Wing Commander

Vamos a ver, vamos a ver.
¿Quién fue el geniecillo que decidió que Freddie Prinze Jr y Matthew Lillard eran los protagonistas idóneos para una película de ciencia-ficción?
Por mucho traje espacial que les pongan y mucho decorado futurista y efectos visuales de los que los rodeen, Prinze y Lillard siguen pareciendo exactamente lo que son: dos intérpretes sin talento atrapados dentro de una eterna comedia romántica adolescente. Su arsenal de miradas sin alma, caras plúmbeas y la misma naturalidad hablando que la de un caracol son sin duda lo más asombroso de una película francamente mala. Para que se hagan una idea, es la Dragones y mazmorras del espacio. Ni siquiera con actores de nivel Oscar hubiera sido posible salvarla del desastre, porque el guión es una sarta de frases estúpidas, situaciones tópicas sin ninguna emoción ni chispa, que no transmite temor en ningún momento y que se desarrolla con aburrimiento pese a los numerosos efectos especiales de las batallas y su festival de explosiones. Y encima pretende de verdad ser buena.
Terrible. Tremebunda. Wing Commander. Una broma hecha película con todas las pretensiones de seriedad que se queda en un lamentable intento de hacer ciencia-ficción.

Lo mejor: Saffron Burrows. Hace lo que puede la pobre.
Lo peor: Todo lo demás.

Nunca conocí el videojuego al que hace deshonor este film de tan bajo presupuesto. Como loco fui a verla pues me encanta la ficción y las naves espaciales, y me encontré con un film donde el guión no valía para nada y los efectos especiales eran de cartón piedra. Lo más gracioso son los Kilrathi, la raza enemiga de nuestro planeta, que se asemejan a una especie de cara de perros con malas pulgas, muy rígidos y de color verde (por lo de alienígenas supongo). Otro dato curioso es que el director de este film (el único que ha dirigido) a pesar del poco éxito del mismo, fundó Ascendant Pictures en primavera de 2002 y en poco tiempo estableció una producto de gran relevancia en el mundo del cine independiente. Espero que por ahí le vaya mejor.

Lo peor de “Wing Commander” es que no llegó a colmar las expectativas de los seguidores del videojuego en que se basa la película.

Es obvio que no es una cinta de ciencia ficción muy elaborada en su trama ni impactante en su factura técnica. Pero tampoco me parece justo que reciba tantas malas críticas como si fuera una basura cinematográfica digna de la hoguera.

Es para mí un regular producto serie B de ficción muy dinámico en su desarrollo narrativo y bastante decente en sus efectos especiales si tenemos en cuenta el presupuesto del filme.

Eso sí, posee un descuidado, resultón y rutinario planteo argumental.

La historia nos sitúa en un futuro en donde la humanidad se encuentra en guerra con un raza alienígena muy avanzada en tecnología (a decir verdad se cuenta muy poco de los villanos, los cuales aparecen en forma explícita sólo al final de la película dejando la fea sensación de que su presencia en el filme está poco explicada y desarrollada). Cuando los extraterrestres se apoderan de un dispositivo capaz de permitirle a su flota armada atacar a la Tierra, allí surge una misión salvadora llevada a cabo por la tripulación de una vieja nave carguera, quienes serán la última esperanza humana para evitar el desastre total en el tercer planeta del sistema solar.

Como vemos, la trama de la cinta es efectista y poco original, encima llevada a cabo con actores jóvenes que interpretan a personajes un tanto planos que incurren en las típicas situaciones estereotipadas del cine juvenil (actos irresponsables, amoríos, heroísmos inverosímiles, la chica bella, el joven bueno con pasado traumático que se convierte en héroe, el chistoso de turno que todo se lo toma a broma entre otros clichés).

Pero por otro lado, esas características antes mencionadas tienen algo positivo: que la cinta nunca aburre porque hay mucho vértigo y dinamismo en las alternativas puestas en pantalla. Eso, sumado a que la factura visual y el despliegue de efectos digitales son dignos de un producto de clase B, hacen que esta obra al menos caiga simpática a todos aquellos que no somos tan pretensiosos con el género y que no sólo analizamos a este filme como adaptación de un videojuego que obviamente merecería una mejor traslación a la pantalla grande.

Pues un poco de juguete, donde jueguen a marcianitos y a guerras espaciales. No está mal para pasar un rato, pero realmente, casi no recuerdo nada de la película cuando la vi hará un par de meses y eso quiere decir mucho al respecto...

Me gustó ver a Matthew Lillard aunque el final es algo exagerado su actuación.