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Nymphomaniac. Volumen 1

Drama Historia de una ninfómana contada por ella misma. Una fría noche invernal, un viejo solterón (Stellan Skarsgård) encuentra en un callejón a una joven (Charlotte Gainsbourg) herida y casi inconsciente. Después de recogerla y cuidarla, siente curiosidad por saber cómo pudo haber llegado esa mujer a semejante situación; escucha atentamente el relato que ella hace de su vida, una vida llena de conflictos y turbias relaciones. Para su ... [+]
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Críticas 117
Críticas ordenadas por utilidad
14 de marzo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nymphomaniac es una comedia. Una buena comedia. Contiene su faceta de drama agresivo, un alto contenido sexual y una cierta reflexión intelectual, pero… es una comedia. Y si no lo fuera, si Lars von Trier hubiese planteado su película para ser tomada en serio, desde el principio hasta al final, la perspectiva cambiaría. En ese caso, Nymphomaniac sería la obra de un cineasta enfermo, traumatizado por su incapacidad para alcanzar a sus ídolos y por sus taras intelectuales.

Sería el testimonio de un creador desnortado, que combina conceptos filosóficos, religiosos, musicales (y un poco de pesca) sin ningún criterio, como quien hace por primera vez un puré de verduras y pone en la cazuela todo lo que ha ido recolectando en el supermercado. A ver que sale. Total, soy Lars von Trier, hago lo que me da la gana. Aunque no tenga ni puta idea de lo que hablo.

Pero no. Nymphomaniac es una película cínica. Queremos creer que lo es. Y así, de hecho, creemos que lo plantea su director, como un juego para el espectador, como un pasatiempo disfrazado de cuento intelectual para el espectador con gafas de pasta y mano en barbilla. Por eso nos gusta. Porque Lars von Trier ha vuelto a reírse del espectador. Y de sí mismo, que es lo más importante. Y lo más sano. Como hizo con Epidemic, aquel experimento descerebrado que siguió a su notable ópera prima, El elemento del crimen. El director parece haber aparcado esa costumbre tan suya (y tan común) de querer parecer más intelectual, culto y perspicaz de lo que realmente se es. El postureo (intelectual) que lo llaman ahora.

(...)

La habitación tarkovskiana de Seligman es el refugio del espectador que mira a través de los ojos de este personaje, tratando de construir un relato lógico, intentando moldear el discurso de la película. Pero pronto desfruncimos el ceño. Comienzan las analogías. El sexo interpretado como armonía musical, como pesca fluvial y cualquier otro ingrediente que Lars tomó aquel día de su nevera. Y empezamos a sonreír.

Las conclusiones filosóficas que Seligman obtiene de los episodios narrados por Joe son una combinación de candidez, desquicio y sentido del humor. No cabía otro final para Seligman. El desenlace es la confirmación del tono de la película. La última frase que, por supuesto, no reproduciremos, es la que probablemente cualquiera hubiese pronunciado en su misma situación…

Pero Nymphomaniac, además, ofrece cuatro o cinco escenas de gran potencial y con valor independiente. La protagonizada por Uma Thurman recuerda al Bergman más incisivo. Porque no todo en esta película es fuego de artificio, también hay pistolas cargadas de malicia, de lucidez. La de los negros, por su parte, es comedia delirante. Y podríamos seguir, pero 4 horas de película dan para mucho…

La promoción de Nymphomaniac, urdida por un Lars von Trier cada vez más interesado en la provocación y la tomadura de pelo, incidió en la parte sexual o pornográfica de la cinta. Sí, en la cinta hay penes y vaginas, están casi todo el metraje cubriendo. Hay un poco de todo: pedofilia, sadomasoquismo, tríos, lesbianismo, lluvias doradas… Pero a estas alturas pretender provocar con una película de contenido sexual es complicado. Lo que se pretendía durante la promoción, repitiendo una y otra vez “porno”, era vender. Vendernos la historia. Ponernos el caramelo. Porque el sexo ya no provoca, pero sigue excitando al personal… Eso es inevitable. Y Lars lo sabe.

Nymphomaniac también tiene sus deficiencias. Algunas expuestas más arriba. También cabría decir que el director danés no es un guionista muy capacitado. Algunos diálogos, situaciones y personajes están mal planteados. El talento visual y el narrativo no siempre van de la mano, aunque muchos autores consideren que ambas competencias vienen en el mismo lote. Su adorado Tarkovski tampoco fue un guionista de primer nivel. La diferencia es que el ruso suplía las carencias con la palabra y el diálogo con su genialidad visual. Lars, a pesar de sus esfuerzos, aun está lejos de su maestro. Aunque tiene algo que no poseía el ruso, o al menos que no mostraba en sus películas: sentido del humor.

