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Críticas de Juan Marey
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Críticas 632
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
9
13 de abril de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producida y dirigida por Alfred Hitchcock, “Los pájaros” es una de las numerosas obras maestras de este genio del suspense. La música es del compositor Bernard Herrmann, su fiel cómplice desde 1955 con ¿Quién mató a Harry? Se trata de una adaptación de una novela de Daphne Du Maurier a cargo de Evan Hunter, un guión que Hitchcock modificó en parte durante el rodaje.

El tema de la película, como en gran parte de la obra de Hitchcock, es el de la angustia y del miedo, provocado aquí por la extraña y agresiva reacción de los pájaros, que atacan violentamente a los humanos, como anunciando el fin del mundo a través de esa catástrofe ecológica. En 1963, cuando el mundo entero está pendiente de la amenaza de una guerra nuclear entre el este y el oeste, Hitchcock nos ofrece un film catástrofe, de conseguido suspense, con un sutil sentido del humor y en donde transforma a los apacibles pajaritos en enemigo público nº 1, la crueldad de la naturaleza se convierte así en el principal enemigo del hombre, un tema que permitió a Hitchcock proseguir sus experimentos en la puesta en escena cinematográfica, pero esta vez con un presupuesto importante que le permitía filmar las ideas más extravagantes y originales.

“Los pájaros” es por su realización y sus efectos especiales una de las películas más costosas, más minuciosas y más largas en su rodaje de toda la carrera de Hitchcock, que supo rodearse de excelentes profesionales. Además de su operador habitual, Robert Burks, el responsable de los efectos especiales fue Ub Iwerks, brillante artesano de los estudios Walt Disney, pero también Ray Berwick, domador de animales que se había hecho célebre en la serie de televisión sobre el perro Lassie. Cuatrocientos de los quinientos planos de la película fueron acompañados de efectos ópticos y la gran mayoría de los pájaros utilizados eran de verdad, la prueba realizada con pájaros mecánicos no había sido concluyente. La escena del granero en la que Tippi Hedren es atacada por los pájaros y que dura dos minutos una vez montada, exigió toda una semana de rodaje, con numerosas peripecias pues la actriz resultó herida, contaba la propia Tippi Hedren que tuvo una crisis de histeria cuando en la especie de jaula en la que se rodaba esa escena fue picada en la ceja por una gaviota.
Juan Marey
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9
11 de abril de 2013
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para conmemorar el 25 aniversario de la productora alemana UFA el gobierno alemán decidió en 1943 realizar una prestigiosa película en AGFA color. Desde 1938 la UFA y los laboratorios AGFA habían concluido un acuerdo para hacer películas en color, “Las mujeres son mejores diplomáticas” de Georg Jacoby fue en 1941 la primera película en color de la industria del cine alemana. Para realizar Münchhausen, 2 años después, la UFA escogió a Josef Von Báky, cineasta de origen húngaro afincado en Alemania desde 1927, así nació la aventura fantástica del Barón de Münchhausen, para cuyo guión la UFA pidió la autorización especial de recurrir al escritor Erich Kästner, autor cuyos libros habían sido quemados por los nazis en 1933, propuesta aceptada pero a condición de que figurase con seudónimo en los títulos de crédito.

Un presupuesto millonario y un reparto de lujo fue puesto a su servicio. Hans Albers, destacada estrella del cine alemán, en le papel del Barón aventurero y seductor que recorre el mundo y el espacio, de Moscú a Turquía y de Venecia a la luna. Ferdinand Marian en el papel de Cagliostro y Brigitte Horney en el de Catarina de Rusia. Los efectos especiales estaban a cargo de Konstantin Irmen-Tschet, un lejano pariente del actor ruso Stalivnasky, que había llegado a la UFA en los años 20 y se había destacado por su conocimiento de los efectos ópticos, a él se debe por ejemplo la filmación de las maquetas de la película “Metropolis”, o también de “La mujer en la luna”.Más de 800 extras participaron en la realización de esta costosa producción, que incluía no sólo efectos especiales, lujosos vestuarios y decorados, sino también el rodaje de exteriores durante varias semanas en Venecia.

El guión es sin duda ingenioso, pues desde el comienzo tiende una trampa al espectador al hacer pasar por reconstrucción histórica lo que es tan sólo un baile de disfraces en la Alemania de los años 40, cuando el Barón de Münchhausen relata lo que fueron sus aventuras fantásticas en una serie de flashbacks. Aventuras románticas, ilusión y fantasía, con cuidados e ingenuos efectos especiales, inspirados tanto en Méliès como en Walt Disney, o en “El ladrón de Bagdad” que había producido en 1940 el británico Alexander Korda, acompañan este relato con sorprendentes hallazgos visuales y que hacen de Münchhausen un clásico entre los primitivos del cine fantástico. Una pequeña joya.
Juan Marey
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7
11 de abril de 2013
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paris 1926. El general Brynner, desterrado de Rusia, se dedica a buscar a Anastasia, la hija del zar Nicolás II, la única que puede conseguir los millones de libras que están depositados en el banco de Inglaterra. Descubre a Bergman, una mujer que sufre de pérdida de memoria y que tiene un gran parecido con Anastasia. Le enseña a poder interpretar el papel de la Archiduquesa. Pero ¿es realmente ella o ha instruido Brynner a una farsante?

