Se trata de una película donde los efectos especiales se sitúan en primer plano y la historia queda relegada casi al olvido.
La cinta resulta una mezcla extraña, entre partes que funcionan muy bien y otras que no lo hacen. Y, ¿Cuáles son esas partes?
Lo que funciona: el personaje de Alita. Es el interés de la cinta, el motivo por el que merece existir. Su búsqueda de sentido al mundo que le rodea es el punto de partida de un sinfín de aventuras donde Alita resulta ser la más carismática de la función, y la única capaz de llegar a empatizar con el espectador.
Además de Alita, la película entretiene y tiene buen ritmo, siendo visualmente espectacular.
Lo que no funciona: el resto de personajes y las subtramas. Hay escenas que no aportan nada o casi nada a la película y sólo consiguen alargar una trama que ya vaticino que podría convertirse en trilogía. Los personajes secundarios directamente sobran en su mayoría.
En definitiva, buenos efectos especiales no siempre son sinónimo de buena película, pues haría falta una trama mejor para poder hablar de ello en este caso. Para pasar el rato sin pensar mucho.