Bajonazo importante en la carrera del bueno de Daniel Sánchez Arévalo (os aseguro que es un gran tipo) con la discreta y más bien normalita 'Primos', que aunque mejore en su segunda parte, tiene mucha menos gracia de la que pretende, entre otras cosas por un coprotagonista, Quim Gutiérrez, cuanto menos abofeteable..., y un humor tendente hacia lo hortera y zafiote en varios momentos, que remite a una época pasadas (pero no desaparecida del todo) de este género en el cine español. 'Que se mueran los feos' está muy por encima y era otra cosa, porque aunque también cayera a veces en esa trampa, al menos era mucho más divertida y con un protagonista mucho más inspirado.

No todo es malo en ella, claro, porque en DSA hay un buen guionista, y aunque en esta ocasión está muy por debajo de sus anteriores películas, siempre consigue que aparezcan destellos de interés en subtramas y personajes, como el del siempre estupendo Antonio de la Torre y su historia con su hija, la también más que correcta Clara Lago.

El resto del reparto, correcto y/o pasable: Raúl Arévalo está bien pero su personaje agota la paciencia del espectador, como también ocurría por diferentes motivos en 'Gordos'. Inma Cuesta destaca entre ellas con un buen papel. Y el debutante (creo) Adrián Lastra hace lo que puede, que no es mucho, con un personaje que con una muy particular característica ("ultramegarequetesuperhipocondría paranoide agorafóbica", se podría llamar a su problema), es casi incluso superado por Marcos Ruiz, el encantador y simpático niño de la película, con quien comparte buena parte de sus escenas por adivinarse en el pequeño amagos prematuros del citado problema mental del "primo número 3". Y salvo algunos detalles de guión y la aparición de algunas nuevas tramas de mayor interés en la segunda parte de la película, poco más que destacar, en un conjunto que además resulta excesivamente previsible.

Lo dicho: bajonazo tras la estupenda 'AzulOscuroCasiNegro' y la interesante 'Gordos'. Es de esperar que esto suponga una cosita así rollo transición en su carrera, y hecha así como de coña entre amigos (están casi todos), y vuelva a encontrar la inspiración y el talento que sin duda ha demostrado que tiene para escribir historias. Pero casi mejor que éstas sean dramáticas (AOCN, El mal ajeno) que cómicas, visto lo visto.