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borx rating:
7
7.2
33,110
Drama. Comedy
Set in 1983, against the aftermath of the Falklands War, the film introduces us to eleven-year-old Shaun (Thomas Turgoose), whose soldier father was killed in the conflict. Living with his mother and trying to deal with his grief and loss, Shaun has become an angry youngster, quick to use his fists when teased by schoolmates who taunt, bully and pick fights with him. It is not long before he falls in with a gang of older boys - and ... [+]
Language of the review:
- es
April 3, 2011
3 of 3 users found this review helpful
Vamos a jugar, no a cualquier cosa, sino que vamos a jugar a un juego fácil, de niños. Todos nos divertiremos y lo pasaremos bien. No hay problemas, no hay preocupaciones. Tenemos 12 años y lo que hagamos no importa. Quizás lo más grave sea un castigo del director, tal vez unos azotes. Además nuestro padre acaba de morir y sabemos que nuestra madre nos consentirá prácticamente cualquier cosa. Nos quiere y sabe por lo que estamos pasando.
Eso es lo que nos propone Shane Medows jugar a un juego. Y nos lo plantea bien, con su libro de instrucciones e incluso un ayudante para que no nos perdamos. Como si tuviéramos 12 años. Primero nos da buenas pistas para saber de qué va la cosa, para que nos entretengamos y nos hagamos con la idiosincrasia del juego. Quiere que queramos jugar más. Los personajes que conocemos al principio nos caen bien, podemos sentirnos incluso a gusto con ellos, es más, son buena gente, a su manera, pero buena gente. Digamos que nos permiten avanzar hacia la siguiente casilla. Esta nueva casilla empieza a tambalearse. No precisamente porque el juego se esté deteriorando, sino porque se vuelve mucho más complejo. Es más empiezo a pensar que no es un juego. Ahora estoy atrapado.
Medows ya te tiene, y de ahora en adelante no nos queda más que seguir avanzando hasta el final, lo bueno es que no lo haremos solos. Aunque no tenemos muy claro que nuestra compañía sea de fiar. Lo malo es la primera parada, sólo esa parada, es donde nos perdemos. Porque Medows quiere inmiscuirte en los entresijos del movimiento nacionalista inglés. Pero creo que no lo consigue. El discurso es efectista pero de poca lucidez, y es que el que más vítores produce es un “gordo retrasado”. No me lo acabo de creer, aunque creo que no podía faltar, eso sí, de otra manera. Además me parece necesario, pues hemos llegado al punto donde todo gira alrededor de una bandera, la de “England”. Pero salvando el obstáculo recuperamos el buen sentido. Y Medows nos devuelve las riendas para llegar a la última prueba del juego, aquella donde la lección toma los carices más interesantes y dónde de verdad descubrimos si queremos jugar más o no. Es cuando la cosa se pone seria de verdad. Y Medows sigue dominando el espectáculo, tampoco es que a partir de aquí todas las situaciones sean memorables, pero alguna que otra es bastante hiriente, justo lo que creo que pretende. Y en concreto una de ellas es muy hábil, te deja clavado en la butaca. Muy bien contada y muy bien representada.
Eso es lo que nos propone Shane Medows jugar a un juego. Y nos lo plantea bien, con su libro de instrucciones e incluso un ayudante para que no nos perdamos. Como si tuviéramos 12 años. Primero nos da buenas pistas para saber de qué va la cosa, para que nos entretengamos y nos hagamos con la idiosincrasia del juego. Quiere que queramos jugar más. Los personajes que conocemos al principio nos caen bien, podemos sentirnos incluso a gusto con ellos, es más, son buena gente, a su manera, pero buena gente. Digamos que nos permiten avanzar hacia la siguiente casilla. Esta nueva casilla empieza a tambalearse. No precisamente porque el juego se esté deteriorando, sino porque se vuelve mucho más complejo. Es más empiezo a pensar que no es un juego. Ahora estoy atrapado.
Medows ya te tiene, y de ahora en adelante no nos queda más que seguir avanzando hasta el final, lo bueno es que no lo haremos solos. Aunque no tenemos muy claro que nuestra compañía sea de fiar. Lo malo es la primera parada, sólo esa parada, es donde nos perdemos. Porque Medows quiere inmiscuirte en los entresijos del movimiento nacionalista inglés. Pero creo que no lo consigue. El discurso es efectista pero de poca lucidez, y es que el que más vítores produce es un “gordo retrasado”. No me lo acabo de creer, aunque creo que no podía faltar, eso sí, de otra manera. Además me parece necesario, pues hemos llegado al punto donde todo gira alrededor de una bandera, la de “England”. Pero salvando el obstáculo recuperamos el buen sentido. Y Medows nos devuelve las riendas para llegar a la última prueba del juego, aquella donde la lección toma los carices más interesantes y dónde de verdad descubrimos si queremos jugar más o no. Es cuando la cosa se pone seria de verdad. Y Medows sigue dominando el espectáculo, tampoco es que a partir de aquí todas las situaciones sean memorables, pero alguna que otra es bastante hiriente, justo lo que creo que pretende. Y en concreto una de ellas es muy hábil, te deja clavado en la butaca. Muy bien contada y muy bien representada.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Muy probablemente la película sea para mayores de 18 años. Mal hecho. Debería ser por lo menos para mayores de 12. Esa extraña edad, en la que dejas de ser pequeño. Pero ni mucho menos eres todavía mayor. Comienzas a probar cosas, experimentar. Y esto puede ser una buena lección.
Destacable actuación de Thomas Turgoose (Shaun) y Stephen Graham (Combo). Ambos resultan bastante creíbles, en la línea de la película, que sin duda te la crees.
Inglaterra es fría y sombría, y eso parece en todo momento. Quizás estén en un pueblo o incluso en la periferia de alguna gran ciudad. Lo único relevante es que sea costera.
Además resulta hasta agradable el acompañamiento de grupos jamaicanos como Toots & The Maytals. Queda muy bien en la introducción y muy bien en la conclusión, y además no desentona en el desarrollo. Es música real, la que escuchaban los rude-boys (jamaicanos) y que adoptaron los mods (británicos).
Y cuando acabamos el juego, nos quedamos pensativos. Reflexionando sobre lo que acabamos de ver. Algunos habrán aprendido algo, otros se quedaran con lo divertido que es la estética del skinhead y lo bien que está representada. Incluso alguno pensará: esto es lo de siempre, nada nuevo.
Destacable actuación de Thomas Turgoose (Shaun) y Stephen Graham (Combo). Ambos resultan bastante creíbles, en la línea de la película, que sin duda te la crees.
Inglaterra es fría y sombría, y eso parece en todo momento. Quizás estén en un pueblo o incluso en la periferia de alguna gran ciudad. Lo único relevante es que sea costera.
Además resulta hasta agradable el acompañamiento de grupos jamaicanos como Toots & The Maytals. Queda muy bien en la introducción y muy bien en la conclusión, y además no desentona en el desarrollo. Es música real, la que escuchaban los rude-boys (jamaicanos) y que adoptaron los mods (británicos).
Y cuando acabamos el juego, nos quedamos pensativos. Reflexionando sobre lo que acabamos de ver. Algunos habrán aprendido algo, otros se quedaran con lo divertido que es la estética del skinhead y lo bien que está representada. Incluso alguno pensará: esto es lo de siempre, nada nuevo.