Una buena película española de un debutante entusiasta. Si no vas al cine con la escopeta cargada, dispuesto a llenar de perdigones cada metro de película (sé de muchos que tienen esta afición), disfrutarás de buenas interpretaciones (Juan Diego, Luis Tosar, Alberto San Juan...) y de un tema que ya nos hizo reflexionar en Smoking Room: la relación laboral y las normas en las "ejemplares" empresas privadas.

Competitividad, influencias, rendimiento, organigrama, servilismo.... factores y valores capitalistas que convierten a un ser humano en un depredador.

Métodos de expertos yanquis (los que más saben de esto) para convertir a un individuo con defectos: sinceridad, sentimientos, fidelidad....; en un emprendedor agresivo y voraz. O sea, en un auténtico hijo de Satanás.

El cartel de la película resulta muy ilustrativo y es el resumen ideal de este esperanzador y sarcástico primer engendro de Max Lemcke.