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España España · Cinebulosa
Críticas de Sergio Roma
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Críticas 44
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
12 de octubre de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
En los tiempos actuales donde las infecciones se están convirtiendo en nuestro pan de cada día, y donde tocarse con nuestros allegados supone ya casi un ejercicio de heroísmo, resulta morboso, y casi masoquista adentrarse en esta extraña película que pareciera transportar un gris mensaje apocalíptico. Razones para un tímido acercamiento hay unas cuantas, entre otras y principalmente, la dirección de los hermanos españoles Alex y David Pastor en una producción cien por cien norteamericana. Razones para ir perdiendo interés según avanza la película hay otras tantas, destacando la acumulación de tópicos y un estancamiento del guión que impiden un intenso compás medianamente atractivo.

A priori, la irrupción de los hermanos Pastor en el cine norteamericano pudiera mantener cierta similitud con la de Juan Carlos Fresnadillo y su excelente “28 días después”. Pero por desgracia esta esperanzadora similitud se desvanece a medida que la historia pierde personalidad y poco a poco se va convirtiendo en una película más, dentro de un género escaso de imaginación en estos tiempos. Alex Pastor por su parte ya se dio a conocer de manera brillante con su cortometraje “La ruta natural”, que ya destacara en la edición del “Sundance” del 2006, donde volver la vista atrás y retroceder los pasos previamente marcados supuso una originalidad narrativa interesante.

En un planeta donde la mayoría de la población están infectados con un extraño virus contagioso y mortal, del que apenas nada se nos cuenta, cuatro jóvenes todavía “sanos”, emprenden la arriesgada aventura de dirigirse a una apartada playa del Golfo de México, donde aspiran estar a salvo durante una temporada. Esto convertirá a “Carriers” en una road movie de sencillo seguimiento desde un primer momento, pero donde los recursos, intervenciones y sorpresas se van agotando conforme la historia se va perdiendo a la deriva. Cuesta encontrar un norte medianamente orientativo; los neumáticos narrativos en cambio, se desgastan al son de una carretera sin apenas curvas donde dirimir algún esporádico argumento razonable.

En todo caso, la posición que ha de adoptar cada uno de los cuatro jóvenes, según van sucediendo los acontecimientos, las disyuntivas morales, y delicadas decisiones que tienen que tomar a lo largo del camino, se antojan como lo más interesante, en medio de unas interpretaciones irregulares y monótonas que no nos alejan afortunadamente del interés por sus reacciones. Volver a reencontrarnos con la niña buena del “Bar Coyote” (Piper Perabo), o presenciar un conflicto de autoridad a cargo de los dos hermanos protagonistas no supone en sí mismo ningún interés más allá de lo previamente configurado por la creación de unos personajes carentes de expectativas de orden mayor.

Ligeramente entretenida, discreta y sencilla es lo más que se puede decir de esta película de dirección española y producción norteamericana de la que se esperaba bastante más.


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Sergio Roma
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8
11 de octubre de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo cine que se adentra en el espectro político de manera valiente y arriesgada merece todo respeto aunque sólo sea por esto mencionado. Pero si además lo hace de manera brillante entonces el respeto se transforma lenta y apaciblemente en admiración.

Para su primer largometraje, Florian Henckel Von Donnersmarck realizó un meritorio y esforzado trabajo de documentación de todo lo que giró en torno a la República Democrática Alemana y su sistema de seguridad, así como la manera de vivir y hacer política. Y ese trabajo lo refleja en una visión cineasta sin complejos, aparentemente objetiva y con un marcado acento político-crítico para desarrollar un relato histórico, amoroso y emocionante.

La historia gira en torno al espionaje realizado por la Stasi (policía secreta) hacia todo lo sospechoso de ser contrario al régimen dominante en el país, y en concreto a un reconocido escritor (Dreyman) y su compañera sentimental y actriz(Christa-María). Ya de por sí el tema podría resultar interesante, pero esto se magnifica cuando intervienen sentimientos como el amor, la dignidad, y la coherencia personal unida a unos principios. ¿Qué pasaría si el espía se enamora de la espiada? ¿Qué resulta de ese conflicto interno? Esto principalmente es lo que pretende abordar esta película con un resultado realmente brillante. En una magnífica y fundamental escena en la que el Capitán Gerd se encuentra en un café con la actriz, esta le pregunta “¿Así que sabe cómo soy?” a lo que responde el espía “Soy su público” en un doble juego bien interpretado entre público de escena y público de cascos.

