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Mustang: Belleza salvaje

Drama Tras un inocente juego en la playa junto a sus compañeros de clase al comienzo del verano, la vida de cinco jóvenes hermanas huérfanas de un pequeño pueblo turco cambia radicalmente. Disgustados por la supuesta inmoralidad en el comportamiento de las chicas, su abuela y su tío deciden tomar medidas que garanticen la virginidad y pureza de las cinco hermanas, así como precipitarlas hacia su destino de futuras esposas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 102
Críticas ordenadas por utilidad
15 de marzo de 2016
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay asuntos que no caben en la mochila de esos directores que prefieren irse a predicar al desierto con la espalda más cargada de desapercibibles intenciones que de reivindicaciones indisciplinadas. Hay miradas negligentes que apuntan a la dirección equivocada y hay ciegos que, lazarilleando a otros tullidos, caen en su mismo hoyo.

Hay voluntades prostituidas -por lo prostituíble de su ambición-, pretensiones entecas y sesgos de miserabilismo. Hay muchas ganas de pasar a la posteridad aunque luego a uno la posteridad le eche a patadas de su casa por vendehúmos; mucho artista de corta crianza y mucha actitud de dudosa aptitud… y en ese infecundo paisaje se ha concebido el insustancial guión de Mustang.

El drama vivido por las cinco hermanas protagonistas podría haber servido de anécdota perfecta con la que emprender un viaje más arriesgado. Más al contrario, la dócil dirección prefiere instalarse en la simpleza de un ideograma, azucarando la realidad con cuestiones más domésticas y sobre todo más cutáneas, impidiendo que ningún personaje adquiera cierta dimensión dentro de ese contexto también carente de resonancia.

La mansa Deniz evita en todo momento ponerse seria a la hora de señalar culpables. Se ve que ni la política, ni la cultura, ni la religión tienen la fotogenia estival de un puñado de lolitas bronceadas.
María
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12 de marzo de 2016
19 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Son demasiadas chicas, las protagonistas, y sus peculiaridades no están desarrolladas. La belleza es evidente en su empatía hacia el espectador, algo buscado con fuerza por su director y el guión. Pero existen demasiados elementos que no aportan nada haciendo que parezca en algún instante lenta por su indefinición.
Es significativa la buena acogida en los festivales, la razón: el cine actual está inmerso en un proceso de cambio sin saberse muy bien hacia donde camina.

Los que amamos el CINE no encontramos material que nos seduzca, atrape, o interese. Todo está mediatizado, los proyectos no permiten que surja la magia.


Me ha alegrado que a la gente le guste porque es muy satisfactorio, ir al cine y pasar un buen rato. A mi no me ha decepcionado, pero si entristecido.
ANHELL
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24 de febrero de 2016
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nominada a la mayoría de premios en todo el orbe y considerada una de las mejores películas europeas del 2015, la directora turca Deniz Gamze Ergüven debuta con su primer largometraje, una coproducción francesa-turca-alemana conformada también por actores y actrices nóveles, sobre la patriarcal sociedad turca y su impacto en la nueva generación.

Lale (Günes Sensoy) tiene doce años, es la menor de cuatro hermanas y quien nos cuenta la historia desde su perspectiva. Todas ellas son menores de edad y sólo quieren disfrutar la vida y explorar su femeneidad, seguras de la lejanía con las nefastas tradiciones. Ante la ausencia de sus padres, su abuela (Nihal G. Koldas) y su tío Erol (Ayberk Pekcan) se hacen cargo de todas, bajo una estricta crianza a la usanza de las familias más costumbristas y conservadoras de Turquía. Un día, un juego en la playa detona un severo control por parte de su tío, retirándolas del colegio e iniciando prematuramente su educación para convertirlas en buenas amas de casa y buscándoles maridos, a pesar de la corta edad de todas.

Más de 1.100 mujeres han sido asesinadas en Turquía en los últimos cinco años sólo por su condición de féminas. La organización social turca -antes otomana- colocaba a las mujeres en un rígido sistema patriarcal tradicional, y lo sigue haciendo. Sus derechos civiles siguen siendo extremadamente limitados y, a pesar de los nacientes movimientos feministas, la violencia y la degradación a la mujer impuesta por valores ortodoxos, sigue latente en el país europeo. ‘Mustang’, su directora y su encantador reparto, nos regalan un trocito de esperanza como espectadores por un mundo mejor y para todas quienes quieren dejar sus velos y largas faldas en el armario para gritarle al mundo la libertad que también les corresponde. Lale (Günes Sensoy), Nur (Doga Zeynep), Ece (Elit Iscan), Selma (Tugba Sunguroglu) y Sonay (Ilayda Akdogan) son el rostro de una generación que le hace frente a la inconsciencia desde inicios del nuevo siglo, en un país en donde recién hace 15 años el Código Civil reconoció la igualdad entre hombres y mujeres. Pero hay rincones de Turquía donde la violencia ya está normalizada y los más grandes parecen sacados de otra era.

