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Spain Spain · Cáceres
Sinhué rating:
8
Comedy. Drama. Musical Taipei is besieged by a drought so extreme, citizens have taken to drinking watermelon juice and bathing in rooftop reservoirs. In its scarcity, the value of water is absurdly apportioned: lovers pledge affection with gifts of melons, and the pornography industry gets creatively, hilariously wet. Director Tsai Ming-liang has resurrected familiar characters from 2001’s What Time Is It There? in this quiet, vivid love story which he ... [+]
Language of the review:
  • es
December 28, 2020
5 of 5 users found this review helpful
A mi, las películas que no me gustan, no me provocan tantos efectos secundarios como a algunos de mis ilustres colegas de filmaffinity les ha causado esta curiosa y peculiar comedia taiwanesa. Fobia a las cucurbitáceas, ansiedades perpetuas, aburrimientos imperdonables, ascos denunciables, silencios asesinos... ¡No será para tanto!. Puedo entender que les haya decepcionado; que la llamativa perturbación que precedía a la obra de Tsai Ming-liang les haya fustigado en la cara, no en vano el morbo (que llevó a muchos a la sala o al salón) significa precisamente: "Atracción hacia acontecimientos desagradables" ; por lo tanto no debieran sentirse tan engañados.

Los enamoramientos en Taipei, un verano caliente y con restricciones de agua, no funcionan como si la pareja viviera en Alcorcón o en Baños de Montemayor. Tampoco los asiáticos que habitan una isla a tiro de piedra de China son tan locuaces como los andaluces. ¡Qué se le va a hacer! Las culturas son ricas en matices y los seres humanos, aunque nos parecemos en muchas cosas, somos, afortunadamente, muy diversos. No hay que considerar raro al que no actúa, piensa u obra como los "civilizados occidentales"; simplemente, ellos se lo montan de otra manera.
Los directores de la "Segunda Ola" del cine chino tampoco cuentan las cosas como los academicistas estadounidenses o europeos. Por eso precisamente son muy apreciables los puntos de vista de los creadores de otras latitudes, y si somos los de aquí quienes queremos acercarnos a sus universos únicos y originales, tal vez deberíamos ser un poco más respetuosos con sus propuestas, o pasar cortesmente de su oferta para no dañar la sensibilidad de nuestros estómagos, no preparados para exquisitos guisos con insectos fritos.

Yo no desprecio un buen plato de saltamontes, serpientes o blancos y suculentos gusanos de la madera. Tal vez por eso me ha llamado poderosamente la atención esta historia singular con múltiples hilos de donde jalar: amores de verano, soledades institucionalizadas, deshumanización tecnológica, ridículos gobernantes, sueños que alguna vez no lo fueron, discreción silente...Un drama que se convierte en cáustica comedia si la ves alejado; y, para más inri, sin agua en el cubo.
Sinhué
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