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Críticas de psicobiris
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Críticas 70
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
7
29 de enero de 2017
82 de 112 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo con estupor la nota recibida por esta película en el momento de hacer mi crítica (un 2,6). Me pregunto ¿me dí un golpe en la cabeza ayer antes de verla? No es una peli redonda, pero ¿un 2,6?

No es una película con un gran oficio de cámara detrás, aunque la calidad de muchos de sus planos y un tempo francamente adecuado para lo que se pretende contar la elevan a perfectamente correcta en ese sentido. Javier Bardem y Charlize Theron están MUY bien en sus respectivos papeles, resultan personajes completamente creíbles. (Leo en varias críticas que son sus peores trabajos en años, y me pregunto qué (y cómo) película han visto esos críticos).

Es cierto que el hilo de la película, su línea argumental principal, a saber, la historia de amor entre sus protagonistas, no logra la garra suficiente como para involucrar al espectador en ella. Quizá la película no se sostuviera si sólo se confiase su éxito a dicha historia, pero entonces viene el cuerpo real del metraje, su sentido, su sensibilidad, la bofetada constante que el espectador recibe.

Y con esto no hablo de los momentos terriblemente crudos y desagradables en los que se retrata la muerte y la crueldad a través de imágenes e imaginería espantosas ("le violaron, le desgarraron la vagina y el ano y ahora hasta se le escapa la orina, y sin embargo aquí está, riendo y bailando conmigo"). Ese es un recurso fácil, y por lo visto gusta mucho al espectador medio ("Diamante de Sangre" o la crudísima "Johnny Mad Dog" lo demuestran: cuando estamos frente a una pantalla de cine, parece que nos sentimos más fascinados que asqueados o aterrorizados ante la violencia desmedida y demencial del día a día de tantos países africanos en guerra).

De lo que hablo es precisamente del valor de plantear un debate moral manchado de barro y sangre. Un debate en el que Miguel, el cínico y brillante doctor interpretado por Bardem, opina que la realidad de esas pobres gentes no va a cambiar jamás, que su labor no importa una mierda, no va a cambiar el mundo, y lo único que pretende es salvar vidas para que las personas que reciban dicho regalo puedan tratar de hacer algo con ellas durante un rato más, quizá disfrutar algo hasta la próxima vez que vuelvan a sufrir el HORROR, en mayúsculas. El clásico "no voy a cambiar el mundo, pero puedo cambiar la vida de un puñado de personas a mi paso por la Tierra".

Dicha postura está en total oposición con la de Wren, (Charlize Theron), hija de un eminente y reconocido voluntario ya fallecido, que cree que el mundo ha de cambiar, que es posible hacerlo, y que lo que hay que hacer es destapar todo ese horror, llevarlo a la opinión pública, lograr que la gente se implique. Actuar "in situ" puede que sea importante, pero lo que realmente hay que hacer es una lucha en otro nivel, en un nivel político. (Meto aquí opinión personal acerca de lo fatuo del pensamiento de Wren en mi opinión, sirviendo a modo de ejemplo como esta película resulta vilipendiada y pasando desapercibida, parece no importar a nadie...)

Así, el mensaje es devastador: Según un personaje hay que actuar de manera que las cosas, que el mundo, cambie, y sin embargo esa tarea se antoja imposible, una quimera. Según el otro, sólo se puede ayudar localmente a un puñado de personas, de las que ni siquiera puedes estar seguro de que sean buena gente, en un acto que quizá (seguramente) tenga más de cinismo y autocomplacencia que de verdadero altruismo.

Cuando a dicho guión, a dicha historia, a dicho debate, le acompaña la firma de alguien (Sean Penn) que sabe perfectamente de lo que habla, este mensaje se convierte en un auténtico puñetazo en los morros. Supongo que no todo el mundo asiste al cine a pensar, y supongo que no a todo el mundo le gusta que le expongan un debate tan cargado de cinismo y de impotencia acerca de "ayudar al prójimo". (Nos es más cómodo creernos héroes cotidianos por pagar 20 céntimos al mes para Intermon Oxfam y dar un euro de vez en cuando a ese mendigo que nos cruzamos en la calle).

