La película resulta francamente interesante... hasta su tercio final, donde descarrila bastante en base a una situación y conjunto de escenas bastante inverosímiles. Felizmente, creo que la escena final recupera un poco el buen tono inicial y me permite ponerle un aprobado.

No obstante, el trabajo de los actores es meritorio y, personalmente, me reconcilia un poco con Jared Leto, al que no podía soportar de su interpretación del Joker, que me resultó absurda y sobreactuada. En esta película tampoco es que su trabajo sea la “releche”, porque si pierdes un montón de kilos para tener mala pinta, te dejan poner cara de pirado total todo el tiempo y te piden que camines como un despojo, tampoco es que haga falta mucho más... aunque sería poco noble decir que no destaca. De todos modos, algo parecido hizo Javier Pereira en la española “Qué Dios nos perdone” y el resultado fue prácticamente similar. También destacan, como siempre, Washington y Malek, que suelen construir buenos papeles, el primero por su naturalidad y el segundo por lo que transmite con sus expresiones.

Lo dicho, un aprobado.