En la calle hay frío, hambre, soledad, escupitajos traicioneros que se pegan al saco de dormir...cuando la calle es la casa con mayor número de metros cuadrados habitables. La calle es muy jodida y modela otros ciudadanos de otras clases, que no son alta ni media ni obrera pero que viven como todos ellos en el primer mundo.

Los sintecho.

Algunos huelen a culo, unos con el pelo fijado con chicles y la boca llena de vino; los hay incluso que leen y se lavan los dientes para así atacar al sistema envueltos en un embriagador aliento a menta. Los sintecho son unos seres extraordinarios con una libertad extraordinaria y que suelen presentar una cara inflada a ostias, efecto de no callar sus pensamientos en público (o de dormir en un cajero del barrio rico con niños ricos y traviesillos).

Los sintecho son Pacino y Hackman. Y huelen a culo. Yo me tapé las napias con una pinza y disfruté de una película cálida, copiosa en diversión, limpia y correcta, amueblada y perfumada con pinos. Esta película es un tour de force entre dos actores muy distintos en su concepción de actuar, sí, y nosotros que lo degustemos.

Mírenla, pasen una horas en la calle (y no para ver tiendas, hombre).

Porque esta película se empezó por el techo. Y bien hecho.