Supongo que por eso "Diré tu nombre" tiene tan malas críticas y tan mala nota en esta web. Por eso he creído que esta crítica era necesaria, porque creo que películas como esta son necesarias. Ya saben, hacer el ejercicio de pensar, de reflexionar, nunca viene mal...
psicobiris
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5
8 de diciembre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apresurada.

Veo Al Final Todos Mueren con la impresión de que, bajo presupuesto o no, la película se hace de forma apresurada. Todo vale, se me viene continuamente a la mente el ¡A positivar! de la genial "Ed Wood" de Tim Burton. Parece que se buscase hacer un producto cumpliendo un plazo, sin tiempo para darle mimo, para darle calidad. Así, si la idea de la que se parte, el diamante en bruto de cada corto, es potente, obtenemos un episodio más o menos acertado. En caso contrario, a mí no me deja nada en el recuerdo.

El prólogo de Fesser está bien, pero no deja de ser un chiste de 5 minutillos. Cuando en una película de casi dos horas todo el mundo celebra casi por encima de todo lo demás un chiste de 5 minutos, ya hay indicios de que algo falla.

El drama del primer episodio no llega, no resulta creíble, no se desarrolla nada. No se pretende desarrollar ninguna idea fresca; te tiene que gustar mi maravillosa ocurrencia de frustrar el "genial" plan de un psicópata porque se acaba el mundo. Y ya está. No te voy ni a contar qué plan es ese. Ni quién es ese psicópata. Ni, mira, nada. No te voy a contar nada. La historia se reduce a la nada, a contar algo ya visto quinientas mil veces en el mundo del cine de terror: un psicópata jugando con su víctima durante un rato. Punto. Pues qué bien, oiga.

Resulta una idea autocomplaciente, un primer episodio que se alarga y se alarga sin tener nada que contar; cuya única intencionalidad parece ser la de pretender alcanzar algún tipo de reconocimiento acerca de lo transgresora (por fea y enfermiza) que es. Y no, no lo es. Ni siquiera es fea, ni siquiera es realmente enfermiza, al menos no en un universo de filmes de terror en el que la mayoría de las ideas están ya trilladísimas.

Es, sencillamente, una nadería. Una masturbación desganada, una previsible pajilla rápida ahora que me he quedado sólo y me aburro. Un episodio onanista para su creador que, como todas las pajas, puede que deje muy agusto a quién se la hace, pero ser espectadores de tal actividad no resulta demasiado apetecible, aún menos cuando la polla que estás mirando autojalearse ni siquiera es bonita.

El segundo episodio no está mal del todo. Pero adolece del mismo problema que el resto de la peli: cree que una idea sin más, sin pulir, sin desarrollar, es suficiente para hacer una película corta. El concepto "románticos del fin del mundo" podría funcionar, pero no funciona. Y no lo hace porque apenas pretende arañar la superficie del tema: pretende ser un chiste sobre las sempiternas ganas de follar del género masculino. Podría haberse hablado del miedo de todo el mundo a estar solo, a morir solo. De aquellos que, efectivamente, sólo quieren sexo. Del perdón, de las filias y las fobias, del amor. Podría haberse hablado de muchas cosas, darle un mínimo de profundidad al tema. Pero no, intenta ser una tragicomedia y en realidad se parece más a una conversación de dos fumetas imaginando un escenario ñoño y pueril hasta que se quedan sobados. Y mención especial a lo mal que trabajan los actores, en especial la protagonista. Desde luego que en el mundo del cine hay, muchas veces, más suerte que talento... Mención especial también a su pésima puesta en escena y escenario, que nada aporta: (oye ¿donde grabamos? da igual, si el material es una verga. Vamos a la piscina municipal de mi barrio que me dejan grabar allí una noche por dos duros, y si nos ponen pegas, pues grabamos en el jardín de la casa de campo de mi abuela, igual da)