Y ese es, ni más ni menos, el mayor hallazgo de Nymphomaniac: su sentido del humor.

Lo Mejor: El tono cínico y travieso que da coherencia a la película. Divertida, excitante, incisiva… por momentos.

Lo Peor: Por momentos, también, un poco ridícula. Algunos diálogos, situaciones y personajes no están bien planteados. Bueno… Charlotte Gainsbourg no se parece a Stacey Martin, ¿o qué?

Nota: es un crítica de Nymphomaniac volumen 1 y 2.

[crítica publicada en alucine.es]
david
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5 de abril de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy consciente de que siempre que voy a ver una película de Lars Von trier tengo expectativas. Expectativas de que me remueva dentro , como si pudiera introducir su mano dentro de mi ombligo . Esta vez es diferente, no ha conseguido entrar, todo y que en absoluto es una pérdida de tiempo . Es entretenida y tiene cierta magia y atmósfera de cuento.
Me ha conquistado el uso de las métaforas del oyente y las fábulas intercaladas . La historia del fresno , la pesca ... Sigue siendo una película de ambiente frío , pero me cuesta sentirle , no puedo viajar a través de ella . Recuerdo leer el jugador de Dostoivski y durante esas horas poder entender su amor incondicional por el juego . Esta vez no ha sido así .. aunque sin duda voy a ver la segunda parte porqué mi curiosidad si la ha despertado
Gipsyblondie
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27 de diciembre de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director danés Lar Von Trier vuelve a la carga después de una de sus mejores obras “Melancolía”, considerado uno de los “enfants terribles” del cine europeo, cada obra cinematográfica presentada por él no deja nunca indiferente a nadie y cada estreno está envuelto en polémica.
Este año nos presenta “Nymphomaniac” una de sus obras más esperadas desde que nos llegó la noticia de que rodaría una película de 5 horas de la que habría dos versiones, una para su distribución en cines comerciales y otra versión de sexo explícito para su paso por Festivales y otro tipo de salas más especializadas.
Seligman es un viejo solterón que se encuentra en un callejón con Joe, una mujer herida y tirada en la calle. Decide llevársela a casa para curarla y es allí cuando ella decide contarle la historia de su vida, una historia marcada por lo sexual y la ninfomanía.
Lars Von Trier utiliza como es habitual en él la división capitular del film, lo que ayuda notoriamente al ritmo de la película. Cada capítulo que contemplamos es un episodio importante en la vida de Joe y se nos desvela como si de pequeñas piezas independientes se trataran. Recursos estilísticos ya tratados por el danés en anteriores películas y escenas descriptivas se antojan algo abusivas a lo largo del metraje.
El director propone un juego, una charla entre dos personas que nos va guiando a través de las historias sexuales de Joe. Arte, religión, muerte y pesca comparten escenario con el sexo. El problema es que hay que entrar de lleno en el juego, cosa que no se hace hasta bien avanzada la película. No hay definición clara del tono que propone Von Trier que si bien es en su mayoría es drama, también hay hueco para la comedia.
Altibajos en el ritmo son un problema para seguir la historia, quizás el guión no ayude mucho, en ocasiones con situaciones y diálogos brillantes y en otros casos con situaciones totalmente inverosímiles. Sin embargo la propuesta de la moral y del prejuicio que nos hacemos a nosotros mismos es un tema recurrente, hasta que punto nos juzgamos, ¿Depende de nosotros mismos, de nuestro interior? ¿De nuestra educación? ¿De la experiencia?.
Otro de los problemas de la película es las expectativas creadas hasta ahora, el director es conocido por arriesgarse en todos sus films, cosa que aquí hace con una propuesta casi suicida para el mundo de la distribución comercial, sin embargo el riesgo que acomete en este film es ir sobre seguro, no llega a inquietar, ni te golpea el estómago como sí hacen muchos de sus anteriores films. Y en el fondo es lo que vamos buscando de este genio, ese algo que nos noquee. Sin embargo al acabar la película quieres más, quieres seguir viviendo la historia de Joe, y el adelanto de los créditos sólo hace más que aumentar esas ganas.
Destaca todo le reparto de la cinta, que asumen sus personajes como retos de sus carreras fílmicas, entre ellos, la debutante StacyMartin , que realiza una interpretación soberbia, Uma Thurman, divertidísima con un personaje algo más que trastornado, Shia LaBeouf, Charlotte Gainsbourg, Christian Slater y Stellan Skarsgard lo completan.
Si eres un incodicional de director la película no te defraudará, entra en el juego y disfruta.


