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Melancolía

Drama. Ciencia ficción Justine (Kirsten Dunst) y su prometido Michael (Alexander Skarsgård) celebran su boda con una suntuosa fiesta en casa de su hermana (Charlotte Gainsbourg) y su cuñado (Kiefer Sutherland). Mientras tanto, el planeta Melancolía se dirige hacia la Tierra... (FILMAFFINITY)
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Críticas 313
Críticas ordenadas por utilidad
22 de noviembre de 2011
12 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo un amigo que ve arte por todas partes, que es capaz de ir a ver 'La Fuente' de Marcel Duchamp y quedarse pensando qué otra cosa quería hacer el ¿artista? aparte de reírse al imaginarse a toda la burguesía ociosa pensando si eso era o no arte.

Seguro que este amigo pensará que Duchamp estaba evocando, transmitiendo algo mucho más profundo que un simple urinario girado cuarenta y cinco grados.
Seguro que para él adquiere valores completamente inesperados, ve en él una limpia belleza, hasta lo compararía con alguna escultura real o vería curiosas alusiones figurativas, como un Buda o una Madonna. Acabaría admitiendo que fue uno de los gestos más radicales de la historia del arte universal y que NADA, después de esto, volvió a ser lo mismo.

Pues lo mismo pasa con Lars Von Trier y su última película: Melancholia.

Seguro que este amigo verá un elogio a la tristeza, a través de un zumbido excéntrico y chirriante que destila fatalismo existencial, una depresión vital encarnada en los personajes de la ópera.
Seguro que ve un film que se desarrolla en un contexto maravilloso, exuberante, repleto de naturaleza y hermosura, romántico y decimonónico. Pero, a la vez, el entorno es misterioso, desértico, lúgubre, tenebroso. Una forma de belleza enturbiada donde la sólo presencia aplastante del planeta, de Melancholia, muestra una belleza auténtica, radiante, pura.
Seguro que él será capaz de ver a un Von Trier reduciendo la belleza absoluta al fenómeno más aterrador, al que va a acabar con el planeta, al derrumbe de la vida. Una melancolía unida profundamente a la soledad. Cada personaje parece vivir aislado, sin conexión profunda con ninguna otra persona. Hasta las habitaciones, recargadas y cálidas, constituyen planetas aislados en una universo de pasillos y espacios vacíos. Y no solo inconexos, sino que decepcionados mutuamente.
Seguro que percibe personajes complejos, pares o tríos de personajes enfrentados entre sí, una complicada personalidad y psicología, para que nos planteemos, quienes somos y donde nos situamos nosotros.
Acabará, pongo la mano en el fuego, hablando del triunfo apabullante de la tristeza y la decepción, una apología de la miseria humana.
Y se quedará tan ancho.

Pero no, la única novedad que aporta es que es capaz de decírnoslo a la cara, se quita toda las máscaras, toda la parafernalia progrecultureta y Lars, a través de su protagonista, nos dice lo que es su película: NADA.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
cokegh
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15 de febrero de 2016
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine, como cualquier arte, es un medio de expresión. Es decir, trata de comunicar algo, un mensaje que viene codificado en una forma y un fondo. A mí lo que me molesta de este tipo de proyectos es que la gente se extasié con lo primero y pase olímpicamente de lo segundo. Por ejemplo, ese prologo inicial de siete minutos es uno de los más raros que he conocido, admito que con imaginación, cierta belleza pictórica y bien acompañado por la música de Wagner. Pero ¿qué significa? Sea cualquier cosa, si durante unos segundos puede gustar uno acaba completamente quemado por esta sucesión de imágenes tirando a abstractas. Aquí la única parte que logra sobrellevarse es la de boda porque el resto, sobre todo el segundo capítulo, acaba en el mayor hastío.

En el fondo, lo que más me enfada de películas de este tipo es que den a entender que si las atacas es que no la entiendes y por lo tanto, que eres más tonto que el que la admira. Amigos defensores de "Melancolía", ¿Cuál es el mensaje de la obra? Yo lo que saco es que hay gente que padece de depresión o alguna enfermedad mental mayor, o que cada persona reacciona de diferente modo ante una catástrofe. Qué profundo. Por lo demás, el largometraje no sólo es confuso y mortalmente aburrido, sino falso en su propio contexto: los comportamientos de los personajes nunca se perciben reales pero tampoco paradigmáticos, ni siquiera simbólicos. No hay ideas, no hay nada. Por eso lo que transmite "Melancolía" es además, de cansancio, una banalidad pedante.
Reaccionario
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7 de noviembre de 2011
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mejor será decirlo claro desde el principio: Melancolía es una película aburrida, pesada, redundante e incluso atrevida y casi morbosamente lenta. Sin embargo, y ahí está el verdadero valor de tanta osadía en tiempos de consumo rápido y descerebrado, el poder de sus imágenes y la idea que subyace van creciendo en el recuerdo del espectador y le hacen volver una y otra vez a recordar lo visionado y revalorizarlo.
Sobre la base de una estructura clarísima von Trier realiza aquí una película de ideas . Ante la inminencia de la muerte asistimos a la exposición de tres, incluso cuatro, comportamientos esperables: la protagonista depresiva que nada tiene que perder y puede mirar el final con calma , la coprotagonista angustiada y atenazada por el miedo a morir, el hombre que pretende tener la situación bajo control y finalmente no puede soportar la realidad, y el chiquillo que no es verdaderamente conciente de la dimensión del problema. La idea es buena y las imagenes con que von Trier cuenta la historia son entre impactantes y poderosísimas por momentos.Pero tan buenas intenciones y tanta destreza se pierden desgraciadamente en un guión que nunca alcanza emocionalmente al espectador y en un reiterativo y resabido uso de la cámara en mano, que ya no capta la realidad si no que la marea.
A intelectualoides al uso les peracerá lo más, a mí no me deja indiferente y soy capaz de disfrutar , al menos en le recuerdo, de los hallazgos visuales. En general, no obstante, la muerte pocas veces me ha parecido tan pesada.
manucano
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27 de diciembre de 2013
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace días que la revisé, y aún sigo dividido.

