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Críticas de wilder marx
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Críticas 51
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
20 de febrero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre Alice, dirigida por Richard Glatzer y Wash Westmoreland está protagonizada por la siempre genial Julianne Moore, cuenta la historia de una profesora de Universidad que tiene Alzheimer prematuro. La historia, de género claramente melodramático muestra lo difícil que es ir desapareciendo ante uno mismo. La enfermedad de la nada, en la que todo sigue existiendo pero para ti desapareces, en la que el cerebro muere poco a poco dejando intacta a la persona que la padece es, sin duda, una, sino la que más, de las enfermedades más crueles que uno puede padecer.

Julianne Moore parece llegar al fin a su año mágico, después de estar haciendo grandísimos papeles regularmente a lo largo de su carrera, este año parece haber llenado el vaso del prestigio hasta rebosarlo merecidamente. Después de ganar en Cannes el premio a Mejor actriz por su papel en Maps to the stars de David Cronemberg parece la favorita a conquistar el Oscars por su papel en Siempre Alice, ganándose así el reconocimiento de Jurado, público, academia y crítica definitivamente. La actriz, de pelo rojo y piel rosada, se sobra de la mirada, como las grandes, para trasmitir todas las emociones y pensamientos que ha de sentir su personaje, horror y miedo al futuro, a lo que vendrá y a lo que dejará de ser. Ella dota a la película de su única arma para ser un largometraje interesante, dotando de emociones y matices, mediante una interpretación muy emotiva, a la vez que contenida.

El resto de la película, sin embargo, está a un nivel poco menos que corriente, Alec Baldwin y Kristen Stewart cumplen y salvan la papeleta de unos personajes que eran un auténtico caramelo, dejando a Moore el peso del film. El guión es corriente y predecible, lleno de lugares comunes regalando toda su fortaleza en que el padecimiento de la enfermedad recae en una persona aún joven. Por otra parte la dirección es completamente impersonal e insustancial.

Al igual que The imitation Game, nos encontramos ante una película muy académica y tradicional, que únicamente se preocupa por no arriesgar para conseguir buenos resultados. El peso, como en el biopic de Turing recae en el buen hacer de sus protagonistas. En este caso Moore es todo el argumento para ver el film, lo cual no quiere decir que ello no sea suficiente.

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wilder marx
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5
20 de febrero de 2015
23 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Selma, dirigida por Ava DuVernay, retrata de forma concreta uno de los episodios más conocidos de la lucha del activista afroamericano Martin Luther King , la marcha de Selma a Montgomery, en el Estado de Alabama, para asegurar el derecho al voto de los negros en los estados del sur.

La película empieza con un doctor King (muy bien encarnado por David Oyelowo), ya archiconocido y ganador del Nobel de la Paz, que intenta seguir luchando, cada vez más agotado, por una cruzada que parece no acabar nunca.

Aunque la película se centra, sobre todo, en retratar fielmente los hechos ocurridos (registrados por el FBI) también se adentra en las dudas del líder y su debilitado, por años de lucha, estado personal y familiar.

Selma es, ante todo, una película que sigue la estela del siempre necesario mensaje de reivindicación afroamericana. Producida, entre otros, por Brad Pitt al igual que la muy superior 12 años de esclavitud, Selma nunca consigue ser más de lo cuenta, encontrando sus únicos puntos de interés dramático en las brutales represiones policiales contra las marchas pacíficas de sus cuidadanos.

El retrato de su líder y de las relaciones de alto nivel político, pese al intento de profundidad parecen extenderse en superficie y nunca conseguir adentrarse en los verdaderos recovecos de los personajes dejando a un lado lo ya conocido o esperado.

Así mismo, salvo en las indignantes por reales (que no por filmadas), escenas de represión racial, la película transcurre con poco interés salvo el de los hechos reales en los que se basa, los cuales no consigue acentuar.

Sin duda, una película, que a pesar de estar correctamente interpretada y estar realizada con buenas intenciones se diluye dentro del montón de películas, con similar mensaje, como una de las propuestas más indiferentes para el público europeo de los últimos años.

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wilder marx
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6
20 de febrero de 2015
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran Clint Eastwood, a sus 84 años, está lejos de retirarse. Como todo verdadero artista, Eastwood no puede guardarse para sí mismo las cosas que necesita decir y sobre las que necesita pensar. Los directores piensan sobre la vida rodándola e Eastwood nos trae con El francotirador su segundo largometraje de 2014 y uno de los títulos ya más exitosos de su vasta carrera.

