Average rating
6.8
Ratings
867
Reviews
329
Lists
0
Movie recommendations
- Ratings by category
- Contact
- Social Networks
-
Share his/her profile
Tiggy rating:
6
5.9
73
Sci-Fi. Horror
A doctor (Marek) is shocked when his beloved nurse (Mima) signs a contract with foreign car manufacturer Ferat, in order to work for them as a rally-driver. A fellow doctor makes him believe that human blood is being used as fuel for Mima's ever winning car, but does that really work?
Language of the review:
- es
July 13, 2020
1 of 1 users found this review helpful
Terminado el período de la Nová Vina, directores como el emblemático Juraj Herz se dieron a otro tipo de cine que, aún no siguiendo estrictamente los patrones del cine comercial, sí que se aprecia una pérdida de personalidad y una intención incluso más propagandística como es el caso de Ferat Vampire, película que a la que dos años después sucedería Christine, una de las mejores obras de John Carpenter también basada en un coche asesino. Siendo un encargo, la publicidad constante de marcas relacionadas al mundo automovilístico (Marlboro, por ejemplo), así como de escuderías, va a ser casi constante. El Dr. Marek (Jiří Menzel) acude en ambulancia junto su amiga y compañera Mima (Dagmar Havlová) a, irónicamente, una llamada para una transfusión de sangre. Mima, amante de las carreras, se topa con el modelo Ferat Vampire, conducido por Luisa (Jana Břežková), instigando a Mima a una persecución. Tras encontrarse y conocerse en el lugar de la falsa llamada, cada uno sigue su camino hasta que Luisa resulta muerta de forma rocambolesca. Al lugar del siniestro acude la ambulancia del Dr. Marek, alegando que ha sido una muerte muy extraña, punto desde el cual comienza una investigación persuadido por el Dr. Kaplan (Jan Schmid), experto en biología, y que asegura que ese modelo de coche se abastece de la sangre de sus pilotos para funcionar y es el responsable de la muerte de Luisa, pero los responsables de la empresa no darán una vía libre para resolver el misterio.
Esta película supone un punto muerto en la filmografía del rostro de la Nová Vina, ya que, lejos de emplear sus propias técnicas cinematográficas, se deja llevar por unos recursos genéricos en el terror, creando un relato donde su marca reside exclusivamente en la sutilidad con la que conduce el miedo desde sus personajes hasta el espectador, valiéndose de secuencias oníricas muy delimitadas por un montaje común (que contraria el vanguardismo de sus otras cintas) que, en cierto modo, lleva el terror a un campo más explícito que no funciona bien. Ejemplo de ello son los sueños del Dr. Marek indagando en el Ferat y siendo consumido por él, o el arco surrealista de la hermana gemela de la difunta Luisa, Klára (Jana Břežková), tan anodino y obvio para el argumento que carece de valor alguno para el desarrollo de la película, entorpeciendo una narración que fluía rápida, y funcionaba bien. Tiene pequeños y muy contados gags cómicos, pertenecientes al slapstick, que funcionan bastante bien.
Curiosamente, mediante los antagonistas, Herz hace una disertación sobre la importancia del marketing para vender un producto, quizás poniendo en evidencia la nula distribución de sus obras, o parodiando su propio trabajo al vender publicidad relacionada con el sector de la automoción. Se hace especial hincapié en la abulia entre la publicidad positiva o negativa, alegando que es buena en ambos casos si el trabajo del publicista es bueno, y adaptado para cada región donde se desee expender con lucro el consumo del producto, ejemplificado con una escena donde Madame Ferat convierte las inconvenientes declaraciones del Dr. Marek en televisión en un reclamo para países como Alemania, España o Japón.
La factura, característica de la serie B americana, se desenvuelve en una Checoslovaquia contemporánea a la que Herz no acostumbra en su filmografía. Por ello, y ese distanciamiento con los cuentos góticos de hadas que solía tratar, el rango de acción técnica se delimita hasta el punto de rara vez vislumbrar su estilo a través de la cámara, aunque sí por el empleo de la música de Petr Hapka o por la oscuridad predominante en los planos. Olvidándose de sus míticos planos subjetivos o sus lentes angulares, las escenas más propias de él permanecen en el arco surrealista de Klára, su utilización del espacio a través de la figura de la abuela (Blanka Waleská) y la manufactura de una escenografía tétrica que se asemeja a los interiores de anteriores obras como La bella y la bestia (1978) o Morgiana (1973).
Las interpretaciones son mediocres por tónica general exceptuando a Jan Schmid que otorga cierto grado de extravagancia a través de su personaje, enriqueciendo la narración hasta el clímax que supone la carrera final.
Una producción entretenida, pero en la que no he visto a Herz desempolvando su retorcida mente para un guión que lo pedía a gritos, ahogándolos en un halo de ramplonería poco usual en él. Aún así, presenta una vuelta de tuerca en el subgénero de vampiros, donde la transfusión a un vehículo funciona y resulta seductora. Recomendada. (6.5).
Esta película supone un punto muerto en la filmografía del rostro de la Nová Vina, ya que, lejos de emplear sus propias técnicas cinematográficas, se deja llevar por unos recursos genéricos en el terror, creando un relato donde su marca reside exclusivamente en la sutilidad con la que conduce el miedo desde sus personajes hasta el espectador, valiéndose de secuencias oníricas muy delimitadas por un montaje común (que contraria el vanguardismo de sus otras cintas) que, en cierto modo, lleva el terror a un campo más explícito que no funciona bien. Ejemplo de ello son los sueños del Dr. Marek indagando en el Ferat y siendo consumido por él, o el arco surrealista de la hermana gemela de la difunta Luisa, Klára (Jana Břežková), tan anodino y obvio para el argumento que carece de valor alguno para el desarrollo de la película, entorpeciendo una narración que fluía rápida, y funcionaba bien. Tiene pequeños y muy contados gags cómicos, pertenecientes al slapstick, que funcionan bastante bien.