‘Mustang’ duele y cala hondo. La directora consigue, con particular simpleza, contar una historia cruda y dramática, un retrato familiar disfuncional que para muchos podría parecerle imposible su existencia. El quinteto de protagonistas iluminan la pantalla con la belleza salvaje que le da título a la cinta y una frescura y naturalidad que entretiene, a ratos conmueve, y en otros nos provoca poder estar ahí para unirnos a su causa. El guión no deja nada al azar y es capaz de contarnos en 97 minutos una batalla por esa ansiada libertad, dejándonos claro los evidentes intereses de las adolescentes, el duro camino hacia la madurez, el contexto en que su historial familiar se desarrolla y, como no, la posición de una gran fracción de turcos que se desenvuelve en una dictadura social de género, donde el hombre es quien decide y las mujeres han normalizado dicha aceptación.

La necesidad de escapar del encierro las obliga a las hermanas a crear y a crecer. Una pequeña revolución ante la crisis cultural. El desamparo de pequeñas mujeres unidas por el amor que no quieren ser explotadas, violentadas ni separadas, y una evidente reflexión acerca del rol de la mujer en sociedades que aún no dan todos sus pasos, a pesar de sus avances en otros términos, es lo que la directora logra componer, con una fotografía tan limpia como sobrecogedora y un trabajo de producción y montaje poco ostentoso, que vuelve a la cinta mucho más real y cercana.

Es innegable su símil con ‘The Virgin Suicides’ (1999) de Sofia Coppola, sin embargo, el conservadurismo de la familia Lisbon respondía a factores mucho más personales y ajustados a la época. ‘Mustang’, en ese sentido, es el fiel reflejo de una sociedad cegada por una cultura arraigada que trasciende cualquier derecho humano y expresión de libertad, en donde la mujer por fin está logrando alzar su voz en una sociedad 99% musulmana y que, al día de hoy, recién está siendo escuchada. Una joya imperdible entre tanta basura que, a veces, llamamos “cine”.


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www.elotrocine.cl
Wladimyr Valdivia
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9 de marzo de 2016
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El patriarcado es un orden social e ideológico que se fundamenta en relaciones de poder sustentadas en la imposición de superioridad del género masculino sobre el femenino. En su primer largometraje Deniz Gamze Ergúven nos muestra la influencia de la sociedad sobre la vida de cinco hermanas encadenadas a un destino que no eligieron, pero que les fue impuesto por el hecho de ser mujeres. Cuando nacemos todos somos iguales: jugamos, reímos, lloramos pero muy pronto comienzan a imponernos diferencias. La directora nos sumerge en “Mustang” en una problemática muy real que aún se vive en muchos países. Una obra que esta recibiendo el reconocimiento de diversos festivales, tras ganar el “Label Europa Cinemas” en el Festival Cannes 2015 ha sido premiada en el Festival de Sevilla, Festival de Sarajevo, National Board of Review, Premios del Cine Europeo y Premios Goya.

Los caballos salvajes reciben el nombre de ‹mustang› que tiene origen en ‹mesteño›, es decir, ‹animal que no tiene amo conocido›. El film refleja el deseo de las hermanas de ser libres, de no conocer amo y ser dueñas de su propio destino. Como caballos salvajes que no pueden ser domesticadas buscan la forma de escapar del destino que les ata. Un grito de rebeldía contra el orden impuesto, que intenta domarlas para convertirlas en esposas dóciles y serviciales, pero los mustang no pueden ser domesticados siempre encontraran la forma de escapar de las rejas. Una juventud que no comprende ni quiere comprender las injusticias de la sociedad y se rebela contra los lastres del pasado. La juventud siempre fue el motor revolucionario que impulsa a la sociedad.

