La secuela de un clásico como El Resplandor me daba tanto yuyu como la que tuvo Blade Runner, pero podemos decir que supera la prueba, aunque con matices. El niño de la película de Nicholson y Kubrik ya cuarentón entra en contacto con otra niña que también goza de las bondades de "el resplandor". Y a la vez descubren a una especie de raza de semihumanos que se alimentan de sus habilidades (tal cual).

En primer lugar, haré la pregunta que parece nadie se hace: ¿por qué a los súper poderes aquí se les llama "el resplandor"? ¿Alguien le encuentra sentido? Telepatía, control mental, telequinesia... Después de tanto cine hablando de súper habiliades seguir empleando este término resulta, no se, ¿pintoresco? Pero supongo que hay que establecer lazos con la película de 1980. Aunque Doctor Sleep podría sobrevivir perfectamente sin su antecedente, no le hubiera hecho ninguna falta y seguiría siendo un más que digno exponente de cine de género.

Por lo demás, los personajes y su desarrollo podrían perfectamente formar parte de la saga X-Men, personajes con destrezas sobrehumanas, unas del lado del bien y otras del lado contrario. Como los mutantes buenos y malos. El grupo de los malos aparentan ser una suerte de vampiros que viven siglos, y se alimentan del "resplandor" de quienes lo poseen, y me recuerdan a los protagonistas de Sonámbulos (1992), con guión de, vaya, Stephen King. Famoso es el autor de Maine de fusilar sus propias obras. O de repetir temáticas o recursos narrativos de una novela a otra.

Pues eso, entretiene pero no inquieta, a lo que ayuda el personaje de Abra: solo le falta el uniforme para ser una súper heroína de cómic. Es cine fantástico moderno y es una cinta competente en ese contexto, pero que nadie espere el suspense psicológico, la tensión y angustia claustrofóbica de la obra de Kubrik.