Haz click aquí para copiar la URL
España España · Cinebulosa
Críticas de Sergio Roma
<< 1 2 3 4 5 9 >>
Críticas 44
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
8
6 de setiembre de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empleando técnicas puras y eficaces del videoclip, junto con aciertos narrativos, un buen reparto e interesante escenas, el debutante director Anton Corbijn nos presenta un más que aceptable biopic sobre la vida de Ian Curtis, y su banda Joy Division que triunfara allá por los años 70.

Todo parece cuidado al detalle y la pretensión de profundidad sólo se ve enturbiada por un guión (testimonios de su viuda) que da la impresión de no ajustarse a la realidad de una estrella de rock, que apenas tiene más problemas que los amatorios. Huele por tanto a un exceso de conservadurismo a la hora de emprender el trabajo biográfico.

Esto no empaña un resultado final excelente, muy efectivo y que sobresale principalmente por unos elementos formales apropiados y una majestuosa interpretación de Sam Riley en un papel que pareciera hecho a su medida y que da buena muestra de una preparación acorde con su profesionalidad. Una magnífica mutación personal y músical.

Un proyecto llevado a cabo con el acierto de elegir lo mejor y más apropiado tanto en el reparto como en el aspecto formal y que convierten esta sobria historia en un brillante retrato impresionista que gustará aunque no se conozca apenas nada de la banda.
Sergio Roma
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8
6 de agosto de 2009
Sé el primero en valorar esta crítica
La aventura de un anciano, que obligado a ir a una residencia, decide en un inesperado acto de rebeldía, cumplir su sueño y el de su mujer de viajar a Paradise Falls (un exótico lugar de Sudamérica), es a priori sencilla, y poco novedosa.
Es sin duda alguna, en la pureza y fuerza narrativa, y en el ingenioso desarrollo de esa historia en donde reside la magia, la categoría y la grandeza de esta película de animación.

Tras un sencillo y cómico juego acerca del nacimiento de los niños, y tras la presentación del niño que posteriormente va a ser el protagonista anciano de la aventura, Pixar reúne todas sus potentes armas cinematográficas para fascinar, sin previo aviso y con alevosía, con una magistral secuencia narrativa de unos cinco minutos que tan sólo acompañados de imágenes y música conformarían de por sí sola, una obra maestra del cortometraje de animación. Un espectacular momento que deja atónito, sorprendido y emocionado al espectador, y que anticipan unas expectativas que más tarde se cumplen a medias.

La gran novedad de “Up”, es el valor humano por el que esta vez se apuesta y al que se le da verdadera importancia. El sentimiento, la emoción y las delicadas y muy cuidadas escenas dramáticas, es el principal envite de una historia que aunque por momentos puede resultar predecible, se disfraza a base de golpes (muy ingeniosos) de humor, gotas (muy delicadas) de ternura y animaciones (muy cuidadas) de muy alto nivel. Hay un delicoso aroma a Chaplin que planea sobre toda la película, del mismo modo que planea una surrealista casa volante, que nos evoca a la maravillosa "Una historia verdadera" de David Lynch, donde la cortadora de césped servía de vehículo utópico para una reconciliación con el pasado, o como en esta ocasión con el sueño anhelado.

Todo ello conforma un cocktail al que dificilmente podemos resistirnos; una explosión de situaciones de magnífica precisión narrativa y un juego de imágenes, diálogos y situaciones que convierten el cine en magia y la película en metáfora visual. Una excelente e inmejorable mezcla entre momentos divertidos y otros tantos emotivos, todo ello bañado de imágenes efectivas, brillantes y en alguna ocasión espectaculares.

El gran valor de “Up” reside en esa pureza narrativa que antes señalaba, y en un tratamiento de los valores como nunca antes se había hecho, donde caben críticas, metáforas y por supuesto mensajes que calan y contienen un alto grado de intención. Los sueños como deliciosa utopía rodea toda la aventura, que si bien en general deslumbra, no siempre consigue una plena y satisfactoria conexión.

Mínimos detalles como miradas, sonrisas, una casa que sobrevuela vuela sotenida por globos, o un simple y divertido collar en unos perros, se convierten en una magistral excusa para conseguir el efecto deseado y a su vez una complicidad con el espectador que se mantendrá a lo largo de toda la película.

[email protected]
Sergio Roma
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
30 de julio de 2009
30 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Difícil y ambicioso proyecto el que decidió emprender el director Steve Jacobs, tratándose de una de las mejores novelas del siglo XX, premio Booker 1999, del escritor sudafricano J.M. Coetzee, con unas connotaciones políticas, sociales y también literarias muy particulares.

Toda la historia transcurre con el telón de fondo de una Sudáfrica post Apartheid pero con unas secuelas muy significativas en la moral y el estilo de vida de sus habitantes.
La vida del profesor David Lune cambiará para siempre cuando se vea inmerso en un asunto de abuso sexual en su Universidad y con diversos problemas de convivencia cuando decida apartarse a vivir con su hija en una granja apartada.

Personaje complejo donde los haya, muy al estilo de algunos papeles que ya emprendiese con anterioridad John Malkovich, por lo que se intuye su fácil adaptación al mismo, lo cual se ve reflejado en el resultado final. Conecta aunque en ocasiones parezca distante; expresa suficientemente aunque resulte ciertamente desequilibrante.