El mencionado Capitán Gerd (mejor conocido por HGW XX/7) está muy bien interpretado por un poco conocido Ulrich Mühe en una labor encomiable de presentarnos a un despiadado policía como alguien con sentimientos internos y conflictos personales. El papel femenino está interpretado por Martina Gedeck, a la que pudimos ver y “degustar” en "Deliciosa Martha", y hace bien poco en la adaptación de la novela de Houllebeck “Las partículas elementales”, demostrando que atraviese por un estupendo momento, como no podía ser de otra manera por el trabajo de esta gran actriz.

Tanto la música como la fotografía están extremadamente cuidados. Lo primero por Gabriel Yared en una labor técnica muy interesante, y lo segundo por Hagen Bogdanski quién cuida mucho tanto de planos especiales como el juego colores con un marcado significado político.

(Sigue sin spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sergio Roma
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2
11 de octubre de 2009
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta triste que a estas alturas, donde debiera haber cierta exigencia por parte del público, se realicen productos tan faltos de imaginación como de riesgo, y sobre todo carente de elementos necesarios para conseguir un producto medianamente entretenido. Pero más triste todavía resulta que actores como Keanu Reeves o Jennifer Connelly y el director Scott Derrickson (que tan buen sabor de boca nos dejó con “El Exorcismo de Emily Rose”) se presten a esta farsa por unos cuantos dólares más a sumar a sus ya desbordantes cuentas, sin importarles un ápice el desprestigio que supone en sus carreras.

“Ultimatum a la Tierra” es la típica (usando despectivamente el término) película sobre la salvación de la Tierra en manos de una humilde persona y junto un alienígena que podría ser malo pero se enternece ante los lloros humanos. Por si esto fuera poco, ni siquiera la idea es original (¿a qué se dedica el “guionista” David Scarpa?) ya que se trata de un desafortunado remake, de aquella “Ultimatum a la Tierra” de 1951 del director Robert Wise, que tan buena aceptación tuvo en su tiempo y llegado a nuestros días como un clásico del género. Si Wise levantase la cabeza sentiría sin duda alguna vergüenza por lo innecesario del remake y por lo desastroso del producto final.

Los actores están tan encajonados en sus papeles que resultan aburridos y extremadamente previsibles. Especialmente Keanu Reeves, que poco puede hacer con este papel y del que poco se puede pedir más que muestre una vez más lo limitado de sus recursos. Casi lo mismo se puede decir de Jennifer Connelly, la misma de (tristemente) Hulk, y muy lejos de registros como “Juegos secretos” o “Una mente maravillosa”. Allá ellos.

La historia, pese a que en sus comienzos se antoja interesante se va deshaciendo poco a poco en fuegos fatuos y convencionalismos aburridos, arrastrada de vez en cuando por una demacrada moralina que más produce risa que reflexión y adornada con algún que otro efecto especial digno de una moderada mención, y que posiblemente sea lo único ligeramente destacable. Hay muy pocas cosas lógicas, y tampoco hay un esfuerzo por intentar explicar nada; simplemente no importa, al espectador le debe valer con ver imágenes y hacerse pocas cuestiones, y mucho menos intentar dar alguna explicación razonable a todo es compendio de sin sentidos que van surgiendo a lo largo del cansino metraje, que por fortuna no han querido alargar en exceso.


Como dice un buen amigo mío, espero ansioso ver la siguiente película (la que sea), que me quite esta pasajera sensación de despreciar el cine, que me ha provocado este ridículo ultimátum.


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Sergio Roma
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7
11 de octubre de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay dos enfoques fundamentales en esta película que la hacen sumamente interesante. Por un lado su extraña y pintoresca rivalidad con Picasso, lo que le otorga un clima de “duelo al sol” particular y sugestivo. Y por otro, su relación de amor con Jeanne, visto desde un prisma muy personal y trascendente. En ambos casos, es acierto es discreto, y el resultado aceptable.

