Más allá de la reencarnación

Suelo buscar a través de este portal películas de los setenta u ochenta que, siendo totalmente desconocidas, tengan un nivel de puntuación de los usuarios de FA media/alta.

Esta es una película que cumplía los requisitos citados, así que, una vez obtenida la cinta -que no es fácil- me puse a visionarla y me sorprendió, gratamente, cuando terminé de verla.

Aunque al principio cuesta engancharse, pasados los primeros veinte minutos la cosa comienza a ponerse interesante, apareciendo nuevas incógnitas en la película y llegando a un clímax casi de sobresaliente en su recta final.

El apartado técnico, bastante correcto, con unos movimientos de cámara muy bien ejecutados, una banda sonora realmente buena y unos actores sobrios en sus diferentes papeles.

Para aquéllos que deseen visionar buen cine, la recomiendo.

Años ochenta, Australia, Everett de Roche. Contexto de una serie de películas menores, sin otras pretensiones que entretener -lo cual también se agradece-, los cuales films sin embargo pueden haber dejado su huella. Uno de esos títulos es Harlequin. Ni falta hace traducirlo, y aun así los amigos españoles le han endosado 'Más Allá de la Reencarnación', lo cual seguramente puso en fuga a tantos que dieron en ver con semejante título una historia del tipo new age o cosa por el estilo. Flagelante.

Muchos que como yo la han visto en su momento fueron objeto de una indudable fascinación que el film ejerce. Treinta, cuarenta años transcurridos no han logrado desvanecer esa meritoria cualidad. Al menos para mí, que la he revisado en estos días y en general me gustó y entretuvo pese a evidentes imperfecciones. Un poco más que Everett de Roche hubiera pulido su guión y podríamos haber tenido algo grande. Aun así hallamos en Harlequin un producto interesante e irrepetible: con un insustituible Robert Powell, cargado de expresividad y carisma, desplegando su magia sobrenatural investido ya de clown, de santón, de galán, de ilusionista, de arlequín, una deslumbrante galería de trajes variopintos que es todo un logro de la dirección artística.

Metiéndonos un poco en la historia, este Arlequín representa a ciertas influencias que se inmiscuyen con los odiosos poderes regentes del mundo y la política y confrontan con ellos. Nada sabemos de aquellas influencias ni de sus propósitos, pero ciertamente nos resultan más simpáticas que sus antagonistas. Parecen una suerte de muro contenedor de las insaciables ambiciones del poder mundano y de su impunidad.

Como sea, el duelo es espectacular. ¿Y quién resulta vencedor? ¿Qué magia se revela la más fuerte?

Pues mírate Harlequin para descubrirlo y pasar de yapa un buen momento de un cine que ya no volverá.

En Australia, el hijo de un político con aspiraciones, se ve afectado de una leucemia. Entra en escena, un individuo misterioso, con aparentes poderes extranaturales, quien lo cura completamente. Entretanto, se va conociendo en el decurso del film, que algunos piensan que este hombre no sería sino un hábil ilusionista. En definitiva, un mero defraudador. Sin embargo, a ojos vista -por lo menos del público espectador- el sujeto exhibe propiedades muy singulares, que superarían una mera cuestión de "puesta en escena" dado que, aparentemente, también se convierte en un pájaro, traspasa cristales sin romperlos, etcétera. Por otra parte y, a partir de la interacción con el político, se va suscitando un posible romance con su mujer. Sobre estos ejes se monta el film que despliega razonable interés, buenas actuaciones, efectos hábilmente ejecutados y algunas escenas impresionantes. Puede verse.