El tercer episodio es correcto en su idea y, por primera vez, en su ejecución. Funciona mucho mejor que el resto, funciona como película corta, se nos presentan unos personajes a los que se dota de suficiente personalidad en unas pocas pinceladas como para hacer creíble su guión. Sin embargo, sé que tampoco llega a tener nada que realmente vaya a perdurar en mi memoria. Esa esperanza en algún tipo de salvación truncada por el giro argumental del episodio parece misma metapelícula: qué previsible. Nada me llama la atención, nada me acaban importando los personajes, ni sus motivaciones, ni lo que les pase. Pero al menos está mucho mejor trabajada y actuada que su predecesora.

Y, por fin, llegamos al corto de la tienda de cómics. Por fin, digo, veo algo que me gusta, que me emociona, que me mantiene pegado a la pantalla. Por fin una idea fresca que consigue ser más que una idea, consigue dar vida a unos personajes y una historia que me hacen sentir, que me transmiten su realidad. Aquí sí se está haciendo cine por fin, me digo a mí mismo. Aquí hay cariño por la historia, la puesta en escena y los personajes (comparen si no el totalmente insulso escenario de la piscina del segundo corto con la cuidada tienda de este tipo entrañable). Diálogos chispeantes, mimados, ágiles, frescos. Un planteamiento disparatado que deviene en historia de súperhéroes, de parias, de lucha hasta el final sabiendo que no hay recompensa ninguna. Por fin veo que realmente alguien se toma en serio la temática de "el fin del mundo" y quiere presentar un material que ofrezca algo más que un chiste de veinte minutos a medio gas o que busque la trasgresión fácil a través de un feísmo inane. Por fin hay profundidad, por fin hay una historia, por fin, tras hora y media de fruslerías, alguien se toma en serio lo que tiene entre manos.

Si apruebo la película es por su brillante última historieta, todo genio, ingenio y pulso. Sin duda este corto es digno de verse. Lo demás, sencillamente, no me hizo disfrutar, y sé que no me va a dejar poso ninguno en la memoria. Una lástima, pues el asunto resultaba, "sobre el papel", muy atractivo.
psicobiris
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2
5 de mayo de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora lo entiendo. Con la primera y la segunda entregas no fui capaz de darme cuenta, pero en esta tercera película el bueno de Peter nos muestra definitivamente sus cartas y todo cobra sentido: El hobbit es un película de esas para toda la familia de mucho reir sin más. Es la "Scary Movie" de las pelis de El Señor de los Anillos, y en su género resulta una película soberbia.

Me gustaron especialmente los gags parodia de otras pelis: ese momento con Elrond, Saruman y Galadriel de artes marciales al estilo Los Vengadores, o ese momento de Légolas en el que Peter Jackson va un paso más allá y se auto parodia haciéndole volar colgado de un ave mu rara tal y como vimos hacer a los protas de su particular visión de King Kong. Un acierto total.

La inclusión de un personaje irritante que sólo hace el ridículo y no aporta nada a la peli nos da momentos dignos del mejor Adam Sandler. Siempre es gracioso y te sonries cada vez que habla, hace pasar muy buenos ratos, y cuando sale travestido me hizo mucho de reir.

El detalle de los terribles trolls atacando pero sufriendo infartos al corazón en cuanto reciben un flechazo es, una vez más, un gran acierto que busca la complicidad y las risas de los espectadores. No me gustó que en ningún momento ningún orco o ningún troll salga guiñando un ojo a cámara antes de morir de uno de esos infartos o una pedrada lanzada por nuestro pequeño David frente a los Goliaths de la vida; es un recurso que suele hacer mucho de reir pero se conoce que Peter no quiso caer en lugares comunes. Aquí no sé si decirle que acertó o una darle pequeña (mini) regañina.

