El barco de la muerte

Nada más empezar la década de los ochenta y por tanto inscrita en plena época efervescente del slasher (La noche de Halloween 1978 ;Viernes 13 1980) se estrenó Death Ship, conocida en castellano como el barco de la muerte. Con presupuesto anglocanadiense, la película cumplió como muchas otras películas del momento, servir como carnaza para el público adolescente de aquellos años.

Más allá de eso, el barco de la muerte es una de las peores películas de terror de las muchas que se hicieron en aquellos años, cosa que ya es decir. Por otra parte, el ajustado presupuesto repercute en la película, que muestra una recreación del barco totalmente indecorosa (donde transcurre todo el metraje) y que no llega a construir un ambiente verosímil en ningún momento. La mayor parte se la debió llevar George Kennedy (sí, el mítico policía de la saga de Agárralo como puedas, no, Leslie Nielsen no, su jefe), actor que realiza un papel absolutamente vergonzoso en el film, interpretando un personaje que no tiene el más mínimo sentido.

El argumento es cuanto menos insólito. No es sólo que Alvin Rakoff (director de origen canadiense con una carrera mayormente mediocre) recoja las historias de barcos fantasmas, como pudiera ser la famosa leyenda marítima del holandés errante, sino que además la mezcla con los nazis (sí, como han oído), en una mezcolanza singular que sin embargo no funciona en ningún momento. De hecho nada más empezar la película uno se da cuenta de dos cosas: primero, del paupérrimo presupuesto de la película y que Rakoff no tiene el más mínimo talento. En cinco minutos pasamos del jolgorio festivo de un buque comercial con el que el director empieza ambientando la película a un plano absurdo en el que se supone que el espectador tiene que entrever que el barco se ha hundido después de una colisión con el barco de la muerte y que unos pocos supervivientes caen a la deriva en una barca. No es sólo problema de presupuesto (queda claro que no había dinero para mostrarnos el hundimiento de un barco, pero otra cosa es engañar al espectador colocando una burda escena representando la sala de máquinas siendo invadida por el agua) sino de talento.

Después de un prólogo nefasto, el director nos enseña una galería de reiteradas escenas en la que la película bordea una y otra vez el ridículo. Planos intercalados de una manera estridente y sin venir a cuento (al más puro estilo vanguardista), cámaras que se elevan sin venir a cuento e incluso se dan la vuelta totalmente mareadas, utilización de la banda sonora de una manera totalmente abusiva (uno siente hasta dolores de cabeza)…Pero lo peor de todo es que Rakoff no sabe como planificar ni un mísero asesinato. Claro esto en un drama o una comedia no sería un gran problema pero en una película de terror es indispensable. En consecuencia podemos ver una galería de asesinatos de lo más lamentables: Escaleras que se caen, grúas que golpean la cabeza como si estuviéramos en una película de Chaplin…No existe intriga porque Rakoff no sabe construir el enemigo invisible que requiere la película, y técnicamente el film es un desastre absoluto.

El guión por otra parte construye una situaciones completamente ridículas. El personaje de George Kennedy interpreta al antiguo capitán del buque comercial que sin que tenga sentido alguno, se convierte en un nazi de pies a la cabeza (con un antiguo uniforme que recoge del mismo barco). Por otra parte el desarrollo de la película sigue unos bandazos irregulares (ahora paseamos por la popa del buque, ahora nos vemos una película perdida con un proyector de los años cuarenta, ahora una ducha con sangre…) que no siguen lógica alguna.

Lo único rescatable de la película es el diseño de algunos de sus carteles publicitarios, realmente atractivos (no fueron pocos los que debieron picar en las taquillas de cine viendo la propaganda y leyendo la sinopsis) así como una fotografía interesante en algunos momentos (que rompe con la monotonía de muchas otras películas slasher del momento) y alguna idea interesante que sin embargo en líneas generales ha quedado desaprovechada.

http://neokunst.wordpress.com/2014/01/21/el-barco-de-la-muerte-1980/

“Death Ship” es una película de terror serie B que posee un simplísimo argumento y una endeble ejecución.

