Sobre una novela de la filósofa y compañera de Sartre, Simone de Beauvoir, Brian Moore escribe un guión recogiendo una parte de la obra, la que tiene que ver con la ocupación alemana de París y la respuesta de un grupo de jóvenes de la resistencia.

La parte existencial, que es la columna vertebral del libro, se amortigua en parte para dar mayor protagonismo a las acciones guerrilleras y a un triángulo amoroso que provocará los momentos de duda y suspense a los que era tan aficionado el bueno de Chabrol.

La sangre, a la que se refiere el título, es la de los obreros y desheredados; la que golpea como un oleaje "in crescendo" la conciencia del protagonista, Jean para el director y Juan para la escritora, un burgués que quiere redimirse y vive atormentado por el inmovilismo social ante la explotación, el conformismo ante la injusticia y la postura cobarde del pueblo francés ante la invasión nazi.

No está entre las diez mejores de mi querido Claude, pero todo lo suyo merece ser visto.