Mick Davis consigue mostrar una especial y atractiva visión de una parte de la vida de Modigliani, quizás la más importante, y quizás la más dramática, pero siempre la más personal. Con el café Rotonde, en París, como escenario principal, y con la vida bohemia de los artistas de esa época como marco imprescindible, las pinceladas que Mick nos enseña están cargadas de un cálido color y un fresco naturalismo que adquiere su mayor punto dramático en los momentos finales de la vida del pintor italiano.

Excelente las interpretaciones tanto de Elsa Zyberstein como de Andy García, escenificando una intensa pasión amorosa en la primera y una extenuante pasión carnal sobre la vida en el segundo, que mantienen la historia en un continuo e amargo lienzo impresionista, ayudado por una exótica y envolvente música.

Como un tercer enfoque no menos importante, cabe destacar el esfuerzo de Davis, por mostrarnos un acertado paralelismo entre su momento presente y su complicado pasado, logrando una irreal convivencia entre el Modigliani adulto y el infantil, en una marcada lucha de contradicciones, pensamientos y recuerdos.

Un cuadro fílmico al que acercarse lenta y paulatinamente, a escuchar algún susurro, y vislumbrar algún pasaje inusitado de extraña belleza.


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Sergio Roma
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7
9 de octubre de 2009
41 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Teniendo en cuenta lo que en nuestros tiempos representa, el misterio que gira en torno a ella, y el aura de fascinación y mito que la rodea, resulta difícil de creer que ningún cineasta se haya acercado a este personaje con anterioridad. Amenábar quedó prendado desde un primer momento, a pesar de su encuentro casual con ella, y a su vez la observó como un pretexto perfecto para abordar otra serie de temas asociados tanto a la cultura de la época como a ciertos valores que permanecen inmutables aún en nuestra sociedad actual. De esta manera y junto a Mateo Gil (co-guionista), consiguen elaborar un acertado paralelismo entre la irracionalidad de aquella época y la imperante aún en la nuestra en algunos países en general e incluso en algunos sectores de la sociedad de manera más particular.

Hipatia representa el prototipo perfecto de mujer libre e independiente, y sólo esto, desde un punto de vista social, hace que el acercamiento a su persona, vida y también obra resulte tremendamente atractivo a la vez que estimulante. Si para representarla se cuenta con una actriz del talento Rachel Weisz, entonces el personaje termina por ser tan cautivador que será complicado olvidarlo facilmente. Weisz aporta la belleza, el misterio y el magnetismo necesario para hacer de Hipatia una auténtica personalidad de la época, pero además consigue alejarla de ese aura mitológico que hubiese resultado incómodo para el devenir de su historia y busca en todo momento el lado más humano y sincero. Todo un compendio de valores escenificados a través de sus palabras, sus actos y su manera de entender el mundo siempre desde un prisma de respeto general. La ambición puesta al servicio de la armoniosa sensibilidad femenina.

La causa y manera en que la Biblioteca se destruye le servirá a Amenábar para afrontar otro controvertido tema histórico: la lucha de religiones como enfoque general, y la intolerancia que subyace de ellas. Las religiones mostradas como fuerte barrera cultural a lo largo de los siglos, y causa directa de conflictos, y luchas sin cuartel. En este caso es el cristianismo el que sale peor parado. Una religión que ya era la oficial del Imperio y que aspiraba a terminar con el paganismo por la fuerza y a base de mentiras, manipulaciones y dardos venenosos. Amenábar se decanta por mostrar el lado más oscuro del cristianismo de la época: intolerante con las demás religiones, hasta el punto de escenificarlos como auténticas cucarachas que se mueven al son de la supervivencia religiosa más desaforada. Un particular (y probablemente real) punto de vista que sin duda resulta controvertido, y que conforma el toque provocador que el joven director aporta de manera muy personal como ya hiciera en “Mar adentro” y su posicionamiento en torno a la eutanasia. Sedicioso, valiente, pero sobre todo sincero como ha caracterizado siempre a su filmografía.

(Sigue sin spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sergio Roma
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