El buque maldito

Conclusiones
En esta tercera entrega Ossorio de nuevo nos sorprende pasando por alto todos los cánones establecidos por el mismo en las anteriores partes, llevándose a los siniestros templarios a un nuevo emplazamiento en alta mar, posiblemente por contar con un presupuesta algo más ajustado y queriendo con esto innovar, pero nos mete en una situación algo cargada de situaciones, decisiones y conversaciones que rayan lo absurdo, aun a pesar de ello y debido a la magia de estos caballeros y unas grandísimas interpretaciones consigue darle un ambiente que destaca por su siniestralidad atrapando al espectador aun a pesar de las deficiencias que ya ha tomado la saga, eso si la guinda final es sobrecogedora y sorprendente dejando la saga a la altura que se merecía
Lo que nos Enseña
Como las faltas de los presupuestos pueden hundir una saga sana y fresca de no ser por la valentía y por qué no valía de su director que a pesar de todo consigue sacar adelante una cinta que aun siendo considerablemente inferior en calidad a las dos anteriores sale bien parada para lo que podía haber sido de ella de no contar con el maestro y creador de templarios y que a pesar de todo tuvo la serenidad necesaria para terminarla con un soberbio final abierto que le daría la oportunidad de seguir aun con la saga que lo consagro, final que sin duda es el mejor de toda la saga aun no estando acompañado por la calidad de toda la cinta, pero dejo muy bien parada a la cinta con ese final inolvidable para un público tan poco acostumbrado a un final tan siniestro como desesperanzador
https://fantasticoesp.wixsite.com/fantasticoesp

Tan sólo un año tras la secuela, "El Ataque de los Muertos sin Ojos", (1973), Amando de Ossorio volvió a la carga con la tercera parte, "El Buque Maldito".

Cinta aquejada de las mismas taras que su antecesora: argumento pueril, actuaciones vergonzosas, efectos especiales de ultratumba y un ritmo soporífero con continuos clichés de flagrante autoplagio: el rol de la mujer es meramente el de un maniquí bonito al servicio de la típica escena de abuso sexual, (repetida en las dos anteriores cintas) sin venir a cuento, todo para ofrecer un matutino y tramontano despelote típico del cine de destape de aquellos años.

El filme empieza a cobrar tintes lovecraftianos mezclados con la leyenda del Holandés Errante pero en seguida se nos deja claro que sólo es otra excusa para presentar a los guerreros templarios reconvertidos en capitán pescanova ansisos de carne fresca del Mercadona: todas las actrices parecen sacadas de un casting del super del barrio.

El argumento es más simple que un biberón: un par de modelos son enviadas a hacer promoción de una lancha y de repente se topan con una niebla infernal y un galeón de esos de cuando la mili se hacía con lanza. Huelga decir que las ingenuas grumetillas se refugian en el barco para mayor deleite de unos templarios que a estas alturas del circo ya dan más risa que espanto.

Ciertamente, si de la cinta se sigue hablando es por Bárbara Rey haciendo el rol de Noemi, de cuando se acostaba con el rey emérito y justo antes de descubrir el jaco con Ángel Cristo. Está irreconocible aunque viendo como se las gasta con los guerreros templarios, está claro que le iba la necrofilia.

En resumen: mala y aburrida.

Un historiador francés del cine sugirió hace no muchos años, quizá con la intención de llamar la atención, que la serie de películas de templarios de Ossorio era una metáfora de la España franquista. Ejem… Parece que para algunos académicos extranjeros el cine español más casposo es el que más interés les despierta: Jesús Franco, Ossorio, Juan Piquer, Joselito, etc. Desde luego, merced a este “Buque maldito” el universo metafórico que se abre ante nuestras mentes puede ser infinito. Los zombis templarios pueden trasladarnos tanto al consejo de ministros de Arias Navarro como a las tías besuconas que nunca faltan en ninguna familia española que se precie, o bien a las turistas suecas que perseguían al españolito bajito y feúcho en las playas de Gandía. En fin, más allá de lo que a cada cual inspiren esos monjes sin rostro que caminan a velocidad de andador, lo que no parece discutible es lo que aparece ante nuestros sorprendidos ojos: un subproducto de fanta-terror español hecho con cuatro duros mal gastados, con un guión que parece perpetrado por uno de los zombis templarios de la propia peli en sus horas libres, unos efectos especiales que nos retrotraen a la época de la linterna mágica, unas actuaciones dignas de una función escolar de fin de curso y una dirección no muy alejada en cuanto a ambiciones estéticas a la de “Gran Hermano” u “Operación triunfo”, por no hablar de montaje, fotografía, puesta en escena… los cuales pueden figurar en una antología del despropósito cinematográfico.
En conclusión, un bodrio sin mucha gracia que únicamente llama la atención por lo pésimamente elaborado que está. Ni aposta.

Dos modelos, son enviadas, al medio de alta mar, para promocionar, a la nueva embarcación, de un empresario abusivo y chanta. Y quedarán, a la buena de dios...

Al avistar, en una misteriosa bruma marítima, la aparición de un viejo galeón, que se aproximará a su posición, y la curiosidad la invadirá, a una de ellas, y se subirá , a esa embarcacion...una sordida mole, aparentemente abandonada, que traerá consigo misma, una espeluznante "sorpresa"
Un film entretenido, filmado en exteriores y locaciones naturalistas, con atmósfera e inquietantes secuencias terroríficas y virulencia, bastante gráfica!

Tercera película, de la tetralogía, de los "fantasmas templarios" de Ossorio, junto , a sus otras tres obras macabras, "La noche del terror ciego"(1971) (pendiente) "El ataque de los muertos sin ojos"(1973) & "La noche de las gaviotas" (1975) que componen esta saga de películas

-qué?
-qué hace ese barco de juguete en la bañera?
-es que estamos rodando una película..
-pues sácalo de ahí, que me tengo que duchar..

no hay disculpa: ni año 73 ni nada, la película es bastante mala y no se salva ni por los templarios, que si están decentemente hechos (se ve que como valían para cuatro películas se esforzaron un poco más), ni por la original temática o algunos momentos buenos que tienen estas películas.

Para pasar el rato, viendo algún bonito paisaje (de día y de noche a la vez) o algún destape -producto de la época- sin venir a cuento, no está mal, una curiosidad con cierto encanto, como todo el terror español de esos años, aunque el de Jesús Franco, Klimovsky, etc es más interesante y mejor realizado.