Película de gran carga dramática y de emociones exacerbadas cuya acción se nutre de una intensidad permanente que encuentra el adecuado apoyo en una banda sonora elocuente y poderosa en la que destaca la interpretación de V. Majewski a la viola de amor.
El largometraje se deja ver con agrado porque los trazos del melodrama están dibujados con línea precisa y sin excesivos ambages, a pesar de que presenta un notable desequilibrio en la asignación de metraje a cada una de sus partes y que muestra cierto grado de inconsistencia interna en el guión,
La interpretación resulta correcta y ello es más meritorio en la medida en que los protagonistas deben asumir el rol de personas de psicología compleja y atormentada.
N. Ray ofrece una buena película pero no consigue sortear todas las dificultades que plantea su puesta en escena.