Los cuatro hermanos Newton, más un cómplice experto en voladuras con nitroglicerina, componen una banda que recorre los bancos del país reventando sus cajas fuertes a medida que ganan en popularidad. Esto sucede en los años 20 y esta es la razón para disfrutar de una magnífica ambientación de época, con una generosa exposición de vehículos de hace un siglo.
Hay acción, mucha acción y violencia muy ajustada, sin que llegue a desagradar, ya que los ladrones rehúyen hacer uso de ella, aunque algunos tiros se escapan y también más de un porrazo. No es una película de gánsteres, de criminales sin escrúpulos, estos desdichados provienen de un ambiente rural empobrecido que ofrece pocas oportunidades para salir de la miseria y la determinación de uno de ellos arrastra al resto al bandidaje.
Para que no sean todo atracos y huidas, a Matthew McConaughey le enredan con una buena chica para mostrarnos también el lado humano del cabecilla de la banda y que así el actor pueda lucir un poco sus dotes interpretativas, oportunidad que no le dan al resto del reparto, principalmente porque hay mucho que contar en las dos horas que dura.
Es dinámica, tiene bonita fotografía, los personajes interesan y la ejecución de los golpes nos mantiene atentos. Aunque ya sabemos de antemano que estas historias siempre terminan con la captura de la banda, no por eso resulta menos amena y, siendo aficionado a este género de bandidos de comienzos del siglo XX, ofrece la posibilidad de pasar un buen rato.