Tras "Ramapage", el cineasta germano vuelve a la carga, sacando de nuevo su vena más "Un día de furia". Pero no funciona demasiado. Hay brocha gorda, Purcell no es buen actor, durante dos tercios, el film es casi un telefilme de sobremesa (literal) y las acciones del punisheresco héroe dejan algunos cabos sueltos importantes en términos de "seguro que le pillan con las manos en la masa o le identifican". Por otro lado, la cosa es casi un exploit. Es decir: cine social con tiros de por medio como excusa comercialota. Poca cosa, aunque la premisa, con mala leche y humor negro verhoeveniano (o equivalante) hubiera tenido su punto...

En cuanto a Eddie Furlong, lo de verle cebón, ojeroso y drogota no tiene precio. Maadre.