Una interesante fantasía sobre uno de los mayores misterios del siglo XX. El guión de Arthur Laurents, basado en una adaptación de Guy Bolten de la obra de teatro de Marcelle Maurette, no aporta nada al misterio, pero al menos si que logra una película agradable de ver por la que Bergman consiguió un Oscar. Bella fotografía de Jack Hildyard. Rodada en Cinemascope.
Juan Marey
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8
31 de marzo de 2013
22 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta coproducción hispano-francesa de Pierre Schoendoerffer se estrenó en España con el título de “Sangre en Indochina”. Se trata de una adaptación de la novela autobiográfica que escribió el propio Schoendoerffer, interesante director de cine que fue cameraman del ejército francés durante la guerra en Indochina, que estuvo preso en “Dien Bien Phu” y trabajó como reportero y fotógrafo para la revista “Paris Match”.

Aunque se trata de una ficción, el tono documental y realista se impone en cada secuencia en la narrativa de Schoendoerffer, que va siguiendo paso a paso la huida a través de la jungla de una pequeña división del ejército francés, en el momento en que los vietnamitas lanzan su ofensiva, derrotando a los franceses en “Dien Bien Phu”. Lejos de toda exaltación bélica al estilo hollywoodiense, esta ficción está rodada como un documental bélico en el que todo tiene un tono verídico, con al autenticidad de una historia vivida por quien la relata, desde las situaciones en la jungla y en los poblados vietnamitas, hasta los diálogos o los más mínimos detalles, como la radio transmisión interferida por el enemigo, la guerra psicológica, o el semifracaso del envío de municiones y medicinas. “Sangre en Indochina” es además una brillante reflexión sobre lo absurdo de esa guerra perdida por el imperio francés en Indochina.

Los dos papeles protagonistas, dos hombres de carácter muy diferente, están a cargo de dos actores franceses que estaban aquí al comienzo de sus respectivas carreras, Jacques Perrin es el joven e inexperto teniente, mientras que Bruno Cremer es el veterano brigada excombatiente de la Segunda Guerra Mundial de origen alsaciano, que luchó al lado de los alemanes y que tiene entre sus frases favoritas aquella tristemente célebre divisa mercenaria de “Viva la muerte”. Señalar también la presencia de un joven Manuel Zarzo, en el papel del responsable de la radio transmisión, prolijo actor español cuya filmografía se extiende a lo largo de más de treinta años dentro del cine patrio.
Juan Marey
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9
31 de marzo de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Ensayo de un crimen” es una de las cintas más personales de Luis Buñuel y una de las más divertidas y perturbadoras de su filmografía. En ella el paranoico Archibaldo de la Cruz intenta repetidamente asesinar muchas mujeres, fracasando siempre, en una historia que es, al mismo tiempo, un catálogo de cómicas frustraciones y el retrato inquietante de una personalidad desequilibrada.

Tenemos aquí a Buñuel bromeando a costa del cine psicoanalítico hollywoodiense, en una de sus mejores películas mexicanas con la que se ríe de la burguesía, la Iglesia, el Estado, la justicia, etc. Quedan para la memoria la morbosa escena de la institutriz muerta con la sangre corriendo por los muslos, la triple conversación con el maniquí, la ensoñada imagen de la bailarina con la musiquilla que incita a nuestro protagonista a sus perversiones y… la divertidísima comedia negra que es en conjunto esta bellísima obra de Buñuel.

Aparentemente puede calificarse como una comedia de humor negro en la que nos encontramos ante un asesino que nunca puede consumar sus crímenes, continuamente impedidos por rocambolescas circunstancias que se le adelantan. Esta lectura es válida pero insuficiente, puesto que el personaje de Archibaldo le sirve a Buñuel para retratar muchas de sus propias obsesiones y complejos, desde el fetichismo del que hace gala Archibaldo en su infancia, hasta su particular visión del sexo femenino, del amor y de la muerte. Además la película tampoco es ajena a lecturas digamos más espirituales, a análisis relacionados con otro de los intereses máximos de Buñuel: el mundo de la religión, el pecado, la condena, la penitencia, la absolución y el sentimiento de culpa.
Juan Marey
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