Expléndida como siempre la interpretación de Meryl Streep, sólo por eso merece la pena verla. Pero decepciona sobre las expectativas que el espectador se puede hacer.
Se ha desaprovechado esta gran oportunidad, en la que se merecía un análisis profundo este personaje de la historia reciente, de los motivos que la pudieron impulsar a sus actos en la política, sin desestimar el aspecto humano. En vez de ello, se incide demasiado en el aspecto senil y en una elucubración sentimental edulcorada de ésta que llega a perder interés por momentos dado su aspecto repetitivo que le hace el hilo conductor y ocupa las 3/4 partes del guión. Los logros reivindicativos feministas y de clase que encarna la Dama de Hierro, si que están bien reflejados en el film. Toca los aspectos sobresalientes de su mandato como pequeños flashes, de forma superficial, andando de puntillas y dulcificando su imagen por la benevolencia que le suele aplicar la sociedad a los ancianos. Es interesante, con todo, aunque el director ha llegado a perder la proporción de tiempo que se debe de dedicar a cada aspecto de un personaje para definirlo.