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Críticas de Nekro Zombie
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Críticas 59
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
27 de setiembre de 2014
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Actualmente se ven como ridículas todas esas películas de acción que hace unos años siempre estaban alquiladas en el videoclub y levantaban máximas audiencias en la televisión. Y lo que es todavía más triste: que sus protagonistas, como Van Damme o Stallone, han pasado de ser superhéroes, ideales de macho alfa en su máxima expresión, a iconos de lo más cutre y zafio de los 80 y 90. Sobre esto teoriza un filme llamado “JCVD”, que por cierto merece el calificativo de “obra maestra”, así como también la saga “Los Mercenarios”.

Yo, que estoy curado de espanto por haberme movido con cinéfilos y cineastas (que, ojo, no son lo mismo) y sé que en España queda bien exponer unos gustos algo refinados en blanco y negro o a la moda indie del momento, por muy falsos que sean, admito abiertamente que algunas de estas películas de acción son auténticas maravillas. Las disfruto tanto o más que, por ejemplo, cualquier tontería supuestamente “trascendente” sobre una relación de pareja convulsa.

¿Los motivos? De primeras, porque no soy un coñazo de tío. Desgraciadamente la cultura en nuestro país siempre está en manos de analfabetos enchufados o aburrídisimos pseudo-intelectuales de café Nespreso. Luego se quejan de que no consiguen hacer demasiada pasta con ella. De segundas, porque desde un punto de vista formal muchas pecan de impecables, como es el caso de “Death Warrant”. De terceras, porque en su contexto tenían mucho sentido. Esto es otro error común a la hora de analizar un filme: no conocer sus circunstancias.

Ya metiéndonos en materia, la presentación de personajes es simplemente una de las mejores de toda la historia del cine. Van Damme está de espaldas desenfocado, se gira y entra en foco con actitud chulesca. Desde la comisaría le piden que por favor no haga nada. Sin embargo, es atracado por dos punks de los que se deshace sin despeinarse con dos patadas. Parémonos aquí un momento. En cuestión de dos minutos ya se nos ha dado toda la información relevante sobre el protagonista: es un tipo muy duro, lo que se dice muy duro. También sabemos que sabe pelear y que es algo rebelde. ¿Hace falta algo más para una película de acción? ¿Hace falta que haya leído a Dostoyevski y le guste discutir sobre Madame Bovary con su novia? No. Con esto funciona y ya es más que sufiente.

Luego en una especie de almacén abandonado, con atmósfera de película de terror y recursos propios del thriller, aparece el que será el antagonista: Sandman, que es más un monstruo que un villano de drama carcelario. Van Damme en principio es capaz de vencerle, pero nosotros sabemos que el mal siempre encuentra el modo de resurgir... Otra vez se deja en evidencia el buen hacer del equipo: en pocos minutos también lo descubrimos todo sobre el malo.

Ya sabéis: el bien contra el mal y todo ese rollo.

La cárcel, lejos de buscar el realismo, se mueve directamente en los terrenos de la fantasía. No intenta aproximarse a la realidad, sino a la distorsionada imagen popular que se tiene, o tenía, de ella. Por ejemplo, contiene estancias en las que los presos fuman marihuana, se hacen negocios con travestis, las distintas “razas” están divididas como en pie de guerra, etc. Resumiendo: es una cárcel de cómic. Es un mundo tan paralelo como pueda serlo “El País de las Maravillas”.

Por sus pasillos y celdas se mueve Van Damme, que no es muy distinto al Capitán América u otros personajes que actualmente resultan cool a las masas. Un Van Damme que luce muchísimo más guapo que en otros trabajos, ya que los otros personajes compiten a ver cuál de todos es más feo. Desde luego esto no es casualidad. Se buscaba que él fuese la luz al final del túnel, el ángel entre demonios.

Y ya que estamos en el plano formal, “Death Warrant” en general está ultra-bien fotografiada y todavía mejor planificada. Se nota que al menos el equipo se la tomó en serio. Algunas de sus escenas podrían estudiarse tranquilamente en escuelas de cine. Y no lo digo en plan cachondeo. Me impresionó, por ejemplo, un plano en el que Van Damme y el carcelero se quedan mirando fijamente de manera desafiante, en plan a ver quién la tiene más larga. Puro western, claro que sí.

El guión es otro de sus aciertos. No sólo porque contiene algunas citas que merecen ser recordadas y mole todo el tema del tráfico de órganos, sino porque busca lo cool en la violencia, lo cual no es muy distinto a lo que hace Tarantino. Cierto es que se le podría haber concedido a Van Damme un mayor metraje peleando. Pero tampoco pasa nada porque la película se aguanta sin necesidad de recurrir a la explosión fácil y a la pelea sobrante.

