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Sangre de mi sangre

Acción. Thriller Lydia, una joven de 16 años, es acusada de haber robado una fortuna a un cártel, pero en realidad es una trampa fraguada por su novio traficante. La chica tiene que escapar con el único aliado que tiene en el mundo: su padre, John Link, un eterno fracasado, antiguo motero rebelde y ex presidiario, que se verá en la obligación de vincularse nuevamente con un pasado del que huía para poder salvarla. (FILMAFFINITY)
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Críticas 65
Críticas ordenadas por utilidad
16 de setiembre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Padre ¡no hay más que uno!

Liam Neeson declaró, en su momento, que ya no estaba en condiciones de realizar ciertos papeles de acción; Mel Gibson parece llevarle la contraria, parece haberle cogido el relevo, al menos en esta trepidante y agónica cinta, con una eficacia, contundencia y potencia extraordinarias, que se complementan con esa frenética marcha, de dialéctica rotunda, certera y apasionada por todo lo que relata con volcánica sinceridad, esperando salvar a lo que más ama, a esa desconocida hija que ha sufrido por sus errores y mala cabeza.
Proteger a tu pequeña, cueste lo que cueste, con un peculiar sentido del humor que hace las delicias de quien escucha, cinismo de honestidad brutal e impotencia amarga que lidera sus inesperadas nuevas relaciones con su adorado retoño, ya de regreso, esa preciosidad de recuerdo que, como adolescente ¡se las trae!
Directa, salvaje, explosiva, letal, un padre de sangre que por fin puede ejercer como tal, doliente alma perdida que lamenta no haber estado para su niña, cuando ésta más lo necesitaba; pero ahora está, es sagrado presente que no duda ni falla, dispuesto a darlo todo por salvarla, dispuesto a devolver la luz a su vida, dispuesto a demostrar que no se equivocaba con ella, que sigue siendo una buena chica.
Poco que decir o explicar cuando un trabajo es tan sobrio y disfrutado, el género de acción con afilada y perspicaz comicidad, con las emociones típicas de su drama y la vitalidad acelerada de su aguante y esperanza por salir adelante; nada sé de la novela, sólo que su delirante e instructiva cinta animan a acercarse a ella, gracias a una operada dirección de Jen-François Richet, que sabe como mostrar lo que quiere y tiene en su cabeza, como convertir una convencional historia en pura energía vibrante, con la confianza de esa magnífica actuación de su actor estandarte -que se agradece, que se añoraba, que permite confiar y creer en las causas perdidas-, más una fotografía seca, áspera y tirante que abraza al demonio redimido, quien busca devolver, al rebaño, a su oveja descarriada.
No puede ser atrapada, su papá no lo permitirá, “cuando le debes la vida a alguien, tienes que vivirla”, pero aún no se está en ello pues, aunque biológicamente se la debe, es el sentimiento lo que importa, las emociones compartidas lo que te convierten en padre; el camino es duro, complicado y lleno de trampas, rebosado de tiempo malgastado y con excesiva ausencia de confianza, pero la redención es seguir día tras día, levantarse tras caer, vivir por quien lo ha dado todo para que tú tuvieras una vida..., y en ello ya se está.
Sin Mel no sería lo mismo, es justo decir verdad tan cerciorada y obvia, da gusto verle, junto a un cumplidor Diego Luna, como sobrino justiciero pasado de listo; puede que haya redondeado en exceso los halagos hacia la película, pero me hipnotizan y se saborean con placer las historia sencillas, claras, agrias, hechas con firmeza y convicción, de tradicional trama, que se dejan de tonterías y van a lo que van, a salvar a la hija y asesinar al desgraciado que la ha atrapado, el resto son milongas..., que aquí entretienen y se valoran por la franca gracia desesperada de su progenitor, quien vela por que llegue a mayoría de edad, esa diecisiete velas que nunca tuvo graduación ni posterior baile.
“Blood father”, una llamada de teléfono, y por fin puede ser padre, ya no sólo de sangre, aunque ello suponga derramar mucho de ésta; un doble sentido, para un adjetivo que inmortaliza al nombre que acompaña.