Cuando llegan las vacaciones las cinco hermanas entre lágrimas y risas corren a disfrutar con sus amigos de a la playa, Gamze nos sumerge en un mar de nostalgia donde una luz cálida ilumina a los niños mientras juegan y se divierten, momentos de inocencia al margen de los lastres del patriarcado, donde ambos géneros pueden divertirse por igual. La familia impone las primeras cadenas, contagiando con sus prejuicios la inocencia de los jóvenes. La presión de la sociedad lleva a la familia a prohibir a las hermanas jugar con los niños, separando el camino de hombres y mujeres. En ese momento la familia se convierte en una cárcel, una fábrica de esposas donde las niñas serán encerradas como ganado para ser preparadas para el matrimonio. En un principio la unión entre ellas las fortalece, les hace afrontar las cadenas que les imponen. Quizás este es el punto álgido de la obra, estos momentos donde la unión de las hermanas unidas por sangre y por padecer la misma condena, les permite superar todos los obstáculos y rebelarse contra el mundo.

Las mujeres son las protagonistas de la historia, la cámara se centra en ellas para diseccionar sus miedos y pensamientos. Observamos las diferentes posiciones que toma cada mujer: las adultas que comprenden la rebeldía de las niñas —y por ello intentan protegerlas— pero se encuentran alienadas al hombre, resignadas a su opresión se convierten en cómplices. Por otro lado, las hermanas que se posicionaran de forma distinta ante la imposición del matrimonio. Unas terminaran aceptándolo mientras que las otras se niegan a aceptarlo. Al dividirse el grupo, esa rebeldía empieza a agotarse en algunas de ellas, comienzan a aceptar la sumisión, entrando en la desesperación de no encontrar salida. ¿Seguir la corriente de la sociedad o rebelarte contra ella? ésta será la cuestión principal a la que se enfrente cada una de ellas.

Las niñas dejan de estudiar para ser esposas, en una fábrica donde el matrimonio es el único destino, se les enseña a vestir, caminar, coser, cocinar, limpiar en definitiva: servir. Una situación que no nos pilla muy de lejos, cuando a las mujeres se les enseñaban asignaturas domésticas en la escuela, con el objetivo de prepararlas desde jóvenes para ser esclavas del hombre. Un adoctrinamiento continuo por parte de los medios de comunicación, familia, vecinos y escuela que busca afianzar la opresión hacía la mujer. Para las hermanas su habitación se convierte en la celda de una cárcel, barrotes a medida que transcurre el tiempo se hacen más altos y, poco a poco, intenta limar su rebeldía, asfixiando las ansias de libertad, anulando sus risas para empujarlas a aceptar las cadenas o rendirse ante ellas.

El film te mantiene pegado al asiento viviendo el drama desde la inocente mirada de una niña. Pero en ciertos aspectos, no arriesga todo lo que se podía esperar, se centra en un tema tratado repetidas veces sin aportar nada nuevo. Da la impresión de que busca el camino fácil, dado que desde la perspectiva europea los hechos denunciados pertenecen al pasado o a un país lejano —no es algo que nos afecte directamente— el mensaje es aceptado de buen grado por todo tipo de público, sin incomodar a nadie. Una obra que no termina de meter el dedo en la yaga, incluso, puede llevar a pensar a muchos que la opresión hacia la mujer ha desaparecido en los países europeos o en las ciudades mas desarrolladas. Es cierto que las formas de opresión han cambiado, que en apariencia la mujer es capaz de decidir su propio camino, pero solo es necesario rascar para apreciar que las cadenas siguen vigentes
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
NoTodoEsUSA
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19 de julio de 2016
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si, el malo es malo, las chicas son víctimas. Risas y llantinas. Pero ... quienes son de verdad? Empieza bien, pero avanza lento a la vez que apelotonadamente, en forma contradictoria. Solo la última de las hermanas se bosqueja un poco con relieve existencial. Todos los personajes están vacios de personalidad, sólo ríen y dan saltos, o lloran o ponen cara de sufridos. No se ve el trasfondo psicológico, ni se profundiza, teniendo en ese aspecto más tinte de documental, pero tampoco pues hasta este sería más interesante. Se intenta contar muchas cosas en muy poco tiempo, pero en el fondo lo que se cuenta es un cuento hueco repetido. Un argumento en el fondo facilón, pero falta la esencia de todo ello, no basta con una simple reivindicación -muy justa si-, para creer que es una buena película, a no ser que no te des cuenta de nada y sólo veas la superficie tangencial, y con eso te baste... Pero claro, eso es otra historia y debe ser contada en otra ocasión....
saratomatoes
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