Óscar San Martín
http://ciudadanoskine.blogspot.com.es
Óscar San Martín
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4 de enero de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la mente de la depresión continua. En el gozo del sexo sin límites. En la provocación, violencia y exposición en mil formas de una vida que nos moldea a su gusto. Entre cantos independientes unos de los otros como si de una polifonía se tratara, donde una vez juntos, se crea el mayor clímax experimentado jamás. Dentro de un tritono orquestado por el mismísimo Satán, donde sus dos simples y martillantes notas, harán que nos aterroricemos y rápidamente nos agazapemos en busca de alivio y esperanza. La misma que Joe (Charlotte Gainsbourg) necesita para continuar con una vida que le ha golpeado por méritos propios. Su desesperada y necesitada búsqueda del exceso a base de sexo y, de forma incombustible, hora tras hora desde los dos años, momento en el que descubrió su coño y, del que tanto ha disfrutado y hecho disfrutar, le ha llevado a su ninfomanía y caos físico y mental actual. Desde ese momento, desde los roces sin bragas de su vulva –Mea Vulva. Mea Vulva Maximun- con el suelo del baño lleno de agua junto a su amiga B (Sophie Kennedy Clark) y, hasta encontrarse tirada en un callejón sin salida bajo la lluvia casi nieve, rodeada de objetos cotidianos de la calle y con el cuerpo señalado por una paliza. Justo hasta ahí, que será el instante en el que aparecerá Seligman (Stellan Skarsgård) como terapeuta, y nosotros como espectadores, su vida no tomará un punto y aparte intentando reflexionar para encontrar el por qué de todo con su triste y agitada vida.

Con una pantalla negra durante un minuto aproximadamente. Con un guantazo a ritmo de Rammstein cantando Nymphomaniac. Con envidiable majestuosidad dirigiendo hacia, y moviendo sobre, Lars Von Trier nos da la bienvenida a su nueva obra. Sexo, Bach, pesca, poesía, paralelismos, fotografía… Todo se conjuntará para crear el nuevo hijo de este enfant terrible europeo. Von Trier podrá ser tedioso para la mitad –o mucha- de la parroquia cinéfaga, pero sincera e innegablemente, su cine es una obra de arte detrás de otra.
Nymphomaniac Vol.1 (en un mes se podrá ver el Vol.2) cuenta como Joe (Anticristo, 2009; Melancolía, 2011) es una mujer de cincuenta años que sufre una enfermedad estigmatizada dentro de la sociedad. Hace tiempo que la protagonista se autodiagnosticó como ninfómana, por su adicción al sexo desde que era pequeña, y ahora se atreve a contar las experiencias de toda una vida a un interlocutor inesperado. Seligman (Rompiendo las olas, 1996; Bailar en la oscuridad, 2000), un solterón entrado en años, se encuentra a Joe tirada en mitad de la calle, herida después de una brutal paliza que le acaban de dar. El hombre se apiada de la mujer y la lleva hasta su casa donde intentará curarla de la agresión. Seligman no puede entender cómo una mujer de sus características ha podido acabar de aquel modo, pero ahora que Joe está dispuesta a desvelarle todos sus secretos, él se convertirá en su principal confidente. Así, en una noche de frío invernal, la protagonista hará un repaso a los cincuenta años de su existencia a través de relatos repletos de lujuria y sexo, aunque también de incidentes poco deseados.

Pero Joe, para contarnos su infancia y juventud, se proyectará en la joven Joe, una guapísima Stacy Martin encargada de llevarse todo el peso de esta primera parte, realizando un papel tan grande, como el número de pollas comidas o metidas dentro de su trabajado aparato reproductor a lo largo de su solitaria vida. Porque Joe, probablemente como Von Trier, siga sin encontrar el amor y sólo el deseo. No se sabe bien el deseo de qué, pero seguro que el de provocar y excitar es seguro. Y no es sólo Joe actual y Joe joven, también está encomiable Seligman dándonos una excelente clase de pesca, psicología, de los números fibonacci y música. Que no importa que el tenedor para el bollo sea el del postre (sic), habiéndose equivocado en su elección, ya que su sola presencia y aptitud para desarrollar un papel fantástico, es de sobresaliente. O la increíble Uma Thurman (Pulp Fiction, 1999; Kill Bill Volumen 1, 2003 ), Mrs. H, desempeñando el papel más negro y humorístico de toda la película. Su capítulo, llamado como ella, es desternillante y punzante gracias a sus diálogos y personajes.

