Irene, yo y mi otro yo

Buena comedia de las que provocan risa y diversión, lo que unido a una buena banda sonora y al trabajo caótico de Carrey da lugar a una cinta de pura diversión. Determinados diálogos son realmente divertidos y la estética está muy cuidada. El cine de los Farrelly es así, ágil, surrealista, barato pero con los objetivos muy claros: risa y caos. Para verla en varias ocasiones.

Los Farrelly a su modo -recálquese esta palabra- han intentado mostrar la "realidad" de aquellas personas que poseen cierto miedo a enfrentarse ante su propia rabia, ya sea por miedo al poder de la misma o por miedo a comprobar su debilidad. En definitiva son los que llamo "cagones justificados", personas que prefieren ser humilladas a tener un pleito. Y digamos que los Farrelly con su peculiar estilo han creado "Un día de furia" (Joel Schumacher, 1992) diferente.

Si bien falta algo de la mala leche que acostumbran derramar estos hermanos directores, y los gags excesivamente gamberros, marca personal de la casa, no aportan gran humor a la cinta; hay que reconocer que se puede disfrutar de la acidez magnífica de los diálogos, los que por supuesto, son mucho mejores en versión original, ya que el doblaje suele tergiversar mal las palabras, y conociendo a los Farrelly los dobles sentidos están a la orden del día, pero en el doblaje pierden bastante jugo.

Jim "careto" Carrey es lo más importante del film, su arduo doble trabajo es de lejos lo más impresionante de esta cinta. Las escenas en las que Hank y Charlie -las dos caras de la misma moneda- están juntos son geniales, similar a Sméagol del la "Trilogía del anillo" (Peter Jackson, 2001/2003) pero con las mil y una caras de Carrey. La Zellweger acompaña más de lo que estorba, y se resume su participación a una Bridgette Jones contenida.

Yo como fanática de las road movies le doy un aprobado, y obviamente la recomiendo sólo a las personas capaces de aguantar las ridiculeces de los Farrelly. No olviden que en esta película Anthony Anderson hace de uno de los hijos de Jim Carrey.

Lo mejor: Jim Carrey.
Lo peor: los Farrelly no saben cuando parar y abusan de algunos gags extremadamente soeces.

Para mí, estamos ante la mejor película de humor de Jim Carrey. El film te hará reir hasta las trancas, y los actores principales (Jim Carrey y Renée Zellweger) lo hacen estupendamente. No estamos ante una maravilla de argumento, ni ante una obra maestra, pero nos hace reír que al fin y al cabo es lo que este film quiere conseguir.

Bueno el otro día refresqué mis recuerdos de adolescente volviendo a ver esta película, las cosas se ven diferentes y hay que decir que en esta ocasión vemos a un Jim Carrey en un registro entre los personajes más cómicos y exagerados interpretados anteriormente como Ace Ventura, Mentiroso Compulsivo y personajes mas dramáticos donde demuestra otras cualidades como en El show de Truman, The Majestic,...incluso en Loco a domicilio, las acciones de su personaje son impulsadas por la falta de afecto que tiene en su vida, el solo quería un amigo. Luego su carrera se ha derivado a papeles más serios incluyendo villanos cómicos, como el Grinch, el Conde Olaf, el registro más extremo que vemos de él, es el de la película El numero 23, ha pasado por distintas etapas en su vida incluyendo la relación sentimental que mantuvo con René Zelweger, después de la filmación de esta película y experiencias trágicas que le han llevado a llevar un estilo de vida más espiritual aún así ha continuado su carrera aminorando el ritmo hasta su interpretación en Sonic, en el papel del Doctor Robotnik.
En la película que nos ataña estilo Road Movie, vemos a un personaje que sufre un brote psicótico producido por años de represión y maltrato Psicológico, que más que una esquizofrenia como se dice aquí, desemboca más bien en una doble personalidad. Jim hace un trabajo increíble, los temas musicales están muy bien seleccionados, aunque Jim es el motor de la película, hay que destacar la interpretación de René Zelweger y de Anthony Anderson, Jerod Mixon y Mongo Brownlee, el ritmo del film no decae en ningún momento, el humor escatológico firma de los Farrelly puede ser difícil de digerir para cierto público, añadir que algunas escenas pueden herir la sensibilidad del espectador y a veces resulta triste pero creo que querían plasmar lo difícil que es vivir con ese trastorno psicológico/emocional, no nos quedemos solo con los chistes, son formas de sobrellevar con humor la enfermedad.
La recomiendo.

Película muy al estilo de los Farelly, rodada en su ciudad natal con un ya repetitivo Carrey que no para de hacer las mil y unas muecas ante la cámara. Este proyecto en la onda de Dos tontos muy tontos surgió a la luz después de muchos años de permanecer a la espera bajo la insistencia de Carrey, quien se ofreció a representar su doble y esquizofrénico papel dentro de lo que es un triángulo amoroso. Consigue arrancar alguna sonrisilla pero más que hacer reír nos mantiene boquiabiertos por la de burradas que ocurren. Desde mi punto muy personal este actor ya cansa y carece de novedad.