Bueno, regañina por esto y por no haber usado tampoco el recurso de las risas enlatadas, que hubiera estado excelente para muchos momentos como por ejemplo cuando Bardo usa a su hijo de ballesta humana contra Smaug o cuando llegan los enanos y echan unos vaciles a los elfos realmente divertidos e inolvidables. Otros momentos que hubieran ganado mucho con risas enlatadas son cuando los orcos salen catapultados de debajo del hielo o cuando Legolas cabalga un troll a modo rodeo, pero bueno, aún así también te ríes mucho y te lo pasas muy bien con esas escenas.

Pero no acaba ahí, constantemente sigue habiendo guiños a grandes como Buster Keaton y a veces flirtea con la tragicomedia, como cuando Bardo hace el jack-ass con un carro cuesta abajo y su familia se libra de ser atropellada por los pelos, eso fue de mucha emoción y expectación, se me saltaron las lágrimas.

Aunque todos sabemos que hay una escena que es la que realmente engrandece esta película, y es cuando Légolas (sí, de nuevo Légolas, y es que Peter Jackson mantiene intacta su virtud de sorprender constantemente a los espectadores y en su tercera película sobre El Hobbit los grandes protagonistas son Bardo, Thorin y Légolas, nuestro pequeño amigo, (ya sabemos que los hobbits son discretos) prefiere ceder el protagonismo, porque es muy buena gente; una vez más Peter consigue sorprenderme de manera genial).

Decía que la mayoría de espectadores coincidimos en que hay una escena realmente admirable, protagonizada por Légolas, donde al más puro estilo Súper Mario va saltando de bloque de piedra en bloque de piedra. Esta magnífica escena está rodada con una increíble verosimilitud y savoir-faire cinematográfico, siendo tremendamente creíble (me gustaría reconocer desde aquí el gran trabajo del doble de acción de Légolas). He de admitir que en este momento tuve que pausar la película porque no podía parar de reír a carcajadas. Esta escena la atesoraré siempre en mi imaginario junto a otros grandes momentos del cine de humor como la insensata persecución de "Tienda de Locos" de los hermanos Marx o la casa esquiadora de "La Quimera del Oro" de Charles Chaplin.

Visto el gran trabajo realizado por el visionario director preséntole desde aquí mis respetos. Chapó, sr. Jackson, chapó.

Lo dicho.

Una puta mierda.
psicobiris
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8
9 de febrero de 2015
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Querida Wendy no es más que un cuento de hadas oscuro y macabro. Torciendo uno de los temas característicos del género: protagonista sepultado bajo la losa de responsabilidades y personas que lo superan y lo "maltratan"; logra descubrir su auténtico valor y echar a volar, venciendo a sus miedos y a esas malas personas que tenían tal ascendente sobre sus vidas.

Eso es Querida Wendy, y supongo que ese "levantar la ceja" de muchos espectadores hacia el final de la película, con todo lo que ocurre, deviene de no plantearse la película como lo que es; deviene de no haber entendido que esto no es un retrato sociológico acerca de nada, si no un cuento de hadas con todo el surrealismo y la "licencia de abstracción" que merece tal género.

Un grupo de chavales, parias, denostados y malmirados por la gente que conforma ese micromundo en el que viven; encontrará el valor que les hace falta para poder disfrutar la vida en un@s amig@s muy pintoresc@s: una colección de armas a cada cual más "fantástica". Pacifistas declarados, sólo podrán utilizar a sus amig@s para sentirse más seguros y obtener de ellos apoyo moral, pues la primera regla de su club es que no pueden mostrar a sus amig@s a nadie que no pertenezca a su club. Y es que utilizar un arma para matar es cobarde, lo valiente es saber que puedes hacerlo y negarte a hacerlo.

