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Spain Spain · Cáceres
Sinhué rating:
10
Adventure. Drama Herzog always said that right from their first encounter, he knew he would end up taking advantage of Kinski's turbulent personality. He was chosen to play choleric Aguirre, a character in constant clash with his crew and the abrupt Amazonian landscape. Aguirre and Fitzcarraldo mark the beginning and the end of the golden era of fictional Herzog. Peru, 1570, Lope de Aguirre mutinies against his captain and leads a group of men on the ... [+]
Language of the review:
  • es
November 28, 2017
12 of 15 users found this review helpful
La tarde/noche en que nos disponíamos a ver Aguirre..., caía una tormenta seca sobre la ciudad de Vitoria. Estos fenómenos meteorológicos tienen un toque apocalíptico por extraños, por la furia de su aparataje y por los olores metálicos del ozono. Minutos después, dentro de la sala, era los expedicionarios españoles quienes se enfrentaba a una naturaleza hostil en su avariciosa búsqueda de El Dorado. A su propia fiebre del oro, hubieron de sumar las provocadas por los aguerridos mosquitos y otros bichitos venenosos, defensores de los ríos, pantanos y selvas amazónicas del Perú de 1560.

La ambición de Lope, rebelde y poco escrupuloso conquistador, le hizo ganar posiciones dentro de la cuadrilla de rastreadores de tesoros y nuevas almas, eliminando selectivamente a sus superiores; y poniendo en cuestión que el rey (Felipe II) y dios, tuvieran algo que decir en aquellas lejanas tierras del diablo, interlocutor más válido para el de Oñate, según algunos, o el alavés de Aramayona, según otros.
Los escritos de la época hablaban de esta "joyita" como el Peregrino, sobrenombre que se daba a si mismo, pero también como el Loco y el Tirano, apelativos que al parecer le venían como un guante.

Werner Herzog se basó en las memorias del monje trujillano Gaspar de Carvajal que, entre otros, sirvió a las órdenes de Fco de Orellana, para ilustrarnos sobre los usos y costumbres de los pueblos aborígenes y sobre las intenciones de aquellos aventureros, muchos de ellos reclutados en cárceles donde les esperaba la horca.
Pocos actores tan fiables para dar cara, y carácter, al líder psicópata, como Klaus Kinski. El director alemán era consciente de ello, así como de las dificultades de rodar con alguien tan desequilibrado. El resultado es espléndido y la credibilidad que transmite el viaje te mantiene en ascuas durante toda la película; no solo para esquivar las flechas y venablos que surgen de la espesura, también para escapar del cuchillo criminal de cualquier orate con armadura. A este desasosiego vital contribuyen los sonidos de la selva y los elegidos silencios, que suelen anunciar la llegada de la muerte.

En definitiva, completa y fiel traslación de unos momentos históricos que, como muchos otros, sirvieron para empeorar la raza humana; o al menos para sacar a pasear los peores instintos de algunos animales, catalogados como inteligentes.
Sin duda, Aguirre, la cólera de Dios, pertenece al club de mis cien favoritas.
Sinhué
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