La miniserie pone en evidencia un sistema judicial precario que permite acuerdos económicos poniendo precio a un delito tan grave como el abuso sexual, físico y psicológico de menores, que es prueba un problema mental severo pero también de que, tarde o temprano, el sujeto volverá a repetir estos actos si no se le pone freno... Y a día de hoy todavía no se ha hecho justicia. La indignación está garantizada (o debería). En el primer capítulo se cuenta algo importante: que el cantante sufrió también abusos de niño. Sin embargo, por mucho que se pueda entender que ese trauma convirtiera de facto su visión de las relaciones sexuales y/o sentimentales en relaciones de poder y dominación, su comportamiento no admite mayor complejidad, ya que se trata de un psicópata, protegido durante demasiado por las personas cercanas a él, testigos de su enfermedad mental y de sus delitos, pero que se beneficiaban de su éxito y callaban. Un psicópata, o sea, alguien peligroso capaz de infligir daños permanentes sin remordimientos. Un peligro en libertad para seguir robando vidas.