Menos mal que gente como el crítico Jesús Palacios ha sabido encontrarle el punto a este cinta. De lo contrario pondría en tela de juicio mi cordura. Creo que este tipo de películas se tienen que reivindicar. No por nostalgia o petardeo pop, sino por sus propias cualidades.
Nekro Zombie
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4
25 de agosto de 2014
2 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los norteamericanos tienen una cultura de “telefilm” cuya magnitud es bastante desconocida fuera de sus fronteras. Resulta de lo más gracioso porque, generalmente, en estas obras que van a parar directamente a TV se suelen tratar los temas más premiados y apreciados en Europa: que si personajes en teoría complejos, que si una critica social despiadada, que si una mujer que lo pasa mal, que si un anciano al que le quedan pocos días de vida, que si una relación de pareja convulsa, que si adolescentes con problemas, etc.

Es por este motivo que, generalmente, los directores independientes norteamericanos que realizan historias de corte más realista y “humanista” necesitan de algún modo diferenciarse de dichos telefilmes con ánimo de que sus películas no sean encasilladas como tales. Y para ello recurren a personajes y situaciones demasiado brutales para aparecer en un telefilme de media tarde(tipo Larry Clark o Todd Solondz), al rollo poético o al rollo “indie”. “Palo Alto” intenta mezclarlo todo, quedándose tristemente tan a medio gas como las versiones españolas de los grupos de música británicos más "trendy".

Veamos... si no recuerdo mal, creo que fue Nicolas Refn el que dijo que el cine es superior a la literatura porque una imagen vale más que mil palabras, mientras que una palabra no vale por mil imágenes. Tras visionar “Palo Alto”, no podría estar más en contra de esta cita. En ocasiones las imágenes, especialmente las que pretenden ser “sugestivas”, no dicen ni aportan absolutamente nada. Así de simple. Que una o dos no duelen, pero cuando te inyectan una sobredosis de paridas supuestamente trascendentes al final el ejercicio corre peligro de ser un absoluto vacío con fallas narrativas serias. Y es que ser Tarkovski no es nada fácil.

¿Y por qué digo esto? Porque “Palo Alto”, pese a que sus personajes en principio son interesantes(una adolescente elegante entre chonis de instituto, el típico que se cree muy guay por hacer locuras, el Kurt Cobain existencialista, la guarrilla, etc.), se queda en una gran nada. Si bien la intención dramática es mostrar el estado de confusión de la edad de las pajas y el pus, lo cierto es que al final no acabas entendiendo por qué éste y aquél hacen lo que hacen. Supuestamente la respuesta a dichos enigmas se halla en un sinfín de planos “poéticos” que te acaban dejando a ti, como espectador, más confundido que los propios adolescentes de la cinta; lo cual, cuando se trata de una peli surrealista o con un tono completamente distinto que da pie a ello, funciona. Pero aquí no. Definitivamente no. Ni siquiera consigue que entres en el estado semi-hipnótico de otras pelis similares.

En cualquier caso, yo siempre intento valorar los filmes en su contexto. No deja de ser una ópera prima. Y como tal, psé. Se agradece el esfuerzo por hacer algo distinto en una industria que últimamente parece más interesada en mostrar tíos en pijama con superpoderes que en construir fábulas atemporales. Además, la directora, Gia, pese a su juventud ha sabido llevar con esmero a los actores, especialmente a Emma Roberts. En definitiva, es un buen telefilme con ínfulas que sonrojaría al propio Rimbaud. Pero no está nada mal si a media tarde te han dejado tirado los colegas y no tienes nada mejor qué hacer.
Nekro Zombie
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6
30 de julio de 2014
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El otro día, un amigo y yo mantuvimos una interesantísima conversación sobre películas de ciencia ficción que han envejecido mal. Es decir, filmes que vistos a día de hoy dañan la vista y el cerebro reptiliano y que sólo pueden apreciarse teniendo conocimientos sobre el país y la época en que se realizaron, su presupuesto, etc. Más tarde pasamos a hablar sobre sus antónimos: obras que pese al paso del tiempo e incluso sus obsoletos efectos especiales pueden seguir disfrutándose sin ningún tipo de esfuerzo. Citamos, por ejemplo, “Blade Runner”, “Forbidden Planet”, “Monolith Monsters” o las dos primeras de Star Trek.

Y así, entre cervezas de importación alemanas y cigarrillos condimentados, alguien pronunció la palabra clave: “Alphaville”.