Steve Jacobs se ha decidido por una adaptación lo más fiel posible a la novela. Lo que en otros casos podría ser algo destacable e incluso plausible, en esta ocasión se encuentra con una importante barrera. El hecho de ser fiel a dicha novela configura demasiados enigmas, momentos de alguna confusión y principalmente un tiempo narrativo que en otras historias se antoja aconsejable, pero en esta termina por exprimir demasiados momentos monótonos y sin profundidad.

“Desgracia” es una novela magnífica, que revela un submundo moral y social que permanece aún desconocido en buena parte de Occidente. Steve Jacobs absorbe toda esa esencia y lo adapta a una sutil manera de rodar, donde son los personajes los que conformarán los matices, y donde la cámara se limitará a observar en la distancia, creándose momentos de reflexión y preguntas sin respuestas.

La convivencia en una Sudáfrica post Apartheid servirá de excusa para conformar toda una estupenda metáfora sobre la moral humana en momentos límites, y especialmente la barbaridad asomando a la puerta de un hogar cargado de desidia y sueños arruinados. Es un verdadero toque de atención sobre lo que existe y no se quiere observar, sobre lo que todavía permanece y cuesta ver desaparecer.

Aunque la historia es realmente buena, debido al talento del escritor Coetzee, la adaptación se quedan en un vano intento por mostrar el mismo resultado literario. La primera historia se sostiene con pinzas, donde no está bien explicado el abuso de poder, y no se obtiene la garantía de credibilidad necesaria para comprender las connotaciones en toda su profundidad. La segunda y más compleja historia deja demasiadas cuestiones sin resolver.
Luces y sombras en un cruel cuento que se va perdiendo en la distancia.


[email protected]
Sergio Roma
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
5
23 de julio de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Y el cuarto ángel vertió su copa sobre el sol, y le fue concedido que pudiera quemar a los hombres con fuego”.

Con esta premisa recogida del Apocalipsis 16:9, se fragua una historia que si en sus comienzos se antoja interesante, se va diluyendo al ritmo de un guión enrevesado y con poco fundamento. Todo suena artificial y en cierta medida mediocre, a pesar de que las interpretaciones de Jeremy Irons (esencial) y de Forest Whitaker ( a su altura) de dan un marcado acento categórico a lo que se sostiene con pinzas.

No acierta el director John Irvin en la propuesta de thriller político, y se enreda en un guión muy poco sostenible que juega bazas que a la larga terminan siendo perdedoras.
El final (sencillo) es una muestra más de poca astucia para conformar este proyecto.
Interpretaciones, algo de ahogado interés en algunos tramos y muy poquito más. Fuego inofensivo.
Sergio Roma
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9
19 de julio de 2009
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adentrarse en el mundo del surrealismo puede ser un viaje apasionante del mismo modo que puede tratarse de una locura sin fácil salida. El cine de David Lynch es -principalmente y salvo excepciones- netamente surrealista, y como tal hay que entenderlo, y por consiguiente como tal hay que amarlo u odiarlo, porque difícilmente caben medias tintas en estos lienzos cinematográficos.

Inland Empire es posiblemente su película más complicada, donde más se percibe ese mundo onírico y embriagante de su cine, pero también donde más trabajo cuesta intentar dar una explicación ligeramente entendible a ese ciclón de imágenes, diálogos e historias en apariencia inconexas. Sirva como base principal que la historia versa sobre “una mujer con problemas” como ha manifestado el propio Lynch en su promoción, que intenta navegar por su pasado, re-interpretar su presente y abrir distancias con un futuro excesivamente incierto. Girando en cierta medida alrededor del mundo del cine como ya hiciese en “Mulholland Drive” la historia se traslada desde un pasado polaco hasta un presente americano, y desde una turbia vida pasada hasta una esperanzadora o utópica vida presente. Todo ello aderezado con imágenes fantasiosas, efímeras, y en ocasiones espectaculares, así como situaciones y momentos que nos permiten comprobar como el cine puede convertirse en un mundo de sueños, y como decía aquel, “los sueños, sueños son”.

La interpretación principal corre a cargo de una magnífica Laura Dern, que también hace las veces de –valiente- coproductora y que sin duda alguna se configura como uno de sus mejores trabajos. Un estupendo desdoblamiento de persona como ya hiciese Naomi Wats en la anteriormente citada “Mulholland Drive” permiten distinguir dos tipos de realidades, o más bien dos tipos de vidas. Destaca también con una intervención sencilla, pero correcta Jeremy Irons.

Las imágenes sobrevuelan los tejados de la imaginación, emergen de lo absurdo y se sitúan en lo inconexo. Una buena fotografía que incluye exagerados, pero adecuados primeros planos para intentar adentrarnos en la psique de cada personaje. Luces y sombras, juegos de color inquieto y gotas de brillantes destellos en tomas pasajeras conforman un clima de rara belleza, y de inquietante observación.
Por último, destacar la igualmente hipnotizante música, (algún tema compuesto por el mismo director) encajando en cada escena y participando de este festín surrealista, enigmático y siempre extraordinario de un director genial.
Sergio Roma
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 9 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow