Sabrina

La obra de Wilder está protagonizada por tres grandes del cine: la bellísima Audrey Hepburn, William Holden ("más bonito que un San Luis", en opinión del mitómano Terenci Moix) y Humphrey Bogart, del que Billy Wilder no se llevó una gran impresión, si tenemos en cuenta que le dijo a Cameron Crowe en su famoso libro que "yo me llevo muy bien con los actores, excepto cuando trabajo con hijos de puta como Bogart".

La historia transcurre en la mansión de los Larrabee, una rica familia dedicada al comercio de plástico, dirigida con mano firme por Linus, el hermano mayor (Bogart), y sangrada por David (Holden), el vividor hermano menor; vamos, lo normal en todas las familias.... Invisible para ellos, la hija del chófer de Linus, Sabrina Fairchild (Hepburn), contempla cada noche desde lo alto de un árbol las lujosas fiestas de los Larrabee, dignas de Jay Gatsby, y los devaneos amorosos de su querido David; hasta que, tras un frustrado intento de suicidio, Sabrina es enviada por su padre a París para acudir a un curso de alta cocina francesa, con el deseo no oculto de que olvide de una vez por todas a David. A su regreso, sin embargo, Sabrina no sólo no ha olvidado a David, sino que ha vuelto dispuesta a luchar por él: más guapa, más sabia y menos cría. Entre tanto, Linus, ha concertado la boda de David con la heredera de un emporio empresarial, y para evitar que Sabrina lo estropee intentará que se enamore de él y regrese, humillada, a París. Pero como ya sabían los héroes griegos, las cosas no salen siempre como queremos, y los dioses nos tienen preparadas bastantes sorpresas...

"Sabrina" es una excelente comedia romántica, aunque en ella no abunda el humor que caracteriza otras obras de Wilder. Esto se ve compensado, en cualquier caso, con algunas escenas memorables, como el intento de suicidio de Sabrina al encerrarse en el garaje de los Larrabee y encender el motor de los diez coches aparcados, o los problemas que conlleva no recordar que uno se ha guardado dos copas de beber en los pantalones.

Que tendrán las comedias de Wilder que hace que siempre acabes con un sonrisa en la boca, y en " Sabrina" sin llegar a la absoluta genialidad que es " El Apartamento " lo vuelve a conseguir.

Para la familia Larabee empresarios de gran éxito Sabrina tan solo es la hija de su chófer, ella está profundamente enamorada de David el hijo menor, un vivalavida mujeriego e irresponsable, Linus está demasiado ocupado en sus negocios como para pensar en otras cosas.

Hartos de ver como sufre, su familia la envía a París a estudiar y cuando regrese ninguno de los dos hermanos la volverá a mirar con los mismos ojos.

El maestro Wilder se sirve de la obra de teatro " Sabrina Fair " para escribir y dirigir esta comedia romantica como tan solo el ha sabido hacerlo, sirviendose de la siempre maravillosa Audrey Hepburn ( es una debilidad personal ) y un William Holden que aquí demuestra que también sabía hacer comedia.

Mención aparte para Bogart aunque no buena en este caso, y es que se nota que hizo esta película por recomendación de agente, que ya de paso debió decirle que los registros que tan bien usaba en el cine negro no son validos para la comedia romantica.

Decía Alejandro Dumas "La mujer es como una buena taza de café: la primera vez que se toma, no deja dormir". Que gran verdad, cualquiera tendría insomnio si se enamora de una mujer así.

Y cuando digo cualquiera, es cualquiera, hasta el mismísimo Humphrey Bogart. El eterno galán, el duro y cínico con las féminas, el hombre de hielo…

"Spoiler de Casablanca":

La vida de Sabrina es un romance agradable y primaveral en una mansión de lujo con un pez en una fuente en condiciones precarias, puede que símbolo del chófer y su hija, vivir rodeados de nenúfares que representan a una familia de poder pero con diferente descendencia, lo cierto es que vive en el placer y el paraíso pero que necesita que París la distancie del amor platónico clásico imposible por distancias sociales, esa historia no correspondida ya vista varias veces en el cine pero con pasiones y gestos a veces exagerados y con un padre preocupado.

Puede parecer un comentario sobre una película mediocre, pero hablamos de Wilder y su montaje de comediante que complementa esta historia de felicidad y afecto, de querer alcanzar la luna y que no encuentra el consuelo en la desdicha, esta historia sobre actitudes familiares y la bolsa, personajes retratados con alegría y dotados de facultades para que el guión se agarre a la imaginación de la desgracia y el amor, una fábula que construye el cohete para llegar al imperio y un compromiso para sentar la cabeza y firmar una asociación profesional definitva, eso sí, las causas de por qué el personaje de Bogart es tan obsesionado con el trabajo es una mentira de tamaños industriales sobre una vida dedicada a que los niños que trabajan en sus fábricas pueden tener zapatos... viva USA!!!

Lo cierto es que se frotan las manos con un flexible plástico y una gran cosecha de caña de azúcar y luego un diploma culinario que contiene la receta para vivir una transformación exterior que comienza a llamar la atención y lo casual se convierte en un enredo donde Wilder, como en todas sus comedias, se encuentra cómodo durante los diez días restantes para la boda, aparecen tensiones y pasiones, oposiciones y presiones, una obsesión que impacta y que convierte a "Sabrina" en una delicia auténtica.

Un aprieto de champán en la pista cubierta, noviazgos que se van acalorando y una propuesta que se opone a la llegada de la brisa del amor, dos buenos hermanos que ocupan diferentes puestos se van modificando ante la mirada, dan pasos en falso, el idiota y el falso comienzan a confundir sus ambiciones y las estrategias se tornan, el esfuerzo del insensible y sus censurables prácticas se vuelven contra él, el enterrador seduce mientras el hermano permanece en el agujero de la hamaca, el humor es más bien escaso y en ocasiones mal introducido, pero los escrúpulos ponen en un aprieto y condicionan, todo influye, ella no sólo ha cambiado de peinado, él sólo ha estado 35 minutos en París, el hombre de hielo se gana unas vacaciones porque en este caso el obstáculo financiero era vital, un coche con asientos anteriores y posteriores, un barco y dos pasajes, ventanas que se abren y negocios tirados por la ventana, Sabrina, ese nombre.

Dice Bogart en Sabrina que París es sólo para los enamorados y tal vez por eso él nunca ha estado. Tragicomedia romantiquísima y pastel con una triángulo amoroso formado por grandes actores. Por supuesto es predecible por cualquiera, demasiado para mi gusto. Es de lo que pecan la inmensa mayoría de las pelis del género, que le vamos a hacer. En cualquier caso hace pasar un buen rato. Es un amable 6.