Los dos nos quedamos mirándonos con expresión “Humphrey Bogart”: ¿Ha aguantado “Alphaville” bien el paso del tiempo?

Como es de Godard, más de un iluminado diría automáticamente que sí. Ya se sabe que en el mundo del cine los dictadores del gusto tienen mucha fuerza. Sin embargo, durante su último visionado, a mí ya no sólo me pareció algo cutrecilla, sino que además me aburrió.

Me aburrió mucho.

Y es que Godard, el “enfant terrible” de Cahiers du Cinéma, el hippie-pijo de la Nouvelle Vague, el mayor enemigo del MRI, el que hizo una película con los colores de la bandera francesa, el que mejoraba los géneros, el que en su día era más famoso que los Beatles, el que hacía pelis propagandísticas con cuatro duros porque el ser un comunista de clase alta no le sentaba demasiado bien, en general... y voy a ser muy cruel... ha envejecido mal.

Tanto que los profesores de escuela de cine, me refiero a los de cierta edad, no se explican el escaso interés que despierta a las nuevas generaciones que, sin embargo, suelen sentirse atraídas por directores como Truffaut o Rohmer.

Y digo todo esto porque lo único que se puede decir de “Notre musique” es que es Godard en estado puro. Ni más ni menos.

Tiene ese punto documental con voz en off que pretende concienciarnos de esto y lo otro. Tiene citas supuestamente muy profundas que te ponen en contacto con lo más sublime de la “alta cultura”. Tiene reflexiones sobre acontecimientos recientes. Tiene primeros planos que revelan el alma de los personajes. Tiene ese tufillo intelectualoide del siglo pasado que provoca sudores fríos e irritación de garganta. Y sobre todo tiene el ego de Godard exaltado, hasta el punto de aparecer como personaje.

Puede que ahora mismo te estés preguntando el porqué le he puesto un 6 si le tengo manía a Godard. Y es que realmente no se la tengo. Aprecio muchísimo lo que hizo... en su momento. Pero, como ya he comentado, sus películas han envejecido muy mal. Y “Notre Musique” es tan de 1970...
Nekro Zombie
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7
16 de mayo de 2014
1 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Actualmente, cualquier tontería es calificada de "posmoderna". Sin embargo, el posmodernismo viene a decir que la colisión de las distintas realidades subjetivas hace imposible el acercamiento a la "verdad". Desde un punto de vista puramente filosófico, esto me parece una auténtica gilipollez. Si no se pudiese de algún modo alcanzar la "verdad" no tendríamos microondas, teléfonos móviles, etc. Viva el método ciéntifico. Por otro lado, desde un punto de vista puramente creativo, opino que el "posmodernismo" ha generado obras muy interesantes debido a que ha mezclado con audacia diversos géneros en un solo film, como en el caso de "Desenlance Mortal" (Vibenius, 1973), "Golpe en la pequeña china" (Carpenter, 1986), "Kill Bill" (Tarantino, 2003-2004) o "Why don't you play in hell?" (Sion Sono, 2013). Y a que también ha tenido otra vertiente que se ha decantado por el lado poético del asunto. Es decir, en vez de transmitir un solo y claro mensaje que se va desarrollando a lo largo del filme, se lanzan varios de un modo sugestivo y poético; lo cual viene muy a cuento con lo dicho sobre la "colisión de realidades". Resumiendo: lo sensorial por encima de lo argumental.

"A field in England" combina las dos. Y encima lo hace bien.

Si bien estamos acostumbrados a ver filmes lineales en los que se pasa de A a B tras superar diversos obstáculos, en los que los protagonistas también evolucionan de A a B (por muy ridícula o simplona que sea dicha evolución), en los que siempre hay un clímax donde el protagonista casi al final parece que no vaya a conseguir su objetivo, lo cierto es que si entendemos el cine como arte, éste, al igual que la pintura, puede estar sujeto a diversas interpretaciones o intenciones artísticas. Para mí es tan válida una película como "A field in England" como otra tipo "Avatar". En lo que no voy a entrar es en lo que gusta más o gusta menos al público medio o a la crítica española. No sé por qué, escribiendo estas líneas he recordado algo que dijo un profesor que tuve: "¿Por qué empecé a ver cine independiente? Llegó un momento en el que me aburrí de ver siempre la misma película".

En cualquier caso, llega a cansar el estar siempre defendiendo el cine que se sale un poco de lo "normal".

