Un amor imposible

No es una obra maestra pero es una peli de esas que yo llamo bonitas: una bonita historia, en la que sale gente buena que hace cosas buenas, en la que ves bellas imágenes y con la que pasas un buen rato y sales contento del cine y, a veces, es suficiente con eso.
A pesar de que la actriz me encanta me sobra un poco el personaje de Kristin Scott Thomas y es verdad que el guión es bastante predecible, pero son todos tan guapos y lo hacen tan bien...

Mezcla de comedia romántica y suave drama británico. Deja buen sabor de boca. El humor inglés se va filtrando poco a poco, aunque gracias a que el director es sueco también hay cierta crítica a determinados aspectos del carácter británico. Los personajes están muy bien trabajados aunque el argumento y algunas situaciones no tanto. En algunos momentos peca de cierta simpleza pero la sensación en general es muy buena. El conjunto es muy agradable, es una película diferente, optimista y fresca. Destacan los contrastes de personajes, culturas sentimientos y paisajes pero a mi gusto le falta algo para ser totalmente redonda y pasar del notable al sobresaliente.

He observado que la mayoría de las críticas a esta película son negativas, y realmente pienso que la razón es que se está viendo la película desde un punto de vista equivocado, es decir, como lo veo yo, la idea del director no es tanto hacer crítica política, y darle consistencia a la historia a través de una historia de amor, si no más bien al revés, la historia que nos quiere contar la película es la historia de cómo, pese a que hay cosas que vemos imposibles, cosas como que haya salmones en Yemen, realmente no lo son si se les pone empeño, y la crítica política acaba siendo meramente anecdótica.

Así que sí, si se califica la película pensando en ella como una sátira a la política del Reino Unido, pues sí, la película se merece un 3 o un 4, pero como historia de superación, lucha, e incluso como una historia de amor, la película se merece más

Los más golosos recordarán a Lasse Hallström por su hipercalórica 'Chocolat' (con Binoche y Depp poniéndose las botas). A los más nostálgicos nos viene directamente a la cabeza aquella 'What's Eating Gilbert Grape?' ('¿A quién ama Gilbert Grape?') con un Leonardo DiCaprio que ya apuntaba maneras para ser el actor que es ahora.

Mezclando drama y comedia, el director de Estocolmo vive rotundamente estancado en el romance. No hay quien le mueva de ahí porque le tiene ganado el pulso a este tipo de filmes, pero ya hace tiempo que es incapaz de sorprender a nadie, ni siquiera a si mismo.

'SALMON FISHING IN THE YEMEN' ('LA PESCA DEL SALMÓN EN YEMEN') es otra obra correcta en la misma línea que su filmografía anterior y que no aporta nada nuevo al género del dramedia romántico. El guion de Simon Beaufoy (basado en una novela de Paul Torday) tiene diálogos bien abiertos y excelentemente cerrados que funcionan genial gracias al buen trabajo de un reparto que ayuda a que todo suene más fresco, ágil y creíble de lo que realmente significan las palabras.

Emily Blunt y Kristin Scott Thomas alcanzan el notable en sus respectivos roles, pero quienes realmente levantan la película, una vez más, son el señorito Ewan McGregor y su envidiable capacidad para crear interés a través de un personaje que ya hemos visto un millón de veces en otras películas. Perfecto nuevamente. Grande como siempre.

Aunque en esta nueva película de Hallström todo está dicho con una elegancia extrema que resulta agradable a la vista y al oído, "solo" funciona como mero entretenimiento. No logra ir muy lejos porque su argumento no enamora al espectador más entregado. La cinta se va descafeinando y se comienza a mirar el reloj antes de haber cumplido la primera hora.

Ni toda riqueza que desprende su sensibilidad consigue tapar una historia demasiado previsible cuya parte dramática ahoga por completo al acento cómico y ácido presentado en los minutos iniciales. Lo que empieza como una buena película británica se acaba pareciendo demasiado a otra mala película americana. Los giros finales no sorprenden a un espectador cansado de nadar contra la corriente que le arrastra hacia un desierto más vacío de lo habitual.

Lo primero que me atrajo de esta película, sin tener idea de que iba, fue su título. Lo que a la mayoría de la gente hubiese echado para atrás para mi fue lo mejor, soy así de raro, aunque sabía que probablemente no me enseñaría a pescar salmones en Yemen.
Pues la película resulta ser una buena comedia romántica sobre dos personas que son contratadas por un jeque árabe para poblar de salmones una región de Yemen. Toda muy previsible pero no por eso menos buena.
Todos los actores están estupendos en sus papeles, aunque el personaje de Kristin Scott Thomas me sobre un poco. No digo que esté mal, pero me chirría un poco dentro de la historia, aunque posiblemente sea ella la que tiene las frases y los momentos más divertidos (un poco contradictorio si que es)
El final previsible, como mandan los cánones del género, deja un buen sabor de boca, aunque posiblemente no sea película que vaya a perdurar en el recuerdo.