Lars Von Trier vuelve a seducir al espectador más abierto con una selección musical tan agradable y bella, que de paso sirve como clase magistral para alumnos hambrientos. Sólo recordar la forma de explicar y encontrar el paralelismo entre la polifonía y las tres mejores piezas cazadas por la joven Joe, es ya orgásmico. Pero para belleza: sus secuencias, imágenes e instantáneas, que poco a poco nos va sirviendo, como si de un restaurante se tratara, donde nosotros somos los clientes, y el danés el camarero/chef, desplegando con elegancia y maestría el arte de servir plato tras plato, o capítulo tras capítulo, hasta el total de cinco que consta este Volumen 1.

Un Cantus Firmmus (Canto fijo) de inolvidables, abrumadores y mágicos momentos experimentado sensaciones nuevamente con lo que considero gran cine, gran viaje, gran experiencia y gran mensaje. Cine con mayúsculas lo que este Señor cuenta y realiza.

Mi web: http://cinemaunderground.net/
David
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5 de enero de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
...Porque francamente no sé cómo puntuarla. ¿Es buena? ¿Es mala? No sé. Es fácil etiquetar a LVT como un provocador y calificar todo esto como una gran broma privada ("jeje, los gafapastas ya están salivando y alabando esta chorrada que he hecho para reírme de ellos"), pero teniendo en cuenta que este es el mismo autor de Melancolía, en mi opinion de las mejores peliculas de 2012, le doy el beneficio de la duda y pienso que algo debe de querer decir. La pregunta es qué.

He leído críticas que alaban su increíble sutileza, sus matices, su complejidad psicológica, etc., y otras que la tratan de gran estupidez sin sentido, y no me siento cómodo en ninguno de los dos bandos.

La historia es bastante simple en esta primera parte, y además del relato de las experiencias sexuales de Joe (Charlotte G.) en su infancia y su primera juventud, esta también narra al desconocido que la recoge de la calle su relación con su padre (sí, aquí hay más que escenas de sexo, pese a las miles de fotos exclusivamente centradas en gente dándole al tema que todos hemos visto; vaya con la mercadotecnia) y su desprecio de sí misma.

La impresión, así a bote pronto, es que esto es una especie de vómito (en el sentido de "expulsión torrencial incontrolada") de conflicos personales sexuales y psicológicos del propio Lars, al estilo de Anticristo, respecto a la violencia, o de Melancolía, respecto a la depresión.

La película como mínimo resulta entretenida. Esto que digo a lo mejor molestará a sus partidarios más serios por sonar frívolo, pero lo cierto es que contiene muchísimo humor no intencionado (y a ratos sí intencionado, como quiero pensar que es el caso de toda la escena de Uma Thurman), casi siempre en mi caso producto de mezclar unos diálogos en plan salón de té británico del siglo XIX con referencias al sexo expresadas con incongruente vulgaridad (cosas en plan "Me desagradaba profundamente la vulgaridad de mi propia insignificancia respecto a aquel episodio de mi despertar; pero se trataba de algo que escapaba a mi control... El caso es que Mengano me folló y se corrió en mi coño"). Yo y la sala no parábamos de soltar risitas, y alguna carcajada de las buenas también, y la verdad no creo que haya que pedir perdón por esto. Como digo, este es el autor de Melancolía, con lo cual me consta que si quiere, es capaz de escribir diálogos mucho más realistas y sencillos que estos, así que por lo que sea esta vez ha querido escribirlos así.

En fin. LVT siempre resulta curioso de ver. La película está regada de conceptos tagenciales (la secuencia de Fibonacci, las referencias a la pesca de río, acordes musicales prohibidos en determinadas épocas, etc) cuya relación con la trama no termino de ver, pero el caso es que resultan interesantes.

A lo mejor la segunda parte redondea el asunto y aclara el significado, o quizás (esto pinta más probable) siga por la misma senda desconcertante y descacharrante, pero en todo caso yo te recomiendo que pases un poco de las críticas "oficiales", la veas y juzgues por ti mismo qué te parece todo este mejunje, porque esta es la típica peli en la que la opinión de los expertos no sirve de mucho a la hora de hacerse una idea previa.
Hugo
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