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La reina Cristina de Suecia

Drama. Romance Suecia, siglo XVII. Durante la guerra de los Treinta Años (1618-1648) muere, en la batalla de Lutzen, el rey Gustavo Adolfo de Suecia. Hereda el trono su hija Cristina, que desde la infancia se entrega en cuerpo y alma a los problemas de estado, lo que la lleva a renunciar al matrimonio con el principe Carlos Gustavo, héroe nacional y el pretendiente preferido por todos. Sin embargo, Cristina se enamora profundamente de Don Antonio, ... [+]
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
15 de octubre de 2020
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Queen. Banderas y trompetas. Antonio. Un caballero español le hace la corte a una reina que parece que no se hace la sueca. Chocolat. Broma real. La isla de la luna.
Vaya fiesta. Qué hermosa. Cuánta gracia e inteligencia. Elegancia.
Érase una vez. Hubo un tiempo muy lejano, allende el tiempo, en que fuimos los mejores, sinónimo de pasión, valor, gallardía, bizarría, cultura, conocimiento, fuerza y certeza, de sexo y muerte, de verdad y animal poder, tan grandes que hasta los de Hollywood nos sacaban cantares, no como ahora, que no valemos ni para echarnos a los perros, damos risa y pena, siglos enteros cayendo por el desbarrancadero hasta llegar a esta sima abisal, vía muerta, perfecta y ridícula bancarrota, asolada, afrentosa, sierva.
La película es estupenda, un cuento de hondura contado con la sencillez de una nana, una enorme mentira narrada con plena certeza, enorme esmero y mucha grandeza, un gran tebeo con un guion lleno de ingenio y una añeja mirada de cine ya tristemente perdido, por un lado muy maduro y adulto, por el otro como para niños, un juego serio, recuerdo bonito.
La Historia del mundo resumida en cromos, viñetas animadas llenas de vida mamotreta.
Ella es maravillosa, siempre fue una actriz lista y sarcástica, de mirada que desnuda, que se ríe de la comedia del mundo y no se cree nada, también de alto ideal amoroso y delicada vulnerabilidad cuando tocaba, ese plano final es oro puro y ni hablar del contraste genial ente el primer momento en el que viste como un hombre y la posterior aparición como bella y regia mujer, espectacular; él, en cambio, es un poco petimetre, simpático pero no está a la altura imperial de ella.
Cae un poco a la mitad, toda la intriga palaciega, pero el principio y el final son asombrosos.
No importa tanto por sus grandes temas, deber versus amor y esas chorradas, como por su alada pericia y alta galanura, por el mecanismo engrasado que es toda ella.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Ferdydurke
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28 de enero de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Guapísima, bellísima, elegantísima. Esas actrices con esa belleza contenida, natural, sin quirófano de por medio con esas miradas (miope, que era el inicio de las lentillas y la pobre lo pasó fatal, pero esa mirada era cautviadora).
Y mira que la han puesto veces en tve, pero es una obra de arte.
La fotografía, la música, los diálogos (incluso los doblajes al castellano, son magníficos).
Narra la historia de esta reina, amiga de interactuar con el pueblo sueco, saliendo de incógnito vestida de hombre (señor, pero que original era este director) y en uno de estos escarceos conoce al embajador español que acude a Suecia buscando una alianza con España.
Aparte de narrar con unas pinceladas las envidias e intrigas palaciegas, aborda temas como la envidia, el honor y el amor. El deber para con tu país y la lealtad.
Así que si a eso le sumamos la interpretación de la Garbo, esos silencios frente a la cámara y unas secuencias que pasarán a la historia del cine, porque el director nos regala esos segundos donde toca los muebles del dormitorio recordando ...no tienen desperdicio.
Una película preciosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Toni Badajoz
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6 de abril de 2020
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vista en VOSE

Me alegra haber encontrado esta joya del año 1933, antes de que la censura apareciera en Hollywood allá por el año 1935. Resulta fresco ver la biografía de una reina sueca rebelde, del siglo XVII, que abdicó para hacerse católica, aunque la historia que se narra en la película difiere de la realidad.

Greta Garbo es una leyenda del séptimo arte que dejó su impronta en los albores del cine sonoro. Su estela pasó a la eternidad por su figura, su pose, su cara… Dicen que era bisexual, y esta película bien parece más una biografía de sí misma, con escenas controvertidas de homosexualidad velada, tanto entre hombres como entre mujeres. Resulta atractivo ver como se encontraba la gran pantalla en los inicios de los tormentosos años treinta, prebélicos mundiales y nacionales.

