Los vampiros

La primera película (no oficial) como co-director de Mario Bava, donde ya se ve su manejo de la plástica, los planos, el hacer mucho con muy poco.
La historia si bien usa la palabra vampiro y no aleatoriamente, no tiene nada que ver con colmillos, murciélagos, ni nada por el estilo.
Lo peor: en algunas escenas y pese al ingenio de Bava, se nota el bajísimo presupuesto. Tampoco se entiende por qué la historia transcurre en París, podría haberse adaptado a Roma o cualquier ciudad italiana para el caso.
Las interpretaciones son mediocres.
Lo mejor: es ágil, la mezcla entre policial y terror funciona. No es poco para la que, según dicen, fue la primera película de terror italiana.
También es bastante moderna al meter temas como la drogadicción.

Una peli simpática, que se deja ver con cierto agrado, y en la que destaca su nada disimulada ambición visual y escenográfica. El caso es que esos decorados de carton piedra filmados en formato panorámico (curiosa combinación) resultan chirriante -pero simpaticamente- falleros, con esos muros de piedra hipertexturados y descaradamente pintados a mano, como si estuvieramos ante una aplicada función teatral protagonizada por escolares de secundaria -virtuosos del papiermaché- en algún fin de curso de algún rico colegio de pago.