En 1562, Teresa de Jesús, autora mística española por excelencia, escribió su autobiografía incompleta, veinte años antes de morir. Fue juzgada por el Santo Oficio y amenazada con cerrarle el convento de San José que recientemente había fundado y regresarla al Carmelo.

Paula Ortiz filma el duelo dialéctico entre la Santa de Ávila y su inquisidor, donde vemos el carácter, el sufrimiento y la profunda vida interior de Teresa. A la vez, se retratan su niñez y su juventud, su historia y sus visiones, en un ambicioso ejercicio poético de mostrar la complejidad del personaje a lo largo de su trayectoria vital.

Más descriptiva que evocadora, la habitual estética preciosista de Ortiz en la puesta en escena genera imágenes demasiado recargadas. Y, aunque el tramo final de la conversación es repetitiva, el texto y las impresionantes actuaciones –espléndida encarnación por parte de Portillo, frente a un Etxeandía que no parece tan cómodo– atraviesan la pantalla sin dejarnos indiferentes.

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