Lo mejor; Mel Gibson y su dirección.
Lo peor; puede parecer insuficiente su clásico argumento.

lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
lourdes lulu lou
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10 de octubre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenido producto de serie B, un thriller de acción (recuerda al cine que se hacía en los años 80), al servicio de un recuperado Mel Gibson, tras su caída en (¿?) desgracia por una serie de comentarios antisemitas y ciertos comportamientos desagradables. En definitiva, no entiendo cómo algo que se hace en la vida privada (o pública) puede repercutir en la carrera de un actor. Pero Hollywood es así, vaya.

El caso es que esta película, filmada por Jean-François Richet, es un producto que, sin ser nada original y ofrecer en todo momento lo que promete, se inscribe en ese tipo de cine, prácticamente desaparecido salvo puntuales excepciones, de ex delincuentes, o ex convictos, caídos en desgracia, extraordinarios conductores o moteros para más señas, que un buen día, en contra de su voluntad, tienen que volver a la vida criminal y lo hacen con las mismas habilidades de antaño sólo que más quemados y con más mala hostia, si eso es posible.

Éste es el caso de John Link (Mel Gibson), con una gran barba canosa y con unos músculos acojonantes, que, tras cumplir condena en prisión, sobrevive en un desierto (reminiscencias de "Mad Max", tal vez), en una caravana atrotinada, haciendo tatuajes a otros perdedores como él. Su hija Lydia desapareció hace dos años. Cuando ésta vuelve a ponerse en contacto con él y le hace saber que tiene problemas graves, Link volverá a las andadas para proteger a su hija, cueste lo que cueste.

La excusa perfecta para que el bueno de Mel Gibson se mueva en su salsa, disparando y explosionando todo lo que pilla. La acción jamás decae, dando muestras el director de oficio, puesto que sin ser original, hace al espectador partícipe de esa huída necesaria de ambos protagonistas, ofreciendo pinceladas para que estemos permanentemente pegados ahí, interesados en lo que pasará a continuación. Los momentos de acción están filmados con un ritmo apabullante y contienen una tensión brutal (por ejemplo, la persecución en moto o el mismo final).

Estupenda la química entre Gibson y Erin Moriarty, padre e hija, gracias en buena medida a las buenas interpretaciones de ambos y a los diálogos, porque sin ser un alarde de ingenio, funcionan muy bien y provocan la risa o una sonrisa en varias ocasiones, a la par que emocionan en los momentos cumbres con su sencillez. La aportación de William H. Macy (y su química con Gibson) también es muy disfrutable. Diego Luna tiene un breve y anecdótico papel, cumpliendo, si se me permite la expresión, con el cliché del hispano malote tan visto.

En suma, es una entretenida cinta que nos trae al Mel Gibson "on fire".
Sémele
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2 de setiembre de 2016
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película de acción puede ser buena, entretenida, y puede dedicar más o menos metraje a la acción propiamente dicha. Otras sin embargo se embarcan en un análisis de los personajes más o menos exhaustivo para justificar los motivos por los que se encuentran en el inevitable lío.

Blood Father tiene un poco de todo, acción creo que razonablemente dirigida y un poco de centrarse en los personajes que forman parte de la trama, muy variados por cierto. Ese análisis puede hacer que te caigan mejor o peor los personajes, conozcas los motivos de sus odios o filias. Aquí es donde falla Blood Father no sabes muy bien quien es cada uno, sus rollos moteros simpáticos, por que unos y otros traicionan.