Curiosamente, mediante los antagonistas, Herz hace una disertación sobre la importancia del marketing para vender un producto, quizás poniendo en evidencia la nula distribución de sus obras, o parodiando su propio trabajo al vender publicidad relacionada con el sector de la automoción. Se hace especial hincapié en la abulia entre la publicidad positiva o negativa, alegando que es buena en ambos casos si el trabajo del publicista es bueno, y adaptado para cada región donde se desee expender con lucro el consumo del producto, ejemplificado con una escena donde Madame Ferat convierte las inconvenientes declaraciones del Dr. Marek en televisión en un reclamo para países como Alemania, España o Japón.
La factura, característica de la serie B americana, se desenvuelve en una Checoslovaquia contemporánea a la que Herz no acostumbra en su filmografía. Por ello, y ese distanciamiento con los cuentos góticos de hadas que solía tratar, el rango de acción técnica se delimita hasta el punto de rara vez vislumbrar su estilo a través de la cámara, aunque sí por el empleo de la música de Petr Hapka o por la oscuridad predominante en los planos. Olvidándose de sus míticos planos subjetivos o sus lentes angulares, las escenas más propias de él permanecen en el arco surrealista de Klára, su utilización del espacio a través de la figura de la abuela (Blanka Waleská) y la manufactura de una escenografía tétrica que se asemeja a los interiores de anteriores obras como La bella y la bestia (1978) o Morgiana (1973).
Las interpretaciones son mediocres por tónica general exceptuando a Jan Schmid que otorga cierto grado de extravagancia a través de su personaje, enriqueciendo la narración hasta el clímax que supone la carrera final.
Una producción entretenida, pero en la que no he visto a Herz desempolvando su retorcida mente para un guión que lo pedía a gritos, ahogándolos en un halo de ramplonería poco usual en él. Aún así, presenta una vuelta de tuerca en el subgénero de vampiros, donde la transfusión a un vehículo funciona y resulta seductora. Recomendada. (6.5).
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
View all
Spoiler:
Como película de vampirismo es bastante curiosa e innovadora, ya que el coche funciona prácticamente de la misma forma que un vampiro, algo explicado con demasiada redundancia mediante el metacine, recurriendo a una película muda con los comentarios del Dr. Kaplan por encima, estableciendo relaciones innecesarias. El tema que trata principalmente es el logro de la fama, el mérito o el reconocimiento a cualquier precio. Me explico; los responsables de la marca Ferat son conscientes de que su coche mata, pero les da igual con tal de conseguir su beneficio propio, de su necesidad de expansión intercontinental y, por lo tanto, de ser un producto afamado, vendido y reconocido. Ello se refleja en los personajes de Madame Ferat (Zdenka Procházková) y Kriz (Petr Čepek). La muestra más directa son Luisa y Mima que, aún sabiendo que van a morir por los efectos del vehículo, siguen, incluso muestran síntomas de adicción, por el triunfo en el gran rally celebrado en Checoslovaquia. Imitando, también, el comportamiento de las víctimas de un vampiro y explicado con la proyección del Dr. Kaplan. La adrenalina de la conducción, el efecto del Ferat en sus conductores y la necesidad de gloria y popularidad hacen un cóctel explosivo que reproduce los efectos de la drogadicción hasta su fatal desenlace.
El Dr. Marek es seguido por un guión lineal que se limita demasiado a lanzar demasiadas incógnitas que luego, para ser resueltas, necesitan factores anticlimáticos que rozan lo incongruente en ocasiones, como el ya mencionado arco de Klára o el abrupto e indiferente desenlace. Aún así, el planteamiento adaptado de la novela de Josef Nesvadba, adaptado por el propio Herz y Jan Fleischer se muestra interesante en crear cierta atmósfera incómoda donde el terror funciona pero que, poco a poco, se va desanimando por la pérdida del norte del director. Las relaciones entre el Dr. Marek y el Dr. Kaplan y Mima es lo más interesante de la película; la primera, por esa construcción clásica de cine de terror de incredulidad, gallardía y resolución del conflicto, donde la investigación realizada por el dúo para despejar el misterio es el factor más afortunado, aunque de forma desatinada, ya que no olvidemos que es una película de terror, no un thriller detectivesco. La segunda, por esa repulsión de estereotipos donde el Dr. Marek, un hombre que no es atractivo, consigue entablar situaciones eróticas tanto con Klára como con Mima por su dedicación íntegra al bien.
El Dr. Marek es seguido por un guión lineal que se limita demasiado a lanzar demasiadas incógnitas que luego, para ser resueltas, necesitan factores anticlimáticos que rozan lo incongruente en ocasiones, como el ya mencionado arco de Klára o el abrupto e indiferente desenlace. Aún así, el planteamiento adaptado de la novela de Josef Nesvadba, adaptado por el propio Herz y Jan Fleischer se muestra interesante en crear cierta atmósfera incómoda donde el terror funciona pero que, poco a poco, se va desanimando por la pérdida del norte del director. Las relaciones entre el Dr. Marek y el Dr. Kaplan y Mima es lo más interesante de la película; la primera, por esa construcción clásica de cine de terror de incredulidad, gallardía y resolución del conflicto, donde la investigación realizada por el dúo para despejar el misterio es el factor más afortunado, aunque de forma desatinada, ya que no olvidemos que es una película de terror, no un thriller detectivesco. La segunda, por esa repulsión de estereotipos donde el Dr. Marek, un hombre que no es atractivo, consigue entablar situaciones eróticas tanto con Klára como con Mima por su dedicación íntegra al bien.