La trama nos habla de un viejo barco alemán que parece tener vida propia ya que está poseído por espíritus nazis. Al chocar contra un lujoso crucero y hundirlo, un grupo de supervivientes buscará alojo en el misterioso buque, produciéndose así una serie de horribles y sangrientos asesinatos.

Más de lo que conté esta cinta no ofrece, pues está limitada por un débil guión que busca inquietar al espectador con algo de horror psicológico y con otro tanto de escenas truculentas.

El director busca generar la sensación de asfixia y amenaza constantes encerrando a los personajes dentro del interior de un antiguo buque de guerra alemán. Además siempre trata de utilizar en forma sugerente las cámaras moviéndolas ampulosamente y de acompañar las inquietantes imágenes con una música chirriante que busca crispar los nervios y dar la sensación de desequilibrio y de peligro.

Pero por más que haya intenciones de lograr una cinta tensa e inquietante, a la película le falta ahondar más en fundamentos que den solidez a una historia que se presenta en forma directa y sin mucha sofisticación en la confección de los detalles que le dan vida.

A eso le sumamos que la mayoría de las escenas son muy oscuras para disimular la escasez de recursos técnicos, que las actuaciones no son del todo creíbles (ni siquiera me termina de convencer el papel de George Kennedy como villano) y que el desarrollo de personajes está planteado de manera muy improvisada para dar rápidamente paso a la acción y la sangre.

Son por tanto muchos elementos negativos que hacen que este filme sea una oferta de horror que inclusive falla como simple propuesta que pretender lograr ser un inquietante pasatiempo.

Reconozco que en cierta parte es una oferta original porque no existen muchas películas sobre barcos malditos, menos aún allá por 1980. Pero es indudable que a esta cinta le falta un guión más pensado y más rico en situaciones cambiantes que sorprendan verdaderamente.

Entre los que me incluyo y por eso aguanté la peli.
La atmósfera que destila es entre siniestra y surrealista, con tonos oscuros y en algunos momentos puede resultar agobiante.
La historia es poco creíble de principio a fin, pero una vez otorgadas todas las licencias habidas y por haber que se pueden otorgar a estas películas de terror más vale adentrarse en ese horripilante barco fantasma (realmente lo es) y disfrutar de un rato de terror con la luz apagada que nos haga retroceder a los años mozos de cine de barrio.

El tema de los barcos fantasma siempre me ha parecido muy sugerente. Pero esta producción canadiense es tan floja que no merece la pena. Cuenta la historia de un transatlántico que recibe el impacto de un buque provocando su hundimiento. Los supervivientes logran alcanzar el misterioso barco abandonado y descubren que se trata de un navío a la deriva de comienzos de la Segunda Guerra Mundial. Nada más registrar las dependencias del barco comienzan a sucederse una serie de fenómenos extraños y poco a poco los supervivientes irán muriendo uno a uno. Uno de los cuales es el capitán del buque hundido, que después de recuperarse de las heridas del naufragio, pierde la cabeza y comienza actuar de manera insólita influido por el mal que hay en el barco.

La película tiene una historia parecida a la más reciente Barco Fantasma, pero desaprovecha un buen argumento por culpa de un guión infame y una dirección torpe. Las escenas de terror son escasas y poco efectivas, el desarrollo de la trama es lento y se hace aburrida, apenas hay sorpresas y efectos especiales, además la banda sonora suena rancia y desfasada como la de una película de terror de los años cuarenta. En general la cinta es una pobre producción terrorífica plagada de tópicos que merece ser enterrada en el más absoluto de los olvidos.

Seguramente poseido por algún elemento extraño, como su protagonista, pero en mi caso por el mal concebido deseo de la nostalgia, he decidido revisar esta curiosa película de terror que mis tiernos ojos contemplaron hace 33 años en un cine de verano al aire libre. No lo tenía que haber hecho. Sabía que era mala, pero hoy lo he confirmado y mejor no perder el tiempo enumerando sus carencia, no ya económicas, que se pueden disculpar, sino narrativas, más terrible que su trama.