Como madrileño, no puedo dejar de homenajear a Doña Concha Velasco, a quien siempre evocaré -aun sabiendo que su talento fue mucho más allá de ello- como Conchita Velasco, esa muchachita de Valladolid, quien, quizá tras Lina Morgan, mejor representó el descarado, desacomplejado y desinhibido carácter de la mujer madrileña (una isla en mitad del sobrio mar, estepario, de Castilla). Y que mejor película para ello, que esta versión de la zarzuela, "La verbena de la Paloma".

Lo primero que, de la cinta, quiero destacar, son sus estupendos números musicales, interpretados por los propios actores, que sin ser divos de la zarzuela, o quizá por ello, alcanzan, si no un gran tono en el canto, sí una más que digna tonalidad rebosante de naturalidad; con la que creo gana bastante la película. La que tan bien conducida por Sáenz de Heredia y con actores, tan duchos en el cine, bajo su dirección, obtienen un excelente musical, digno de los de Broadway (pero aún mejor y más cercano), con esta vieja obra, esta insigne zarzuela, documento del casticismo madrileño... decimonónico. O puede que, como se dice en la película, "del, del Madrid de ayer, del de hoy y del de siempre..."