"A field in England" me recuerda mucho a la obra de Bryan Talbot, uno de los maestros de Alan Moore (el guionista de cómics como "V de Vendetta" o "Promethea"). En una época en la que era casi impensable semejante locura y dejarse llevar demasiado por la imaginación no estaba bien visto por la "alta cultura", Bryan Talbot mezcló desde la psychedelia, la escritura automática, los universos paralelos o la historia de Inglaterra a un sinfín de paranoias propias de su tiempo en formato cómic. Éste es uno de los medios que mayor libertad creativa experimentó durante el siglo pasado debido a sus bajos costes de producción, el hecho de poder crear "otros mundos" sin tener que gastarse millones y millones en el intento y a que muchos lectores habituales de cómics (no sólo, obviamente, de superhéroes) tenían la mente mucho más abierta que el resto. El mismo Ben Wheatley es un declarado lector de cómics británicos, aunque sus influencias son muy extensas y abarcan incluso grandes autores de la ciencia ficción. No es de extrañar que esté dirigiendo episodios de la octava temporada del Doctor Who.

Continúa en Spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Nekro Zombie
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6
1 de mayo de 2014
17 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras ver "Kill Your Darlings" imaginé que mientras sólo era poco más que un boceto debió producirse una conversación similar a ésta:

-Quiero que hagas una película sobre la Generación Beat para un público muy amplio -suelta el productor.
-Pero es que la Generación Beat no se dirigía a un público muy amplio -le responde el director.
-Pues ya sabes que tu misión va a ser complicada.

Algunos pensadores por los que siento un gran respeto aseguran que, viendo como está el panorama cultural e intelectual, una película de cierto presupuesto que llega a millones de espectadores debería tener la obligación de "educar" y "enseñar" a pesar de que su objetivo principal sea el de "generar ganancias". Como la mayoría de gente que va al cine o ve una película en su casa lo hace por puro entretenimiento con ánimo de desconectar de la rutina, sumado al hecho de que en muchas ocasiones carece de la "base" necesaria para entender esto y lo otro, se muestran bastante partidarios de "tratar temas complejos de una manera sencilla".

Yo, francamente, no tengo muy claro qué opino al respecto. Visionando filmes como "Kill Your Darlings" me doy cuenta de ello.

Por un lado, es evidente que la elección de Daniel Radcliffe, más conocido como Harry Potter, así como su liviano acabado comercial pueden despertar la curiosidad de una proporción considerable del público hacia la "Generación Beat" y lo que supuso para su tiempo y las generaciones posteriores. Por otro lado, yo, que sé bastante sobre el tema, me quedo un poco con la sensación de que no se profundiza demasiado en ciertos asuntos y el contenido acaba siendo un tanto opaco. Resumiendo: para quien no sepa algo sobre Kerouac y compañía puede resultar interesante e incluso reveladora. Para quien sí, le encontrará su aquél en otros aspectos. Por ejemplo, la caracterización de personajes. Es una auténtica pasada. En algunos momentos tenía la sensación de estar viendo a los protagonistas reales de todo aquello. Claro que esto tampoco funcionaría si los actores no lo hiciesen bien. Algunos simplemente lo bordan.

Para rizar el rizo y que el espectador actual encuentre un punto "combativo" de referencia, de moda, se sobredimensiona todo lo relacionado con la homosexualidad. Y se hace creando un curioso paralelismo entre el miedo académico por las posibles represalias a mostrar un arte revolucionario y el temor al qué dirán y qué me harán si salgo del armario. En el filme se resuelve con la idea de que si la poesía es una fuerza "interior" imparable e incontrolable, los instintos sexuales son más de lo mismo. Simple, trillado, pero efectivo. Todo el mundo es capaz de comprenderlo. "Tratar temas complejos de una manera sencilla".


Ahora bien, la escena del robo a la biblioteca es simplemente ridícula. El personaje de Kerouac sobra completamente y podría haberse omitido. El de Burroughs es casi un pegote: un gracioso "viejecito" drogadicto. Se nos introduce en el opresivo e institucionalizado mundo de la Universidad, pero no se ahonda en el ambiente libertario por el que se movían Ginsberg y sus amigos. Etcétera.

En conclusión, "Kill Your Darlings" funciona como una bonita y entretenida introducción a un movimiento literario que al menos yo considero interesante. Especialmente si se tiene entre quince y veinte años. Sinceramente, prefiero que se trate la vida de sus autores a que se hagan traslaciones de las letras a la gran pantalla de las obras que produjeron. Por ejemplo, "On the road" de Walter Salles me pareció bastante floja porque se alejaba del tono original de la novela en pos de algo "hipster" e infinitamente más aburrido. Los de la Generación Beat, aunque en ocasiones no lo parezca, hacían un gran uso de los recursos literarios. Recursos que muchas veces son imposibles de traducir a otros medios.
Nekro Zombie
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