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Spain Spain · Valencia
Carorpar rating:
9
Western A band of brutal outlaws led by the bitter Pike Bishop (William Holden) is decimated when a railroad company ambush led by Pike's old pal Deke Thornton (Robert Ryan) turns into a bloodbath. Barely escaping, the six survivors head to Mexico with Thornton's cutthroat bounty hunters in hot pursuit. They get on the good side of a Huerta warlord named Mapache (Emilio Fernandez) by taking his commission to steal U.S. Army guns in a daring ... [+]
Language of the review:
  • es
April 26, 2012
5 of 5 users found this review helpful
Western máximo, de los mejores de la Historia del Cine. El Maestro Sam Peckinpah logra su película más redonda y más emblemática- su cumbre, creo, sigue siendo "Mayor Dundee"; sus escenas sueltas más bien, de mutilada y desmontada hasta la desnaturalización por la infame productora-.
Con todas sus inconfundibles y tan (mal) imitadas señas de identidad en liza- cámara superlenta, zooms rabiosos, ángulos vertiginosos, montaje sincopado- Peckinpah hace de la violencia una bellísima danza macabra salpicada de rojísimos géisers de sangre grumosa como el tomate frito.
Pero Peckinpah es más. Nadie, o pocos- Clint Esatwood quizá-, como él ha habido capaces de aunar nostalgia y desmitificación con tanta, algunos lo llamarán habilidad, otros -yo- sensibilidad. Cómo si no comprender el cinismo lírico que se desprende de cada uno de sus personajes, o la naturalidad con que evolucionan desde la decepción y la derrota hasta la risa sardónica más histérica.
Peckinpah es más, decía. Mucho más. Es su particularísimo código moral, incorrecto hasta la irreverencia- pocas veces se habrá visto en cine la utilización tan fresca de escudos humanos- pero cargado de una ética especial, hermosa y rebelde, plasmada en las palabras de Ernest Borgnine: "no importa que hayas dado tu palabra, sino a quien se la has dado".
Ambos rasgos, el cinismo lírico y el "ethos" de la rebeldía, son las dos caras de una misma moneda: el desencanto heroico, hálito que anima todos los personajes de Peckinpah, que impregna cada fotograma de sus películas. El desencanto heroico habita en la mirada de Pike Bishop. También en la de Amos Dundee. Y en la de Cable Hogue. Steve McQueen es, definitivamente, la encarnación "cool" de dicho sentimiento. Un "pathos" que, cómo no, también encontramos en los ojos a la vez tristes y traviesos del propio Peckinpah.
Mención aparte para la legendaria escena que cierra el film, en el comedor al aire libre del General Mapache, prologada por la llegada a pie de Pike, Dutch, Lyle y Tector...
No, no hay spoiler. HAY QUE VERLA.
Carorpar
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