La película retrata la vida del francotirador Chris Kyle, que con cuatro viajes a Irak es el tirador con más muertes acreditadas del ejército de USA. Interpretado de forma impecable por un Bradley Cooper cambiado tanto física como gestualmente para el papel, la película vuelve a recorrer los caminos que siempre han interesado al director de Million Dollar Baby. El tratamiento de la violencia y el daño que hace en las personas; y el retrato de la fama y el reconocimiento por algo de lo que no se puede ni se debe estar orgulloso vuelven a estar presentes en este Biopic.

Posiblemente, el llamado último cineasta clásico americano, no tenga en esta otra de sus obras maestras pero si obtiene una película más que interesante. Con dos registros muy bien diferenciados, la guerra, llena de conflicto moral, deber y batallas; y la vuelta a casa, que parece transformarse en el verdadero territorio enemigo ya que el protagonista no parece pertenecer a él.

Ideológicamente patriótica, aunque objetiva, la película parece rechazar ir más allá en el conflicto de asesinato que un francotirador tiene más que ningún otro militar (Eastwood parece, a ratos, pedir retomar la historia desde el punto de vista contrario como ya hizo con Banderas de nuestros padres y su superior contrapunto Cartas desde Iwo Jima) En cuanto a su representación de la guerra, aunque no alcanza la tensión de los artificieros de En tierra hostil ni trasmite la veracidad de La noche más oscura (ambas de Kathryn Bigelow), escenas como la de la tormenta de arena y el enfrentamiento con el francotirador sirio, al más puro estilo Enemigo a las puertas de Jean-Jacques Annaud hacen del lado bélico del film un producto más que notable.

Ante todo, el mundo Clint Eastwood vuelve a estar más que presente. Si el personaje de Bradley Cooper tuviese sesenta años, posiblemente se parecería mucho al protagonista de Sin perdón, si pasásemos unos años más nos encontraríamos con el Eastwood de Gran Torino cuya medalla por matar no es sino el disparo más doloroso recibido.

Pero Eastwood no solo trata el desgaste mental de forma realista y profunda sino que lleva ese nivel de presión a cómo afecta en el entorno familiar, tal y como hacía en su, por ahora, mejor biopic, Bird.

Volviendo al film que nos ocupa, es en el apartado personal en el que, sin duda, Eastwood nos regala lo más interesante. No se nos muestra un personaje atormentado por las muertes que hay tras su mirilla sino por el deber, el deber de proteger y de cubrir transformado en una locura corriente y diaria.

Es cierto que las obras mayores de Eastwood vinieron cuando nos quería transmitir un sentimiento además de una historia como en Sin perdón, Mistyc River, Bird o su sorprendente simplicidad en Los puentes de Madison. Últimamente, Eastwood ha utilizado su carrera para pensar sobre aquellas personas que le han interesado, personajes como los de sus historias a los que quería descubrir por medio de rodarlos, personas como Mandela, J. Edgar o Chris Kyle. Pese a ser la mejor de esta última etapa del director y músico californiano no nos encontremos con otra de sus grandes obras maestras pero pocos pueden negar la sapiencia de sus imágenes y el interés de su relato.

Apoyado en una sobrada interpretación protagonista y realización anclada con pies de acero, grabada por un hombre al que nada hace ya temblar tras la cámara, El francotirador puede que no dé en el centro de la diana pero, sin duda, le sobra pulso para dar en el blanco.

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wilder marx
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8
20 de febrero de 2015
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
El último largometraje del estudio Ghibli, realizado durante ocho años por Isao Takahata (La tumba de las luciérnagas) se estrenará en España directamente en Blu-Ray a pesar de su nominación a los Oscars al Mejor largometraje de animación. Pese a haber supuesto un auténtico fracaso comercial no podemos sino deleitarnos con la hermosura de este bello dibujo nipón.

Basada en el cuento popular El cortador de bambú, la película narra la historia de un campesino que, cortando un tallo de bambú, se encuentra a una pequeña princesa. Él y su esposa decide cuidarla como su fuera su hija. Aunque la pequeña princesa, llamada Tallo de bambú por sus amigos es muy feliz en el campo, jugando y saltando con los demás niños, animales y plantas, los padres deciden llevarla a la ciudad y convertirla en una verdadera princesa. El tallo de bambú les proporciona los ropajes y el oro necesario para cumplir el destino de la joven princesa. Al trasladarse a la ciudad la joven chica será sometida por las duras normas de la nobleza y se verá completamente privada de libertad y felicidad, atada a las convenciones sociales para hacer felices a sus padres adoptivos que creen que así satisfacen de verdad la vida de su hija.

