Esta inteligente aunque irregular comedia pasaría sin pena ni gloria por el panorama cinematografico actual si no fuera por que nos permite disfrutar de la gran interpretación de su protagonista, un Michael Douglas pletórico que nos ofrece un recital como actor, una muestra de su saber hacer en las distintas situaciones que el guión contiene.
Es una pena que en Hollywood, cuando los grandes actores y actrices llegan a su madurez interpretativa, curiosamente las oportunidades de verlos en pantalla se hacen cada vez más escasas, cuando no lo hacen directamente en papeles olvidables. No pasa lo mismo en Europa, donde normalmente se suelen dar muchas más oportunidades a actores veteranos (sirva como muestra la grandísima interpretación de Trintignant en "Amor" de Haneke).
Por eso debemos alegrarnos de la posibilidad de disfrutar de este goteo de grandes interpretaciones, cuando nos dan la oportunidad para ello.
Eso es todo amigos.