Una noche en el museo 2

Siempre decimos que segundas partes nunca son buenas, y que decepcionan después de ver una primera entrega atrayente.
En este caso nos encontramos ante una segunda parte bastante divertida, la cual hace que uno como espectador se distraiga y desconecte de ese día agobiado, y disfrute con un mundo de fantasía pero en la vida real.
La película cuenta con momentos realmente divertidos llevados a cargo por situaciones totalmente inverosímiles como ver a Al Capone discutiendo con Napoleón, o ver a Dark Vader intentando convencer a Iván el Terrible para poder conquistar el mundo. Son estas situaciones totalmente extrañas las que hacen que la risa esté garantizada. En cierto modo recuerda al libro "El mundo del río" de Phillip José Farmer, en el cual todas las personas que mueren van a un planeta y reviven. Así que Gandhi puede tener como vecino Hitler, y éste como vecino a Jesucristo y éste a Cleopatra. Lógicamente solo el tema central del libro es lo que veo en conexión con la película, ya que el guión del film está escrito en clave de humor, y el libro es todo menos gracioso.
Volviendo a la película, creo que es una historia de la que se puede sacar un mensaje claro quitando toda esa corteza creada para un público infantil, y es que uno muchas veces renuncia a lo que realmente quiere con tal de ganar mucho más dinero, y en el fondo uno está renunciando a su propia felicidad. Esa felicidad que es tan difícil de conseguir desaparece cuando el dinero crea una tentación de la cual es muy difícil de renunciar.
En fin, una película divertida y con momentos muy brillantes que hace que uno pase un rato muy agradable, y recapacite que en ciertas ocasiones películas que parecen muy simples, llenan mucho más que otras con más renombre.

El Museo de história natural de Nueva York cierra, debido a reformas. Dichas reforms consisten en retirar la mayoría de muñecos de cera y sustituirlos por ordenadores, y programas interactivos.
Los personajes del museo irán a parar a los archivos federales de conservación que se hallan bajo el museo Smithsonian, el más grande del mundo.

Larry, que dejó su trabajo hace un par de años para hacerse un importaante inventor del mundo empresarial, intenta impedirlo, pero no puede hacer nada.

Sin embargo, pese a que Ahmenra se queda en NY, Dexter roba la tabla y la lleva al Smithsonian, haciendo que todo cobre vida.

Pero los personajes más malvados de la história también tienen ahí su maniquí de cera, y no reciben bien a nuestros amigos.

Jedediah se las apañará para llamar a Larry y pedirle ayuda. Larry acudirá, y se desatará la gran batalla.

El título de mi crítica es un tanto metáforico, desde Agosto no hago ninguna por temor a ser acusado de plagio, por lo cual he decidido ratificar con mi propio sello mi autoría.
Adam Sandler nos regala esta secuela algo más floja que su predecesora pero enriquecida con la presencia de Amy Adams, en parte. Curiosamente Amy Adams tiene miedo a volar, todo lo contrario al personaje que interpreta, Amelia Earhart, quien fue toda una pionera de la aviación.

Sin haber visto la primera parte, me puse la otra noche a ver esta segunda entrega de «Una noche en el museo». Lo bueno de esto es que no puedo comparar, porque ya sabemos todos que las comparaciones son odiosas.

Primero tengo que decir que Ben Stiller no me ha gustado nada de nada. Me ha parecido horrible toda su interpretación, en la que se le veía sin ganas, sin fuelle. A lo mejor es que el hombre actúa así, no lo sé, porque ahora que recuerdo no he tenido el gusto de ver ninguna de sus otras películas. Además, su historia con Amelia Earhart es tan, pero tan rocambolesca (y mira que hay cosas rocambolescas...) que más que otra cosa, despierta pena.

Por fortuna, Larry Daley es lo de menos. Nada de lo que hace o dice produce gracia, pero ahí están «los malos» para salvar una película que se precipitaba a la catástrofe. Ese villano de nombre Kahmunrah, con un acertadísimo ceceo, aires de grandeza e ideas más o menos brillantes, consigue la carcajada y captar el interés del espectador, siempre en compañía de unos secuaces que sirven más bien de poco. En realidad son ellos los más entretenidos, porque el grupito de «buenos» es soso hasta decir basta.

Bueno, y ya lo de los otros dos villanos que se quieren unir al dominio del mundo... Esa escena no tiene precio y merece el cuatro en sí misma. Una tontería como otra cualquiera que sin embargo te hace reír por lo absurdo y lo extrañamente real que es todo. Buenísima.

Por lo demás, historia flojilla que cuando intenta hacer gracia y no lo hace, resulta ridícula. Muy ridícula. Destellos de humor a parte, bastante regular y, aunque en algún momento resulta algo pesada, en general sirve para pasar el rato.

Bueno, es entretenida, y no voy a negar que tiene sus puntos, pero el problema que veo es que repite la fórmula mágica...
Segunda parte, que se alimenta de que los personajes del primer museo donde quedaron ya definidos, para repetir situaciones con la tabla todo poderosa...
Se pierde el factor sorpresa y es una lástima que no hayan surgido más personajes, en lo que se supone que es el museo más grande del mundo...
De todas formas, está bien para pasar buen rato