La cinta de Isao Takahata, dibujada de forma artesanal, con trazos limpios y claros y con una utilización del color realmente vistosa, nos deleita con una serie de imágenes animadas de apabullante belleza. Es evidente el sentimiento del que el autor dota cada imagen, realizada con mimo y amor por el detalle, delietándonos con su luminosidad y movimiento.

Con una historia, a priori, fantasiosa, la película nos regala un gran mensaje universal sobre la vida y la felicidad. Nos habla de la importancia de la libertad, la falsedad de los rangos sociales, los convencionalismos o la educación y el protocolo. Al igual que una heroína del maestro Kenji Mizoguchi, la princesa Kaguya se enfrentara a su propia sociedad y nos hará sentir su historia como propia.

Reflexionando sobre la vida, el film de takahata nos trasmite no solo ganas de vivir sino de hacer, durante el poco tiempo que tenemos, lo que en realidad nos gusta, lo que podríamos definir como vivir para ser felices. Al igual que le ocurre a la protagonista, la felicidad parece estar siempre en un segundo orden de prioridades pero, cuando se necesite, ya será demasiado tarde.

Lamentablemente, la mezcla de realidad con toques de fantasía se ve descompensado en un final demasiado brusco y fantasioso que rompe la armonía del precioso relato de época contado hasta entonces empañando, solo ligeramente, la obra maestra que el estudio Ghibli nos regala de nuevo.

En fin, una película realmente hermosa, preciosa, triste y llena de sabiduría vital al que deseamos, porque se lo merece, mucha más surte que hasta ahora.

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6
15 de febrero de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Foxtcatcher, de Bennet Miller está basada en hechos reales cuenta la historia de dos luchadores, medallistas de oro olímpicos que son atraídos por las ofertas de un misterioso millonario que parece querer convertirse en su entrenador.

Bennet Miller, que ganó, por su labor en Foxcatcher, el Premio al Mejor director en el pasado Festival de Cannes plantea una puesta en escena realista y sombría, muy calmada, como una pequeña laguna en la que los actores son los encargados de hacer las olas. Por lo tanto, el director plantea un relato, algo irregular y escasamente dramático que obtiene toda su fuerza del realismo y de la discreción con la que la película deja trabajar a un trío actoral que esta maravilloso. El primero es Channing Tatum, representando su mejor papel hasta la fecha, con un despliegue físico impresionante que no deja lugar a diferencias entre él y un profesional de la lucha. Tatum Interpreta a un deportista de potencial, inmaduro y muy inseguro. Su hermano mayor (un sincero y trasparente Mark Ruffalo) ejerce como padre de familia y como tutor y anclaje de la fragilidad mental de su hermano, su verdadero entrenador y un luchador veterano y experimentado. El tercer y más destacado vértice del triangulo es un irreconocible Steve Carell, como el millonario John Du Pont. Un fanático de la lucha libre que cree poder convertirse en entrenador de lucha solo por su dinero. Es un personaje inseguro, inmaduro, serio y muy opaco. Todos sabíamos que Steve Carell tenía un actor superlativo dentro, pero la comedia es la mayor aliada del temido encasillamiento. Con esta película y todo hay que decirlo, con ayuda de mucho maquillaje, Carell cambia de registro por completo regalándonos esta fascinante encarnación.

Sin empobrecer a las fantásticas interpretaciones del trío protagonista, la película trascurre sin demasiada fuerza dramática hasta su tramo final en el que el film destapona su contención para mostrar la verdadera realidad del personaje de Carell. Pese a su gran nivel actoral y su interesante representación de un hecho sórdido de la historia de USA, la película carece de ritmo dramático e interés en gran parte de su metraje.

Sin embargo, es cierto que a veces hay que valorar el riesgo que se ha tomado Miller intentando representar un hecho real de forma personal, realista, verdadera y objetiva. Miller no crítica a sus personajes ni los ensalza, simplemente los muestra como son, dando a este biopic algo más de interés cinematográfico que sus coetáneos The imitation game o Siempre Alice.

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