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Spain Spain · Zaragoza
Juan Solo rating:
6
7.8
8,108
Documentary A documentary that challenges former Indonesian death squad leaders to reenact their real-life mass-killings in whichever cinematic genres they wish, including classic Hollywood crime scenarios and lavish musical numbers. Anwar Congo and his friends have been dancing their way through musical numbers, twisting arms in film noir gangster scenes, and galloping across prairies as yodelling cowboys. Their foray into filmmaking is being ... [+]
Language of the review:
  • es
November 20, 2014
7 of 8 users found this review helpful
En realidad, tengo muy poco que rebatir a quienes consideran que esta pieza documental es una obra maestra. Supongo que como a ellos, a mí también se me han puesto los pelos como escarpias a lo largo de varios momentos ante lo que he visto y lo que he oído. Y ante lo que he intuido que casi es peor. Desde luego mucho más que lo que se cuenta horroriza cómo se cuenta, da auténticos escalofríos ver a ese matón septuagenario confesar a la cámara a cara descubierta los horrendos asesinatos que cometió en su juventud, y recrear con total normalidad los métodos que utilizaba en sus ejecuciones. Como si ya con el paso del tiempo hubiesen prescrito o tuviese que ser exculpado de ellos a causa de su avanzada edad. Pero hay crímenes que nunca deberían prescribir; la indecencia tampoco lo hace .Pobrecito mío, me acordé de la Tatcher suplicando clemencia por el anciano Pinochet cuando Garzón ordenó su encarcelamiento a finales de los noventa. Resulta verdaderamente obsceno observarle paseándose por el escenario de sus crímenes, bromear con quienes entonces eran sus superiores o manejaban la propaganda del régime que los sostenía y les obligaba a perpetrar las atrocidades que nos cuentan.

Hay también quienes tachan este film de inmoral. Y yo me pregunto ¿por qué? ¿dónde está esa presunta inmoralidad? Es francamente meritorio lo que han hecho estos dos señores Joshua Openheimer y Christine Cynn, marcharse a Indonesia, plantar allí su cámara y conseguir los testimonios de estas auténticas bestias pardas. Y mediante una macabra performance que mezcla realidad, ficción y pesadilla reflexionar sobre los orígenes del mismo mal. Alguien ha señalado con acierto los vínculos de la película con el monólogo final del coronel Kurtz/ Marlon Brando en el “Apocalipsis Now” de Coppola. Ya desde su propio título, el film plantea esa profunda reflexión de la que también será partícipe el espectador; su papel de voyeur simplifica y banaliza lo que supone en sí el acto de matar, lo sencillo que es quitar una vida, ya sea en el mundo real o en la ficción. La inmoralidad no está en la película, está en la propia naturaleza humana.

Mi baja valoración final de la obra no se debe pues a prejuicios de tipo moral ni nada por el estilo. Bien es cierto que vi la versión extensa de 159 minutos y se me hizo algo larga. La película contiene un mensaje lo suficientemente rotundo para que siga rondándote en la cabeza horas y hasta días después de haber salido de la proyección, independientemente de su metraje. La excesiva duración del film convierte en reiterativo ese mensaje y lo dispersa. Al menos en la versión que yo vi. Pero la película deja poso y da que pensar, de eso no hay duda.
Juan Solo
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