I. Las imágenes iniciales, deslavazadas, funcionan como sinopsis abstracta. Lars juega con los símbolos argumentales antes de que se haya desarrollado trama alguna, lo cual me hace pensar que son utilizadas como provocación, como alarde técnico o como globo artístico. Personalmente, me resultan pomposas, efectistas e inefectivas.

II. La boda parece condición sine qua non del clan dogma 95. 'Rompiendo las olas', 'Celebración'... Suena a trámite; burocracia aburrida. La inestabilidad de Justine recuerda demasiado a la de Bess. Hasta cierto punto, da la sensación de que Lars repite esquema.

III. A los posicionamientos, contrapuestos, de Justine y Claire no los ampara un discurso especialmente hondo. Los diálogos carecen de abstracción. '¡Hay que vivir!', '¿Para qué, si estamos solos?', '¡No estamos solos!' 'Sí, estamos solos', 'Pero... no estamos solos', 'Yo sé cosas, y sé que estamos solos'. Una literalidad alarmante, para tan trascendente marco. La dualidad entre ambas mujeres acaba antojándose una imitación barata del robusto psicodrama de Alma y Elizabeth en 'Persona'.

IV. El final...

... amigo, acojona. El rostro pétreo de Justine frente al llanto desaforado de Claire. Una luz que quema más y más. La seguridad de que el mundo entero se encuentra congregado en torno al mismo ritual... Sin epicidad alguna, con resignación. Reconozco que es un instante que perdura, que es triste y potente, que es el antídoto perfecto contra Roland Emmerich.

Lars es un tipo muy gris. Justine lanza un ataque preventivo; se desnuda ante Melancolía y gana la partida. Claire se agarra con uñas y dientes a la Tierra. La depresión, parece decir Lars, nos hace hablar a la muerte de tú a tú. El fatalismo fortalece donde la esperanza no.

"Cuando miro la noche estrellada, me parece estar observando la boca de un tiburón", dice Lars en una entrevista. Y nos has hecho partícipes, tienes talento, así que... ¿para qué tanta provocación plúmbea?, ¿por qué buscar desesperadamente un 'estilo' que te distinga, cuando es la necesidad de expresarse la que moldea poco a poco, equívocamente a veces, las formas del artista?, ¿por qué no utilizar más la tijera en la sala de montaje y recortar algunos minutillos vacuos e inconsistentes?

"Es 'Melancolía' mi respuesta artística a 'Sacrificio' de Tarkovsky". ¿Por qué empeñarte en situarte al lado (detrás) de otros?

Cuando Lars resuelva estas ambigüedades, lograré yo clarificar la que siento hacia él: verlo por fin como el buen director que ya es.

Gracias.
Nuño
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5 de noviembre de 2011
22 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y yo soy gilipollas. Mira que me he dicho un montón de veces que no voy a volver a ver ninguna película de este tipo y sigo picando una y otra vez.

En fin, nuevo delirio de grandeza del von Trier, que no se sabe bien si cuenta la ya típica historia "cienciaficcionero-catastrofista" desde un pretendido punto de vista original, o una metáfora sobre los destructivos efectos de una supuesta depresión.

O ambas cosas, vete a saber.

El "genio" en cuestión tiene a bien empezar por regalarnos a los pobres mortales unos cuadros surrealistas a lo Giorgio de Chirico en slow motion (lo mejor de la película) para pasar, poco después, a marearnos con su tomavistas de aficionado, mientras nos cuenta una boda de millonarios que gira entre la estupidez protocolaria y el desmoronamiento de premisas (incluídas las existenciales), mientras el fin (¡por fin!) de todo, llega desde el espacio.

¿A que es bonito?

Pero una historia de parecida estructura ya nos la contó mucho mejor Thomas Vinterberg, otro miembro del movimiento "Dogma" en su "Festen" ("La celebración").

En resumen: aparte de las ya mencionadas composiciones surrealistas del principio, deben destacarse las turgentes ubres de Kristen Dunst embutidas en vestido de novia y la excelente interpretación dramática de Charlotte Gainsbourg. De ahí los tres puntitos.
Polikarpov
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