Querida Wendy es un cuento de hadas macabro, muy bellamente rodado, actuado y ejecutado, que nos habla de los peligros de encontrar el valor mediante terceros; que nos habla de los peligros de los complejos (a uno le pegan en el cole; otra trabaja en una tienda que huele mal y es la última chica de su clase a la que le crecen las tetas; todos son mal mirados por todo un pueblo de mineros en el que ninguno de ellos quiere trabajar en la mina...) que nos habla en fin de que no todas las historias de hadas tienen final feliz; que nos habla de que los medios son tremendamente importantes a la hora de alcanzar un fin; y hay que tener cuidado con según qué medios se empleen.

No es la mejor peli de von Trier ni de Vinterberg a mi gusto, pero es una película bastante notable.
psicobiris
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8
24 de diciembre de 2014
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cobra Verde no es la mejor película del tándem Herzog-Kinski, pero es que joder, con sus mellizas Fitzcarraldo y Aguirre compitiendo por ese puesto, es bastante complicado.

El cine de Herzog tiene algo del modelado del tiempo de Tarkovski: en Cobra Verde la película empieza con toda una declaración de intenciones con ese plano inicial de 360º que resume perfectamente el origen depauperado y miserable de Francisco Manuel. Ese barril que ha sido abandonado en la plaza del pueblo a la llegada del bandido; ese diálogo con el tabernero...

Como en las citadas películas, Cobra Verde sigue el mismo tema tan recurrente en Herzog: personajes despreciables y megalómanos cuyas idas de pinza están condenadas al fracaso from the very begining. Aquí el leitmotiv de la película comenzará cuando cobra verde descubra que tiene auténticas aptitudes para la trata y el comercio de esclavos.

Si Aguirre resulta más "intimismta" por así decirlo, y Fitzcarraldo tiene más de epopeya, Cobra Verde navega un poco a la deriva en ese sentido, de modo que se puede hablar de dos tramos completamente distintos: el inicio e introducción de Cobra Verde y de cómo entra al negocio del esclavismo y posteriormente su periplo africano.

Y en esta segunda parte radica lo más importante y mejor de la película. Recurriendo a secuencias que rallan la irrealidad Herzog retrata una cultura y costumbres africanas de manera que mantiene al espectador siempre desubicado sin saber realmente si toda esa gente está sencillamente entregándose a sus peculiares ritos que resultan harto exóticos, o si es que están tremenda y jodidamente locos. Y es que Bossa Ahadee, el rey del territorio africano donde Cobra Verde se instala, ya es presentado previamente en la película como un rey "siniestro y demente". Y, como podría corroborar el rey arbusto, esto es totalmente cierto.

Kinski está soberbio, como siempre, en su papel; al borde de la locura llegado un determinado punto, al espectador le es transmitida con una fuerza colosal esa desesperación resignada que aún así no puede consumir su tremenda fuerza de voluntad. El final es de un lirismo ciertamente bello.

Como tema que trasciende a la película está siempre, de manera omnipresente, la esclavitud, mostrada aquí de una manera bastante cruda, sin recurrir a sentimentalismos Spielbergianos sino más bien todo lo contrario: asusta la manera en que los negros son tratados con total y absoluto desdén, como meras mercancías. En este punto está muy logrado el mensaje, pero hace aguas cuando por medio de los personajes trata de verbalizar una suerte de moraleja al respecto, que resulta demasiado "pegoste".

Con todo, una película valiente, cruda, que por momentos podría pertenecer al universo de David Lynch; Cobra Verde resulta una película infravalorada de Herzog-Kinski; pero esto sólo es así por el tremendo peso específico de sus hermanas Fitzcarraldo y Aguirre, la cólera de Dios. Estoy convencido de que si no existieran esas (odiosas =D ) comparaciones, Cobra Verde sería una película mucho más celebrada.

Muy interesante.
psicobiris
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