Notable película sobre el viaje en el tiempo (ya hacia el pasado ya hacia el futuro). No es tan entrañable como “La máquina del tiempo” o “El tiempo en sus manos” de George Pal (USA 1960, con los inolvidables Rod Taylor e Yvette Mimieux) quizá porque fue la primera película sobre el tema y la que inundó nuestras mentes de estímulo descubridor, afán viajero, sentido científico, deseos de aventura sobre lo imposible.

En esta película de Simon Wells, el argumento cambia algo, dado que el protagonista viaja primeramente hacia el pasado a tratar de salvar a su novia, mientras que en la versión de George Pal el viaje es sólo hacia el futuro del inventor, pues de entrada no hay novia que valga.

Bien, quisiera proponer al inventor y protagonista de este filme de Simon Wells que lo mismo que él puede viajar hacia el pasado y hacia el futuro, si tanto quiere salvaguardar a su novia del destino cruel que él conoce, ¿por qué no vuele a viajar al pasado, por ejemplo a varios días antes de la fatalidad, la toma de la mano, la lleva hasta su máquina del tiempo, se monta en dicha máquina con su amada encima de las piernas (pues como se puede ver en una escena de Guy Pearce y Jeremy Irons dos personas también pueden viajar dentro de la ‘machine’) y la transporta al futuro donde quizá la muchacha quede preservada del hecho inevitable que parece le tenía que ocurrir ese día señalado, según esa estructura o universo particular del Tiempo? Al menos debía probar a ver si así la preservaba y podía formar una familia con ella en otra parte futura de la dimensión Tiempo.

Suponiendo que tampoco fuese posible, porque una vez transportada a cualquier parte del futuro, ella acabase igualmente sometida al mismo determinismo o destino marcado, entonces aún le quedaba otra posibilidad para gozar de su amada: ir a seis o diez años antes de la muerte de su novia, enamorarla, amarla y pasarse esos seis o diez años de maravilla junto a su idolatrada, y cuando se acabasen dichos años pues volver a empezar regresando otra vez hacia atrás y comenzando de nuevo el enamoramiento, la pasión, el vivir juntos e incluso el tener hijos con ella. Si verdaderamente él con su máquina tiene el tiempo en sus manos, ¡¡¡que se aproveche de él!!!

Son otras variantes a probar, que quizás no se le ha ocurrido al inteligente científico inventor de la máquina del tiempo y que yo le brindo para que las trate de experimentar, a ver el resultado.

Un abrazo y que viajemos mucho (en el viajar siempre se encuentra lo mejor de la vida, por ejemplo el amor).

Fej Delvahe