornelius y a Nova, (que quienes hayáis visto EL PLANETA DE LOS SIMIOS ya sabéis quiénes son) y que desgraciadamente hacen temer un remake/refrito de la susodicha, que de parecerse en algo a ésto que he visto hoy, me hará sangrar los ojos y llorar lágrimas de petas zetas.
piensaencines
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9
11 de julio de 2017
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Wonder woman sorprende por algo que debería ser lo normal en cualquier película (y no lo suele ser): deja ese agradable regusto de cuando te han contado bien una historia, y además entretiene.
Sorprende primero, por lo distinta que es al resto de películas del género y por su marcada personalidad. Patty Jenkins la dirige con convicción y sin un solo titubeo, como si lo que nos está contando fuera su propia historia. Una linea argumental clara, sencilla, directa y con buena narrativa. Un guión consistente, bien dosificado, bien dirigido y sin demasiadas concesiones se suma a muchos otros aciertos para construir una película con alma, con vida propia, con personalidad, con fuerza, contundente y sencilla.
Gal Gadot dota de carne y de alma a su personaje con convicción. Se transforma en esa pieza discordante de otro mundo recién aterrizada en éste. Una extraña llena de humanidad, compasión e inocencia. Como una niña pequeña que cuestiona desde su pureza todos aquellos convencionalismos e incongruencias que hemos asumido como normales en nuestra hipócrita sociedad. Quizás sea la elección de ésta actriz el mayor acierto de casting en mucho tiempo y la clave para que una película tan arriesgada funcione tan bien.
Sería prácticamente imposible imaginar a Diana sin la cara de Gal Gadot, al igual que se hace casi imposible pensar en Superman sin Christopher Reeve bajo su capa, en catwoman sin Michele Pfeiffer o en el Capitán América sin Chris Evans.
Un personaje totalmente ajeno a nuestro mundo, que convive en un siglo distinto al nuestro, con su moral y sus costumbres, y que nos tiene que resultar verosimil con los ojos de hoy.. Algo que ya consiguió la estupenda "El Capitán América: el primer Vengador", y que le da otra vuelta de tuerca esta Wonder Woman.
Gal Gadot/Diana no es un personaje movido por el odio, la ira, la sed de venganza...ni siquiera por un trauma infantil: es la convicción lo que la mueve. Ella cree en su misión, porque ha sido criada y educada en la justicia más primaria. Actúa porque no puede no hacerlo. Toda la película se convierte en un viaje de crecimiento personal y de descubrimiento de quién es en realidad. Patty Jenkins sabe que esa oportunidad no se volverá a presentar en futuras entregas y muy acertadamente lo aprovecha y lo convierte en el motor de la película. Si ya en la estupenda e incomprendida "Batman contra Superman" Gal Gadot robaba la película, en esta Wonder Woman afianza una larga existencia.
El hecho de que sea una mujer quien dirige esta película hace que muchos detalles que un hombre hubiera pasado por alto, o hubiera considerado irrelevantes para entender la psicología del personaje, tomen aquí especial importancia, dotándole de aún mayor cercanía y humanidad.
La primacía de la historia sobre la espectacularidad y los fuegos de artificio (que los hay) no cede (casi) en ningún momento. Un argumento sencillo que en vez de ciclarse con efectos y acción huecos se afana en dotar de vida a sus personajes. Se toma tiempo para darles textura, para tejer vínculos, para que lo mucho o poco que narre la historia, lo narre bien, de manera directa, sin flecos, sin ramificaciones.
Se permite escenas apoyadas sólo en diálogos. Diálogos cuidados, llenos de humanidad, de ironía, de dobles sentidos y de un delicado sentido del humor. Es precisamente en esta escenas donde la película crece y nos gana.
¿Por qué funciona tan bien una historia tan "antigua" y tan poco verosímil?
Honestidad. Como dice mi amigo Álvaro: " es moderna porque es antigua"
No se han querido cambiar el origen de esta guerrera para adaptarla a estos tiempos que corren, ni el estilo visual que le correspondería a su época y su condición. Camina siempre a un paso del abismo de lo absurdo, de lo cursi y de lo hortera, pero lo hace con decisión que nunca se despeña..
Hay un concepto llamado "verosimilitud", que es ese margen de credibilidad que gratuitamente debemos aportar los espectadores a una historia, a todas luces imposible, para que funcione y sea convincente. Un concepto que nos hace cómplices de la película siempre y cuando sepan construir en ese espacio cedido un todo coherente. Se tiende a no respetar los límites de ese espacio cedido, se titubea o simplemente se nos quiere engañar. No es el caso, más bien al contrario. Todo aquí es imposible, pero coherente.
Hay deliciosos guiños a la madre de todas las películas de súper héroes: "SUPERMAN" de Richard Donner y al único Clark Kent creíble hasta el momento encarnado por Christopher Reeve, incluida la escena del callejón, la puerta giratoria o las mismísimas gafas sello de la casa.
Buenas interpretaciones y buena dirección de actores. Robin Wright en un papel corto, pero que ella sabe hacer grande. Connie Nielsen ídem de ídem. Chris Pine convence sin necesidad de alardes, Elena Anaya (sí, la nuestra) construye una villana como recién arrancada de una viñeta, Lucy Davis da un imprescindible contrapunto cómico y ...Bueno, no voy a desvelar quién es el auténtico villano.

Por cierto, allí donde la mayoría de las películas de súper héroes fracasan, que es el enfrentamiento final con el malo malísimo (bien insultando y menospreciando nuestra inteligencia con una solución precipitada y absurda, o bien confiando en que los adolescentes (que son quienes suelen importarles) se suelen conformar con unas cuantas lucecitas acompañadas de música estridente), Wonder Woman vuelve a ganar la batalla con un final espectacular y brillante pero con sentido, con emoción y sin trampas. Aunque he de reconocer que los planos de concordia fraternal entre los soldados me chirrían un poco bastante.

¿Recomendable? al cien por cien. Sobre todo para aquellos que creemos que el cine de súper héroes, el comercial y el cine de verdad no tienen por qué ser cosas distintas.
piensaencines
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