Dicho lo cual, si quieres pasar un rato entretenido viendo unas cuantas escenas de acción, Blood Father es correcta, pero eternamente larga entre unos momentos y otros, aburrimiento que solo es mitigado por algún chiste ingenioso que también los tiene.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
el corsario digital
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16 de octubre de 2016
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin lugar a dudas, el narcotráfico se ha convertido en un tema recurrente en el cine, siendo diversos los casos en los que se utiliza como argumento en películas de acción y persecución. Este último es el caso de Blood Father, dirigida por el francés Jean François Richet. La cinta trata acerca de Link, un ex convicto y alcohólico en rehabilitación quien, mientras intenta dejar su pasado atrás y reivindicarse, se reencuentra inesperadamente con su hija perdida. No obstante, lejos de ser una reunión de reconciliación, Lydia está buscando la ayuda de su padre al ser perseguida por una peligrosa banda de narcotraficantes (mexicanos), quienes están tras ella por haber matado a su líder (también mexicano), quien por cierto también era su pareja sentimental. De esta forma, Link deberá de regresar a sus viejos hábitos con tal de proteger a su hija, aun cuando eso signifique volver a prisión.

Es así como en una hora y media muy bien trabajada, el director es capaz de presentar una historia dinámica, con mucha acción y giros inesperados. No obstante, lo que podría quedarse como una película más de este género, resulta ser un espacio para abrir de manera sutil el debate en relación a las cuestiones raciales, el cual se ha puesto tan de moda en los Estados Unidos. Así, lo que parecería una intento de reflejar el daño que los mexicanos causan en Estados Unidos por introducir y controlar el narcotráfico en dicho país (tal y como lo asegura el señor Donald Trump) se presenta la otra cara de la moneda en la voz de Lydia. Así, una niña de diecisiete años que a pesar de sus problemas de personalidad y drogadicción demuestra contar con una educación y un criterio formidable, pone en entredicho la opinión del padre cuando habla acerca de los inmigrantes. En específico, cuando Link se refiere despectivamente a los inmigrantes arguyendo que son ellos quienes invaden al país y le quitan los empleos a los estadounidenses, la hija no tiene reparo en señalar que ningún ciudadano de Estados Unidos a recogido en su vida el fruto de un árbol.

De esta forma, la película deja la polémica abierta, y aunque nunca se llega a saber si la forma de pensar de Link es producto de la relación con los delincuentes o de su propia educación, se demuestran dos formas distintas de ver un mismo problema desde la perspectiva de dos personas entre las cuales existe una gran brecha generacional. Así, y aunque no es el objetivo de la película, se pone sobre la mesa la polémica para aquellos que gusten abrir el debate una vez más.

En cuanto al reparto, destaca por supuesto el personaje de Lydia, el cual es interpretado de manera magnífica por la joven Erin Moriarty (quien aparecerá este año también en la prometedora Captain Fantastic), quien logra imprimirle una gran personalidad. Por otra parte, Mel Gibson regresa de forma exitosa a su faceta de hombre de acción, logrando llevar el papel de Link de forma excelente. Asimismo, aunque en un papel muy secundario, destacan las actuaciones de Diego Luna como un malvado y a la vez mojigato líder del narco, y de William H. Macy (Fargo, Room) como Kirby, el amigo y protector de Link.

Polémicas aparte, se trata de una excelente película de acción, la cual logra atrapar a su público sin caer en excesos de sadismo como en algunas ocasiones suele ocurrir cuando se trata el asunto del narcotráfico. Por lo tanto, es una buena opción para aquellos que gustan del género y de paso reflexionar un poco acerca de las cuestiones migratorias que actualmente conforman los debates más acalorados en los Estados Unidos.

Calificación: TÚ DECIDES.

Más reseñas en https://wraparty.wordpress.com
Twitter @wraparty
wraparty
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18 de enero de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No voy a escribir ninguna parrafada.
Se trata de la típica película de acción donde hija en apuros pide ayuda a la desesperada a su padre que puede ser marine/ex-marine/ex-poli/ex-convicto (bingo). La diferencia con este film es que tiene un buen elenco de actores y la trama transcurre adecuadamente con una buena dosis de acción en momentos clave. No defrauda y el ritmo va creciendo cuando debe.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Roberto Gisbert
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