Por otra parte, es gracioso ver a una comitiva del rey Felipe IV, el último de los Austrias con descendencia, para pedir la mano se su majestad. La historia real es diferente, pero no importa para admirar el desarrollo de la trama, dentro de las limitaciones de la época, para hacernos gozar durante 97 minutos de una gloriosa producción.
CHIRU
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3 de noviembre de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Garbo, majestuosa. No se me ocurre nada mejor para definir esta película.

Los amores y desamores de la reina de Suecia con un soldadito español ganan prestigio y carisma gracias a la majestuosa presencia de la inmortal Garbo.

No termino de creerme el personaje del caballerete español, pero ciertamente, el film tiene momentos mágicos que lo subsanan. La pareja contrasta y tiene cierta gracia, pero sobre todo porque ella está esplendorosa y sublime.

Garbo, en la mejor época de su carrera.
dandyboy
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27 de mayo de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kristina de Suecia (1626-1689), no era físicamente atractiva, pero, era una mujer culta (se formó ampliamente en historia, arte, filosofía, teología y en asuntos políticos, entre otras cosas) y tenía un gran carácter con el que logró imponer sus comúnmente sensatas ideas, contra muchos de los obstáculos que surgieron en su reinado. Fue una convencida protectora de las artes e hizo de mecenas de muchos artistas que anhelaban salir adelante. Su lema era, “Columna regni sapientia” (La sabiduría es el pilar del reino), y en tal sentido, comenzó a desviar muchos de los fondos que su país invertía en absurdas guerras, hacia las artes y la cultura. Con ella, el patrimonio artístico de Suecia se incrementó poderosamente y gente de muchos otros países comenzó a interesarse por sus proyectos. El filósofo, René Descartes; el pintor Sébastien Bourdon; los eruditos, Samuel Bochart y Pierre Daniel Huet, fueron, entre otros, gente de gran talento que estuvo en la corte contando con el abierto respaldo de la reina Cristina, quien, un día, habría de ser llamada, La Minerva del Norte.

Llegado el año 1647, tras quince años de su reinado, Kristina no dejaba ver interés alguno por contraer matrimonio y el Consejo del Reino la indagó entonces, dejando sentir que veía en ésto una gran necesidad. Su respuesta última fue: “Si el consejo conociera mis razones no le resultaría extraño”. Como puede suponerse, una frase de este tinte dejaba abierto el camino a toda suerte de especulaciones.

El 6 de junio de 1654, tras haber gobernado durante 22 años, la reina decide, entonces, abdicar del reino; se convierte al catolicismo, y comienza a trasegar por Europa con eventuales regresos a su tierra natal. Antes de morir, solicita ser sepultada con sencillez, pero, los líderes de Roma donde habitaba y con quienes sostuvo grandes vínculos, le hacen un funeral de Reina.

Con claras distancias y variaciones de todo ésto, lo que nos ofrece, el director Rouben Mamoulian, en su notable película, <<LA REINA CRISTINA DE SUECIA>>, es un romántico cuento de ficción, rociado con ciertos elementos de la vida de una de las reinas más interesantes que nos haya dado la historia. Como el objetivo central era recrear un imaginario e intenso triángulo amoroso en un ambiente palaciego, se opta por elegir nada menos que a Greta Garbo (mucho más bella, más alta, y con unos aires de diosa inimaginables en la verdadera reina); y como su enamorado, el ficticio conde español, Antonio Pimentel, se escoge a petición suya (con clara inconformidad de Mamoulian… y también nuestra) a John Gilbert, con quien la Garbo venía sosteniendo un romance que dio harto de qué hablar.

El filme es a todas luces brillante en sus aspectos formales; cuenta con unos estupendos diálogos llenos de chispa y de gracejo; y la Garbo (quien terminaría imitando a la reina en su actitud de no casarse jamás), luce como Dios manda: con unas dotes femeninas difíciles de resistir. No es por nada que ese plano final de ella en la proa del barco resulta inolvidable.

La historia se disfruta con sumo agrado; el carácter de la reina resulta admirable y muy digno de tomar en cuenta; y aunque tengamos que perdonar que, el tontuelo de Antonio, no sepa distinguir entre un hombre y una mujer con pestañas postizas, las cejas y labios pintados, y una cara profundamente femenina, lo demás resulta bastante grato, y la película termina siendo un apreciable clásico con todas las de la ley.

Para el recuerdo un provocativo diálogo, en la taberna, entre un cliente y la camarera:
- ¡Eres muy bonita! ¿También eres buena?
- ¡Si el hombre no me gusta, sí!

Título para Latinoamérica: <<LA REINA CRISTINA>>
Luis Guillermo Cardona
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