La peor persona del mundo

Julie no sabe qué es lo que quiere. Odia las conversaciones sobre bebés y su padre es un gilipollas de aúpa. Tiene claro que le gustan las pollas flácidas, pillarse el pedo y a veces la literatura. Si Julie fuese un invento de Hollywood, sería una bohemia de California, que viajaría durante un año sabático por Europa buscando sentido a la vida. Como Julie es una chica de clase media alta noruega, se dedica a algo mas prosaico: salir de fiesta por Oslo, follar y escribir algún articulillo de vez en cuando.

Julie puede parecer una estúpida superficial en permanente huida hacia delante. Pero en realidad, la Julie que nos pintan es muy terrenal y refleja muy bien a toda una generación de jóvenes que lo tienen todo en la vida y no saben que hacer con ella llegados los treinta (ni los cuarenta). "La peor persona del mundo", título que hay que leer en clave irónica, funcionaría como la continuación de la vida de una Amelie Poulin desengañada por las responsabilidades aplastantes que le impone el mundo de los adultos.

Contra todo pronóstico, el tono de la peli es casi siempre tierno y alegre. Transmite ganas de vivir, de follar con tu pareja y conversar sobre la última novela que de verdad os gustó.

Para el que esto escribe, la peli vendría a decir que la improvisación continua en la que se encuentra mucha gente durante su existencia, sería algo tolerable y hasta deseable para encontrarle un sentido a la misma.

Era un filme que tenía muchas ganas de ver, me parecía interesante lo que proponía desde el tráiler. Lamentablemente no fue así. Para ir al grano, el problema principal está en el guión. El guión es bastante básico y predecible, en cada momento de la película se puede saber más o menos qué es lo que va a ocurrir. ¿Por qué?, porque cae en los típicos clichés de película indi. La fotografía y el ritmo en momentos están bien desarrollados. Pero el guión cae siempre, no logra generarnos ningún tipo de empatía con los personajes, claramente por ser tan predecible. Las situaciones son muy forzadas, y cuando nos quieren "dramatizar" el filme, se siente demasiado forzado y sin venir a lugar. Las actuaciones creo que están bien, pero nuevamente gracias al malísimo guión, no podemos disfrutar de ellas. Es un filme que no va a nada, es solo como un collage de momentos que imagino o vivió el creador o guionista de este film y que intentó pegar y darle una forma de película. Totalmente recomendado para quienes no están acostumbrados al cine independiente, quienes vienen del cine comercial estilo Marvel y quieren conocer el cine independiente, sería una buena experiencia y una novedosa película. Pero yo lamentablemente no la volvería a ver.

Culturetas, gafapastas y críticos de postín ensalzan e inflan la valoración de una película que rinde culto a la banalidad vital de una joven mujer con pretensiones personales y profesionales.

Lo han vuelto a hacer. Sobrevalora mire por donde se mire, al menos para mí. No ha despertado mi interés en ningún momento. Posiblemente, por la falta empatía con los personajes.

Historia del montón, actuaciones medias, dirección y montaje sobrios sin más. En mi opinión, no hay nada destacable. Solo el plumero de criticos, gafapastas, culturetas y feministas que abrazan y arropan la convencional existencia liberal de una mujer con una total falta de clarividencia en su vida.

La película tiene el atractivo, para mí, de ver a noruegos en su salsa. Y que la protagonista es guapa. Y que la parte visual cumple.
Nos muestra las vicisitudes de una inquieta e insatisfecha joven. Se estructura en capítulos, cada uno con su título, y la voz de un narrador externo se superpone a la acción en algunas escenas, todo ello puede que con pretensiones de originalidad, a pesar de que ese tipo de cosas ya está muy visto.

Lo malo es que tanto las situaciones, como los personajes, incluido el de la protagonista, son un poco impostados, un poco tópicos, un poco típicos y un poco bobos. Están bien para un rato, pero no para dos horas de película.

Estamos, sin lugar a dudas, ante una de las cintas más importantes de este año y, por desgracia, una de esas películas que posiblemente caiga en el olvido.

Puede que “La peor persona del mundo” no sea una obra maestra, que se le encuentren ciertas flaquezas en una visión más precisa, pero hay algo que no se puede negar al verla, y es la maestría de Trier para hacer que todo parezca fácil.

Joachim Trier lleva casi dos décadas demostrando que merece, como poco, cierto reconocimiento en el cine actual. Su debut “Reprise”, que comparte mucho del estilo que veremos en su nueva película, ya dejaba ver a un director capaz de manejar a la perfección el montaje aportando fluidez a una historia sin descuidar en ningún momento la importancia del guión y el desarrollo de sus personajes.

Y es justo eso en lo que se basa su nueva película, en el desarrollo de un personaje en especial, maravillosamente interpretado por Renate Reinsve.

La historia trata sobre el desarrollo vital de Julie desde los 30 años, sus relaciones sentimentales, la búsqueda de una pasión en la que volcar sus energías y, en definitiva, el descubrimiento de su propia persona.

Resumido de esta manera cualquier lector podría vaticinar que se encuentra ante otro film de autor derivado de la nouvelle vague que le hará bostezar durante casi dos horas. Y ahí es donde entra Trier. Es esa capacidad de mostrar la búsqueda interior de un personaje psicológicamente complejo (y, por tanto, notablemente escrito) sin perder el foco de un tono cómico. Y eso, aunque a veces no se reconozca demasiado, es sumamente complejo.

Trier mezcla durante dos horas comedia, romance, drama y profundidad moral sin caer nunca en los excesos, sin impostar un sentimiento ni recurrir al efectismo. Es ese equilibrio entre la vida y la muerte, la felicidad escondida en un tiempo de aflicción, las constantes dudas, esos sentimientos inherentes al ser humano y difíciles de manejar en la gran pantalla. En ese sentido Trier podría emparentarse con Kenneth Lonergan, aunque cada uno, evidentemente, con un estilo diferente para transmitir ese mensaje.

He encontrado en ciertas críticas una oposición a las acciones y decisiones que toma el personaje interpretado por Renate, afirmando lo irracional de sus posturas. Pues bien, supongo que ahí reside realmente la belleza de la película, en la imperfección.

Porque ¿quién no ha sentido nunca que podría dar más, que debería hacer algo para dejar huella? O ¿quién no se ha sentido perdido? ¿quién no ha errado? ¿quién no ha tomado decisiones que marcaran su vida, de mejor o peor manera?
Por eso no tendría sentido criticar a Julie en sus acciones, sino alegrarnos de observar que las imperfecciones que nos hacen humanos pueden reflejarse en el cine, que sintamos esos 30 años de la protagonista como nuestros y, con ellos, la ansiedad de no estar a la altura de lo que se espera de ella a esa edad.

En definitiva, la nueva película de Trier es un acierto de comedia romántica con toques dramáticos y de corte reflexivo alrededor de un personaje que, si se mira con cierta empatía, entrará en sus corazones al igual que lo hizo Frances Ha. Porque, en definitiva, estos personajes destacan por la imperfección que caracteriza a cualquier ser humano y, porque todos, en algún momento u otro, andamos perdidos en busca de nosotros mismos.